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"A Propósito de..."

"Necesidades de la población serrana"

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    ‘Cuando el gran señor pasa,
    el campesino sabio hace una gran reverencia
    y silenciosamente se echa un pedo’.
    (Proverbio Etíope, tomado de Scott, James, Los dominados y el arte de la resistencia).
     
    En el artículo de la semana pasada hice alusión a una carta, dirigida al Gobernador del Estado de Sinaloa por parte de pobladores de la sierra concordense (Noroeste, 19 de marzo, 2018). En ella se menciona una serie de acciones a realizar para, desde su punto de vista, mejorar la situación económica y social de aquellos lugares. Pero aquella misiva no es la única; otros habitantes, por su propia cuenta, han hecho lo propio. En las cartas -y también en peticiones orales- puede leerse no solo lo que explícitamente y con amabilidad se dice, sino lo que permanece atrás de los textos. Por un lado, solicitan apoyo; por el otro, dejan ver su desencanto.
    Por ejemplo, una segunda carta, en manuscrito, también dirigida al Gobernador, fue entregada el 20 de febrero del presente año. La recibió personal del aparato gubernamental, aunque desconocemos específicamente qué funcionarios, pues sólo aparecen dos rúbricas pero no los nombres ni las oficinas en que se desempeñan.
    La misiva, de entrada, como con una reverencia, agradece la ayuda que estuvieron recibiendo por parte de autoridades, tanto municipales como estatales, “pero necesitamos otros cervicios” (sic), siendo la principal demanda la de fuentes de trabajo. Y es que anteriormente tuvieron empleo en la construcción de la autopista Durango-Mazatlán y en el cultivo, dice la carta, de hortalizas como el chile y el tomate. Pero “todo se acabó” después de los ataques violentos de que fueron objeto en julio-agosto del 2017.
    Otra de  las peticiones es la de seguridad social: la localidad tiene una clínica, “pero no vienen los doctores, por favor señor los doctores nos acen (sic) mucha falta ya que no tenemos recursos para ir a la cabecera municipal o hasta Mazatlán”. Y en efecto, en una visita reciente que hicimos a la región, otras personas se quejaron de que no hay quien los atienda de sus males. Esa carencia de servicio médico, por cierto, es compartida por todos los demás pueblos serranos. Los más grandes, tienen edificios que, en tiempos normales funcionaban como clínicas, pero hoy permanecen cerrados todos los días. Tan solo en Santa Lucía una enfermera, oriunda y radicada en el lugar, atiende a las personas, pero igual, sin medicamentos. También es cierto que una Caravana de la Salud hace visitas periódicas a los lugares, pero ésta tampoco les surte las recetas que les entregan. Si acaso, solo para la presión arterial.
    La carta en cuestión, dirigiéndose al Gobernador de Sinaloa, dice: “Señor nos preocupa no tener respuesta sobre el escrito que le enviamos a usted con fecha 9 de noviembre del 2017 sobre el desplazamiento que tubimos” (sic). Y, para finalizar, que “por esta razón se le molesta y solo nos resta esperar nuestra peticiones y ser atendidos por usted”. Hasta la fecha, aquellos habitantes siguen esperando la respuesta del gran señor.