Nuevas paternidades

ENTRE COLUMNAS
    No todos los progenitores son realmente papás, mucho menos héroes. Pues hay muchos que se desentendieron de su responsabilidad desde que se enteraron de que había una gestación en curso. Algunos, al separarse de sus parejas, se convirtieron en deudores alimentarios, dejando toda responsabilidad a la madre. Otros, desde una posición de privilegio, simplemente dejan la responsabilidad de la crianza a la mujer.

    El día de ayer se celebró el Día del Padre, y a diferencia del Día de las Madres, no hubo compras ni regalos espectaculares. Los restaurantes lucieron casi en su normalidad y desde luego, no hubo día de asueto oficial.

    Y es que, en el imaginario colectivo se tiene la idea de que la mamá es quien merece ser festejada, pues históricamente son ellas las que han destinado la mayor parte de su existencia al cuidado del hogar y de los hijos. Son ellas las que representan el amor y la protección parental. En cambio, a los padres se les ha limitado al rol de proveedores.

    Sin embargo, en los últimos años han ocurrido cambios, atrás quedaron los tiempos en que ser papá solo se trataba de pagar las cuentas y poner los castigos. Ahora, los padres también cocinamos, lavamos la ropa de la familia, limpiamos la casa y cuidamos bebés.

    En mi caso, soy padre de dos niñas que están en una edad que requieren de toda la atención.

    Mis días inician a las seis de la mañana cuando las despierto, les preparo el desayuno y las llevo a la escuela. La jornada termina hasta que las dejo en su cama dormidas de nuevo en la noche.

    No niego que algunos días me dan ganas de salir corriendo, por lo estresante y cansado que es la paternidad, pero supongo que ser padre se trata de eso; de estar ahí, de tener el valor y hacer frente a la responsabilidad.

    Como muchos otros papás, ayer recibí algunas tarjetas de felicitaciones. Una de esas tarjetas dice: “Yo tengo un héroe y lo llamo papá”. Una definición general de la palabra “héroe” en cualquier diccionario dice que, es una persona que se distingue por realizar hazañas extraordinarias, especialmente si requieren mucho valor.

    Sin duda, ser papá requiere de mucho valor, sobre todo en la actualidad, cuando los hombres asumimos esa paternidad activa. No es para nada fácil. Una paternidad activa implica que los padres sean parte de la crianza y cuidado de los hijos e hijas de manera cotidiana, haciéndose cargo de estimularlos desde los primeros días de vida, de asistir a los controles médicos, de acompañarlas en actividades recreativas y escolares, y realizar tareas domésticas.

    Todas las niñas y niños tienen derecho de tener a alguien así en sus vidas, un papá que los quiera, los cuide y los proteja.

    Claro que no todos los progenitores son realmente papás, mucho menos héroes. Pues hay muchos que se desentendieron de su responsabilidad desde que se enteraron de que había una gestación en curso. Algunos, al separarse de sus parejas, se convirtieron en deudores alimentarios, dejando toda responsabilidad a la madre. Otros, desde una posición de privilegio, simplemente dejan la responsabilidad de la crianza a la mujer.

    Pero la paternidad no se trata de eso, sino de estar siempre al lado de sus hijos, en las buenas y en las malas. Esos son los verdaderos héroes: los que están ahí para apoyarte siempre, los que se quedan contigo hasta el final, y no los que desaparecen al primer desafío.

    A todos esos héroes de casa, mi más sincero reconocimiento por el trabajo tan difícil y hermoso de ser papás.

    Es momento de consultar a los universitarios.

    En otro orden de ideas, el mensaje que emitió el Presidente de la República el pasado jueves, en el que hizo un llamado al diálogo entre el Gobierno del Estado y los directivos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, ha traído una esperanza de al fin, terminar con este conflicto que tiene ya más de un año.

    En esa mesa de diálogo, que pretende ser coordinada por la Secretaría de Gobernación, debe estar presente un diagnóstico sobre la opinión de la comunidad universitaria en torno a nuestra ley orgánica vigente. Considero pues que -en pleno respeto a la autonomía universitaria- es el momento de hacer un ejercicio de consulta interna con los profesores, estudiantes y trabajadores de la Universidad, sobre si desean cambios a la ley, o si están conformes con la que tenemos hasta ahora. Sobre todo, en las secciones II y VI, en las que se estipula el mecanismo para elegir a las autoridades, entiéndase Rector y directores de Unidades Académicas. Ese diagnóstico no lo tenemos hasta ahora, y es de suma importancia.

    Este ejercicio democrático, se deberá hacer con una larga jornada informativa previa en todas las regiones académicas y por supuesto, con la garantía de ser secreta, universal y en total libertad.

    Es cuanto...

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    omar_lizarraga@uas.edu.mx

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