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"LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD"

"Nada personal, tan sólo es…"

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LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
25/07/2017

    ¿Alguna vez has sentido que te miran, te critican, te juzgan? Inmediatamente esa extraña sensación provoca en ti reacciones altamente incomodas, coraje, ira, frustración, deseos de venganza, unas tremendas ganas de salir corriendo y llorar de impotencia, en la mente se recrean pensamientos tales como: “Se están burlando de mí”, “Me trata como tonto”, “No les gusta cómo me veo”, por mencionar algunos.

    Cuando literalmente nos sentimos atacados, invadidos en nuestros más preciados espacios, es un hecho que lo vivimos literalmente como si lo fuera, pero no necesariamente es. Tan sólo puede ser la impresión de que se nos critican los comportamientos.

    Un primer paso, es cuestionarnos si hemos permitido que nuestra mente sea un juez interno muy severo; al no ser detectado por nosotros mismos, nos confunde, y con la fuerza de nuestra imaginación se pone de parte de nuestro “supuesto agresor o de quien creemos que nos está afectando”. Es como si hubiera una voz interna que nos afirmara: “¿Ves? Es lo que todos creen de ti”.

    Es cuando permitimos que esos mensajes tan generalizados, distorsionados, venenosos y de validez nula para nuestro crecimiento y mejora personal, nos lleven al límite de las emociones no deseadas, arrastramos una serie de experiencias que impactan directamente nuestra salud física y mental. Debemos enfocarnos a indagar cuáles son nuestras competencias y fortalezas que nos permiten lidiar con este tipo de situaciones emocionales, dejando de engancharnos en conflictos que personalizamos y los sufrimos. Lo que mi madre decía: “Nada es personal”.

    Es básico recordar que en muchas ocasiones “Don Ego” llega como director de orquesta de nuestra vida, y al sentir que peligra se coloca en estado de alerta inmediata para cuidar lo más valorado por él mismo: la reputación.

    Al no saber administrar este tipo mensajes que genera nuestro Ego, aparece con mayor rudeza nuestro juez interno, evidenciando nuestra autoestima, retando nuestro autocontrol o regulación, desafiando el autoconocimiento que tenemos de nosotros mismos. Por dar un ejemplo sencillo, imagínate que te vistes con tus mejores galas para asistir a una importante reunión, al verte al espejo te das cuenta de que la camisa blanca tiene una pequeña mancha que se esconde dentro del pantalón al momento de fajarte, pero ya te hizo sentir incómodo. Llega el familiar que más te quiere y te dice: ¿No está un poco arrugado tu saco? Tú no lo habías observado, pero además no hay tiempo de planchar ni tienes otro saco que combine; sales aprisa, vas justo en tiempo y te encuentras con un accidente de tránsito, estacionas como puedes tu coche y sudando te subes al primer camión sin aire. 

    ¿Cómo llegas emocionalmente a tu cita? ¿Cuántos juicios de valor sobre tu presencia ideal para ese momento ha generado tu juez interno? Es el momento donde siente que todos te miran, te juzgan, te critican. Te empiezas a enojar contigo mismo, aparece un nuevo concepto que hemos creado en ese momento de nosotros mismos. ¿Te hace sentido? ¿Te ha pasado algo así?

    Es momento de aplicar una frase de Pedro Jara que dice: “Comprender no equivale a justificar, resignarte a ello, aprobar o estar de acuerdo”.

    Llegó el momento de llamar con sentido de  emergencia a nuestros recursos y herramientas para que entren en acción  permitiendo darnos el  momento de tranquilidad y claridad mental para entender la situación y resolverla de la mejor forma, evitando las interpretaciones o deformación de la realidad por parte de nuestro amigo Ego. Así, desde la humildad y la confianza en nosotros mismos, evitemos las reacciones aceleradas que nos llevan a sobrepasar los límites emocionales que nos conducen -la mayoría de las veces- a decisiones erróneas. 

    Este tipo de situaciones, interpretadas correctamente, nos llevarán a la maravillosa oportunidad de conocernos mejor, hacer conciencia de nuestras fortalezas y aceptar que las opiniones y comportamientos de los demás son solamente eso. Conocer y confiar en nuestros talentos y capacidades será siempre un motivo de orgullo, y seguro de tus propias habilidades, son más importantes que las opiniones superficiales de los demás.

    La próxima semana trabajaremos en cómo hacernos de recursos que nos ayuden a no personalizar las situaciones. Te invito a declarar que nada, pero nada, es personal, tan sólo es un paso al aprendizaje. Nos seguimos acompañando en mi página Oscar García Coach.