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"OPINIÓN"

"Noroeste: nuestra apuesta 45 años después"

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    Hoy Noroeste cumple 45 años. Tengo la responsabilidad de dirigirlo en uno de sus momentos más emocionantes y retadores. Nunca es fácil pero siempre será satisfactorio. Mi trabajo siempre es diferente pero hay una constante: todos los días recibo una llamada, un correo o un mensaje con alguna solicitud diversa; desde el ciudadano que sugiere que investiguemos a tal funcionario, la asociación civil o cámara empresarial que nos pide apoyo para su causa o el empresario que solicita cobertura para su evento. Esas solicitudes tienen un argumento común: la responsabilidad social del periódico con nuestra comunidad.

     

    Las atendemos siempre en la medida de nuestras posibilidades y con los límites del rigor periodístico y nuestro código de ética. Es decir, si podemos y vemos interés público, cubrimos, investigamos y publicamos.

     

    Después de 10 años en Noroeste he aprendido que los ciudadanos nos dan por hecho. Y nos da mucho gusto. Significa que tienen expectativas sobre nuestro rol público. Pero les tengo noticias: con la disrupción digital el modelo de negocio de la prensa ha cambiado muchísimo. Sobre todo el de los medios independientes que vivimos de nuestros lectores y anunciantes.

     

    No es nada nuevo. En el mundo cierran periódicos a diario pero en México sucede lo contrario: nacen más cada vez que hay elecciones. Es una anomalía generada por un subsidio público disfrazado que se llama publicidad oficial. Tal vez por eso sea políticamente incorrecto reconocer cuando un medio enfrenta dificultades financieras o despide personal. 

     

    Desde la invención de la imprenta, a la prensa le tomó 500 años crecer y madurar. Al internet le ha tomado solo 20 años volverse el nuevo paradigma de la industria. Por eso los periódicos tradicionales que queremos transitar a lo digital sufrimos enormemente.

     

    Es como ir a caballo a 20 km por hora y tratar de saltar al auto que nos rebasa a más de 100 km por hora. El auto nos arrollará o saltaremos cuando haya pasado de largo. La moraleja es clara: hay que subirse al auto antes de que vaya demasiado rápido. O comprarse uno. 

     

    Lograr esa transición con éxito implica definir una estrategia, financiarla e implementarla. En México el financiamiento ha salido mayoritariamente del gobierno en detrimento de la calidad e independencia periodística que recibe la sociedad. Peña Nieto gastó más de 45 mil millones de pesos en publicidad oficial para controlar a los medios mexicanos y aun así termina con una credibilidad bajísima. Se estrelló contra la conversación en las benditas redes sociales. La lección es dura: el paradigma del medio masivo se agotó.

     

    Pero no todo son malas noticias, el periodismo de investigación e independiente que se hace es valioso y pone la agenda del país: la Casa Blanca, la Estafa Maestra, los fraudes de Duarte en Veracruz; pero mucho de ese periodismo ha sido posible solo gracias a las grandes fundaciones internacionales que lo financian. 

     

    Frente a ese contexto retador, en Noroeste creemos que tenemos que apostar a la alternativa lenta pero segura. La carrera larga por difícil que suene: construirse el carro propio e ir tomando velocidad. En el mundo desarrollado ese dinero sale cada vez más del mercado; es decir, de los lectores que apuestan por consumir periodismo de calidad. Desde el New York Times y el Washington Post, hasta periódicos regionales como el Dallas News, están apostando por lo que antes era una insensatez y ahora tiene todo el sentido: cobrar por nuestro trabajo. 

     

    En México solo Reforma ha apostado por ese modelo y no tengo datos para afirmar si ha sido un éxito o no. En Noroeste lo intentaremos con los siguientes argumentos: 

     

    Primero, somos un medio local. Hacemos periodismo sobre Sinaloa y para los sinaloenses. Política, negocios, sociedad civil, beisbol, banda y mariscos pues. Siempre con nuestra misión fundacional de formar mejores ciudadanos.

     

    Segundo, hacemos cada vez más y mejor investigación gracias al talento, valor y esfuerzo de nuestra redacción. Usted ya conoce la calidad y el alcance de ese trabajo gracias a investigaciones como los hospitales generales de Malova, el influyentismo político detrás de la planta de amoniaco en Topolobampo, la corrupción de Ernesto Echeverría en Salud, el tiburonario de Mazatlán o la evolución de los cárteles del narcotráfico. Incluso creamos una unidad específica para ello: InnDaga

     

    Y tercero, creemos que nuestras noticias valen. Que nuestra oferta informativa tiene rigor, es útil y tiene estándares éticos. No es perfecta ni infalible, pero es profesional. Ahora podemos entregarla vía una suscripción digital más accesible gracias a las bondades de la tecnología. Para conocer los detalles del servicio haga click aquí: www.noroeste.com.mx/premium

     

    Sabemos que la alternativa más común en lo digital hasta ahora ha sido buscar que al periodismo lo financien los anunciantes; pero por ahora la publicidad programática de Google o Facebook es insuficiente para financiar el periodismo que queremos y nos gusta hacer. Eso no quiere decir que no venderemos publicidad, pero apostaremos a servicios de marketing más diferenciados y regionales.

     

    No somos ilusos ni románticos, será difícil, pero el clickbait no está en nuestra identidad, no somos ni hacemos eso. También estamos conscientes que dirán que en México o Sinaloa nadie quiere pagar por contenido. Nosotros creemos que hay muchos sinaloenses que sí quieren contenido local, útil y crítico. Correremos el riesgo y asumo la responsabilidad.

     

    Un salto así no es nuevo para nosotros; desde su fundación Noroeste ha ido a contracorriente. Imaginen a tres empresarios durante 1973 -Enrique, Jorge y Manuel-, montando un periódico crítico e independiente en un estado dominado por el PRI y el narco. Un periódico que en 45 años no les ha redituado un peso y sí muchas confrontaciones. Un medio que es un referente nacional y del que estamos muy orgullosos.

     

    Y no eran los únicos. Su “locura” fue poco a poco acompañada por empleados, anunciantes y ciudadanos hasta alcanzar más de 30 mil suscriptores y más de mil empleos directos en los momentos más exitosos del impreso. Esa fortaleza no se construyó de inmediato, tomó cuatro décadas que se resumen en una palabra: credibilidad.

     

    Esa fortaleza sigue viva en nuestros suscriptores actuales pero ahora toca construir el futuro en la era digital. Será una carrera larga pero confiamos en nuestra marca, periodismo, imaginación y perseverancia. En un ejercicio de transparencia, mi equipo y yo iremos explicando nuestro modelo a todos ustedes a través de noroeste.com.

     

    Son tiempos difíciles para hacer periodismo independiente en México. La industria cambia muy rápido, cada mes es asesinado un periodista y la confianza ciudadana en los medios no es la mejor. El contexto es adverso pero creemos que importa más lo que hagamos adentro. 

     

    Nuestra convicción es que el periodismo crítico e independiente es fundamental para la democracia. Para conservarlo así tenemos que ser sustentables. 45 años después, esta es nuestra declaración y nuestra apuesta, esperamos ser capaces de convencerlos. 

     

    P.D. Y si mis argumentos sobre la libertad de expresión no le parecieron suficientes para suscribirse, hágalo de todas formas, si tiene suerte puede ganarse un carro nuevecito.