Hay autores que son reconocidos por una gran variedad de obras. Es imposible no pensar en Miguel Ángel sin remitirnos a El David, La Piedad o El Moisés. De igual forma, no se puede hablar de Leonardo de Vinci sin aludir a La Gioconda y a la Última Cena. Sería imposible hablar de Beethoven, Haydn, Mozart, Mahler y muchos otros compositores más, sin hacer referencia a la multitud de grandiosas obras que legaron.
Sin embargo, hay autores que, prácticamente, trascendieron por una sola obra, como sucede con El grito, de Edvard Munch; El nacimiento de Venus, de Botticelli o La balsa de la Medusa, de Théodore Géricault. Lo mismo podríamos decir de Juan Rulfo y su espléndida novela Pedro Páramo.
Al respecto, Gabriel García Márquez expresó: “A Juan Rulfo se le reprocha mucho que solo haya escrito “Pedro Páramo”. Se lo molesta siempre preguntándole cuándo tendrá otro libro. Es un error. En primer término, para mí, los cuentos de Rulfo son tan importantes como su novela “Pedro Páramo”, que, lo repito, es para mí, si no la mejor, si no la más larga, si no la más importante, sí la más bella de las novelas que se han escrito jamás en lengua castellana. Yo nunca le pregunto a un escritor por qué no escribe más. Pero en el caso de Rulfo soy mucho más cuidadoso. Si yo hubiera escrito “Pedro Páramo” no me preocuparía ni volvería a escribir nunca en mi vida”.
El mismo Rulfo, señaló: “posiblemente no vuelva a escribir jamás. Pero, en todo caso, ¿qué más da? Hay mucha gente que solo ha escrito un libro en su vida y no ha pasado nada y otros muchos que han escrito treinta y no les conoce nadie. Escribir por escribir, ¿para qué?”
¿Tengo obra maestra?