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En la guerra de videos era inevitable que el Presidente saliera raspado. A los muchos que están empeñados en verlo caer, arrastrarse y gemir en el suelo, se suman los que no terminan de comprobar de qué está hecho.
El contenido y tono de su respuesta era previsible, pero llama la atención el relativismo desde el que López Obrador trata de enmendar la plana valiéndose de sus peculiares arengas moralinas. Me explico.
En la mañanera del 21 de agosto, dijo:
“Pero antes de que me lo pregunten, voy también a informar sobre un video que se dio a conocer ayer donde aparece mi hermano Pío recibiendo dinero de un funcionario, David León. Esto yo lo explico como una reacción normal, legítima de quienes están viendo afectados sus intereses por la decisión que tenemos de acabar con la corrupción en el país.
Como se están ventilando casos muy graves de corrupción. [...] pues entonces nuestros adversarios buscan equiparar las cosas y decir: ‘Todos son lo mismo’ [...] pero no es así, no somos iguales. En este caso del video de mi hermano con David León, hay notorias diferencias con relación a los otros asuntos. No sólo es lo cuantitativo, no sólo es el monto del dinero, que no es comparable. [...] En aquel caso, en aquellos casos, que los tiene muy molestos a nuestros adversarios, sin duda es extorsión, es ‘mordidas’ para obtener de manera ilícita recursos públicos, es corrupción. En el otro caso, en el de mi hermano con David León, son aportaciones para fortalecer el movimiento en momentos en que la gente era la que apoyaba básicamente.
[...] Estos videos que se muestran -para contextualizar también- son de 2015. En ese año había elecciones en Chiapas y elecciones federales. [...] Estos recursos, como se habla en el video, se utilizaban para la gasolina, para el apoyo de quienes trabajaban en la organización del movimiento y, como él mismo lo afirma, David León, contribuía de esa manera, consiguiendo esos fondos, como ayudaron muchos mexicanos.
[...] De todas maneras, siempre he dicho que debemos de acabar con la corrupción y con la impunidad, y tenemos que actuar de manera consecuente. Esta revelación, estos videos que presentó Loret de Mola deben de entregarse a la Fiscalía General de la República.
[...] Aquí abro también un paréntesis para aclarar que no tiene nada que ver este video con la elección presidencial del 2018, para que no vaya a haber malas interpretaciones. Y que, una vez presentada esta denuncia, se inicien las investigaciones, se llame a declarar a los implicados y se actúe legalmente. Cero corrupción, cero impunidad, sea quien sea. Lo he venido sosteniendo, nada ha dañado a México más que la deshonestidad de los gobernantes, que la corrupción política, por eso no debe haber impunidad para nadie. Vamos todos juntos a terminar con la peste de la corrupción y el gobernante tiene que dar el ejemplo. No vamos a dar ni un paso atrás en este propósito”.
No hay necesidad de realizar un análisis profundo para encontrarse en el discurso estelar de la mañanera un montón de vericuetos, dogmatismos, vacíos, imprecisiones y contradicciones morales. El Presidente habla de “honestidad”, “legitimidad”, “licitud” y “congruencia” con la cadencia y seguridad que le da pensarse la única ave capaz de cruzar el pantano sin mancha.
Sin embargo, el Presidente olvida que lo único impermeable de las aves pantaneras es su plumaje. Las patitas siempre las traen embarradas; es más, pocas veces se les ven porque están sumergidas en el fango. Difícil saber si sus uñitas están prendidas al lodo o entre ellas se encuentra atenazada alguna presa; la misma agua que encubre, limpia y permite que las aves que habitan el pantano se alimenten de todo lo que este provee.
Quizá por eso, por estar acostumbrado a ir y venir entre los extremos del pantano, el Presidente haya dejado por fuera de su discurso el parentesco que la corrupción mantiene con la opacidad. La transparencia en la que cree la dicta la “biblia de Pío”.
Me imagino a este demostrando la claridad de las cuentas que lleva, como lo hacía el tendero conmigo cada vez que me aparecía en su changarrito para darle el abono. “Fíjate muy bien”, decía mi madre, “que el Bilucho no te vaya a anotar cosas de más; dile que te enseñe el cuadernito para ver cómo quedó ahora la cuenta”. Sin duda, Pío sabía cuánto le debía León y los muchos otros leones que en cada estado apoyaban el movimiento, pero resulta improbable que su “biblia” revele la verdadera procedencia de las donaciones.
A cambio de transparencia, el Presidente nos ofrece sus infalibles certezas: los recursos “se utilizaban para la gasolina, para el apoyo de quienes trabajaban en la organización del movimiento”; el mecanismo fue el mismo que utilizaron los “muchos mexicanos” que ayudaron. ¿Necesitamos saber otra cosa?
Si el patrono de la honestidad lo dijo, hay que creerlo sin más, como sucede y obliga todo acto de fe; para creer no hace falta ver. Es palabra revelada. Si el Presidente dijo para qué se usaban “las donaciones”, entonces debemos entender (y creer) que su procedencia venía de esa parte del pueblo bueno, no del narco, gobernadores, senadores o diputados, ni de algún empresario rapaz, porque en “la biblia de Pío” no aparece gente sin escrúpulos.
Y tampoco debemos dudar de que el video de Pío tiene algo que ver “con la elección presidencial del 2018”, por aquello de las malas interpretaciones, como se dijo en la mañanera. Los-fondos-eran-para-el-movimiento-de-regeneración-nacional, por eso, no debemos confundirnos ni malinterpretar que el dinero de los sobres manilas y bolsas tiene algo que ver con las elecciones. Morena y las elecciones presidenciales de 2018 son cosas distintas, por eso no-debemos-confundirnos.
Al igual que no debemos desorientarnos con los videos donde René Bejarano (en aquel tiempo colaborador cercanísimo a López Obrador) se embolsaba fajos y fajos de billetes. Lo que en ese entonces vimos no era extorsión, ni mordidas, ni una manera ilícita para allegarse de recursos. Por favor, ¡no nos confundamos! No-son-iguales. ¡Son-completamente-distintos! Más aún, todos-los-detractores-del-Presidente-son-diametralmente-diferentes-a-él.
¿Puede escapar el Presidente de su cándida desfachatez y pasar a la historia como lo que pretende ser? A vuelo de pájaro (por aquello de la fuerza moral de las aves) saltan a la vista dos vías: la congruencia y la acción penal.
Aprovechar el caso Lozoya para encarcelar a los que la deben (tirios y troyanos), le daría la estatura moral para poder hablar de una transformación verdadera. Ganar esa batalla épica sería una muestra de congruencia tan valiosa como indiscutible. No darla, incluso, no estar dispuesto a morir en ella, hará que su presidencia no pase de ser un mal sueño, por su final amargo.