Mujeres y jóvenes, la mayoría que definirá México el 2 de junio

    Para las elecciones de 2024 se espera que los jóvenes y las mujeres jueguen un papel decisivo debido a su proporción en el padrón electoral y a su creciente participación en los procesos democráticos.

    En el panorama político de México, el año 2024 representa un horizonte electoral marcado por una realidad demográfica ineludible: las mujeres y los jóvenes son quiénes esculpirán el resultado de las elecciones.

    Como en muchos países, la composición demográfica de la población tiene un impacto significativo en los resultados electorales. Para las elecciones de 2024 se espera que los jóvenes y las mujeres jueguen un papel decisivo debido a su proporción en el padrón electoral y a su creciente participación en los procesos democráticos.

    No es una exageración afirmar que estos grupos, lejos de ser homogéneos, ejercen una influencia numérica avasallante en el padrón electoral, que por primera vez en la historia supera los 100 millones de votantes. La Lista Nominal, con más de 99 millones de registros, está dominada por las mujeres y por las juventudes, según las cifras del Instituto Nacional Electoral (INE).

    No sin mujeres

    La noción de una mayoría de mujeres en el electorado no es un fenómeno nuevo, pero sí su magnitud: casi el 52 por ciento del padrón son mujeres. En cuanto a las y los jóvenes, constituyen el grupo etario más numeroso, con más de 26 millones de votantes entre los 18 y 29 años. Estos datos no sólo reflejan una realidad cuantitativa sino que también presagian una cualitativa, particularmente si consideramos que la participación electoral de las mujeres supera en promedio un 8 por ciento a la de los hombres y que las tasas de participación tienden a aumentar con la edad. Las mujeres no solamente son el grupo mayoritario en el Listado Nominal, sino que además votan en mayor porcentaje que los hombres.

    Por otra parte, el análisis de la participación electoral de 2018 revela que aunque la juventud votó en un menor porcentaje (54 por ciento) que el resto de los grupos etarios, su potencial para inclinar la balanza electoral es significativo. Las tendencias muestran que si bien las elecciones legislativas suelen atraer menos votantes que las presidenciales, la constancia en la participación de los diferentes grupos de edad permanece.

    Importancia de las y los jóvenes

    Las personas jóvenes representan una porción considerable del electorado. Su participación ha ido en aumento, influyendo significativamente en la política nacional. Esto se debe a que están más informados y conectados a través de plataformas digitales, lo que facilita su movilización y expresión política. Además, los temas que más resuenan con este grupo demográfico, como educación, empleo y cambio climático, son cada vez más centrales en las agendas políticas.

    El crecimiento y los cambios en la composición demográfica del país también son factores cruciales. La transición demográfica con una población más urbana y educada cambia el panorama político y los tipos de políticas que se demandan. Según datos del Inegi, la población urbana pasó de 43 por ciento en 1950 a 79 por ciento en 2020. De igual forma, el peso demográfico de cada entidad federativa es distinto.

    Ampliar la base electoral o contar con que sólo votarán los que siempre votan

    Ante este telón de fondo, los estrategas políticos se enfrentan a una encrucijada: ampliar la base electoral, atrayendo a aquellos menos propensos a votar, o enfocarse en consolidar el apoyo de los grupos con mayor participación histórica.

    La politización creciente de la juventud, potenciada por las redes sociales y los movimientos globales, podría significar un aumento en su participación. Este hecho no es menor, pues incluso un incremento modesto en su tasa de participación podría ser decisivo.

    En última instancia, más allá de las estrategias de campaña que prevalezcan, es imperativo que las mujeres y los jóvenes entiendan el enorme poder que tienen en sus manos. El futuro de la representación política y de la democracia mexicana podría depender de su conciencia y de su acción en las urnas. Porque, aunque la campaña se llene de propuestas y promesas, frente a la boleta electoral la última palabra la tiene cada persona ciudadana.

    El desafío está planteado: en un país donde la democracia palpita con la energía de sus ciudadanos, la elección de 2024 será un reflejo de la determinación de sus mujeres y el compromiso de sus juventudes. En ese espíritu cívico, cada voto contará y cada voz resonará para moldear un México más libre y más justo.

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    @RobertHeycherMx
    Animal Politico / @Pajaropolitico

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