¿Mujeres en el Consejo?

DUEÑEZ* EMPRESARIA
11/09/2023 04:03
    Presidente y Socio Fundador de CEDEM. / c_dumois@cedem.com.mx / http://www.cedem.com.mx
    A final de cuentas lo que está claro es que nuestra intención debería orientarse a crear más valor, no a cumplir con una estadística. No es equidad de género, no es compliance, no es lucir bien o aparentar. Es porque necesitamos esos talentos, es porque necesitamos esa diversidad, es porque ampliamos nuestras fuentes de reclutamiento y terminamos con un Consejo que pensará mejor, que decidirá mejor.

    Hoy se ha generalizado la preocupación de contar con mujeres en los Consejos de Administración. ¿Cuál es nuestra intención al hacerlo?

    Después de muchos años de esfuerzo, los órganos de gobierno corporativo de países más avanzados han logrado tener hasta un 40 por ciento de integrantes mujeres. En Latinoamérica seguimos muy atrasados en esa tendencia, vamos progresando poco a poco.

    Lo curioso es que la intención de incluir consejeras parece estar careciendo de sentido. ¿Para qué queremos integrar más mujeres en nuestro Consejo? Tengo la impresión que la mayoría de los empresarios lo están buscando para poder decir que ya tienen tal porcentaje. Quieren poder decir que su Consejo cumple con los criterios de diversidad que el mundo está esperando.

    Incluir mujeres en los órganos de gobierno corporativo ha de tener el propósito de enriquecer la toma de decisiones. Si el genio colectivo está supliendo al inventor individual, tenemos que aprender a pensar juntos. Ellas aportan visiones y habilidades en las que destacan de manera sobresaliente.

    Quiero enfatizar algunas de esas capacidades en las que se destacan las mujeres.

    Sensibilidad, empatía e inteligencia emocional. Los hombres tendemos a confiar más en nuestra racionalidad, y frecuentemente olvidamos el ponernos en los zapatos de la otra persona y cómo se siente.

    Las consejeras tienen diferentes perspectivas, por su mayor empatía, respecto a la apreciación de las personas, sean candidatos, colaboradores, clientes. Por ejemplo, pueden generar un mayor entendimiento de las necesidades de los clientes y, por ende, mayor capacidad de desarrollar nuevas propuestas innovadoras.

    Cuidado de los detalles. En general la mujeres son más delicadas y observan lo que nosotros no vemos. Se fijan en gestos y comentarios, en el orden y la limpieza, en la estética y la presentación, en mil cosas más. Este punto de vista puede enriquecer enormemente la visión del Consejo.

    Relaciones interpersonales y gestión del talento. La capacidad de relación de las mujeres puede impactar favorablemente las relaciones entre los mismos consejeros, así como las relaciones del Consejo con los ejecutivos y de la empresa con otros stakeholders.

    Responsabilidad social y ética del negocio. La razón por la cual los microcréditos se otorgan mucho más a las mujeres que a los hombres, es porque en ese mercado las mujeres son más cumplidas que los hombres. Pero no sólo es en ese mejor mercado, en general ellas son más comprometidas y cumplen mejor que nosotros.

    Pragmatismo y orientación a la acción. Ellas no se enredan mucho con análisis especulativos. Sus conclusiones suelen ser prácticas y rápido se mueven a la ejecución. Parten de la realidad que tienen cerca y no se complican comparando sus opciones con esquemas conceptuales, como sí hacemos los hombres.

    Visión humanista de la empresa. La mayoría de las mujeres, y más aún si son madres, muestran una preocupación más seria por las personas en general. Su inquietud por humanizar la relación con aliados, clientes, colaboradores, proveedores y la comunidad en general le puede dar una identidad diferente a la empresa.

    Estas capacidades obviamente no las tienen todas las mujeres. También las hay que son toscas, descuidadas e insensibles. Pero esos rasgos descritos no es difícil encontrarlos en candidatas que pueden enriquecer nuestros consejos.

    A final de cuentas lo que está claro es que nuestra intención debería orientarse a crear más valor, no a cumplir con una estadística. No es equidad de género, no es compliance, no es lucir bien o aparentar. Es porque necesitamos esos talentos, es porque necesitamos esa diversidad, es porque ampliamos nuestras fuentes de reclutamiento y terminamos con un Consejo que pensará mejor, que decidirá mejor.

    El resultado que buscamos es crear sinergia a través de la complementariedad, es tener un equipo más sólido, más pleno. Si no creemos en que las mujeres en el Consejo impulsarán la calidad de diálogo y de decisiones, lo que estará entonces en duda es nuestro liderazgo y nuestra capacidad de orquestar un sistema de gobierno colegiado que admite y aprovecha la diversidad.

    * “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois