Motín en la ‘cuadra’ priista de Sinaloa. Terco, ‘Alito’, en arruinar al PRI estatal
En pocas ocasiones el auditorio del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional había registrado lleno total, desde que en las votaciones para Gobernador de 2021 el PRI recibió en Sinaloa el tiro de gracia después del resultado electoral que lo dejó moribundo en 2018. El motivo de la asamblea fue la rebelión contra la terquedad del dirigente nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas, por imponer a quien llevará las riendas de las siglas tricolor en la entidad.
Allí estaban los “caballos” de guerra del PRI sinaloense, con ausencias notables como la del delegado de “Alito”, Ramiro Hernández García, y el Senador Mario Zamora Gastélum, que se ciñen más a los apetitos de Moreno que a la necesidad de su partido de levantarse por ímpetu propio de las ruinas en que está en lo local. Ellos, firmes al lado de la designación desde el centro, y acá los que hacen la tortuosa y además incomprendida talacha diaria de resurrección del ente que a lo mejor ni vivir quiere.
Cuantas veces el PRI estatal da señales de recuperación viene el dirigente nacional a asestarle marrazos en la cabeza. “Alito” es la enfermedad y el ataúd del partido lo mismo en México que en Sinaloa, en la maniobra de mantenerlo agónico hasta 2024 cuando saque a relucir el testamento en el cual aparece él como heredero único. El denostado líder carece de credibilidad para conducir al Revolucionario Institucional al proceso de sucesión presidencial, pero se aferra al último “petate del muerto” del que dispone.
Ni siquiera sus emisarios han podido defender en Sinaloa el proyecto de Moreno Cárdenas para lucrar con un PRI en actus mortis. Primero mandó al duranguense Luis Enrique Benítez Ojeda a fraguar el secuestro del partido, pero éste desertó al encontrar a los priistas locales en labor de reanimación. Enseguida envió al jalisciense Ramiro Hernández que igual hace un trabajo poco tenaz para ofrecerle a “Alito” el priismo sinaloense en viandas de plata.
Basta con escuchar a la “cuadra” priista de Sinaloa, caballos muy corridos unos y otros con herraduras nuevas, para entender su lucha a contracorriente de detener la imposición de dirigencia estatal. El buen relevo de Cinthia Valenzuela Langarica en el CDE, que ocurrirá entrando el mes de diciembre, puede significar tiempo extra en el ejercicio desesperado para extenderle al PRI el periodo de vita útil, aunque la injerencia rapaz de “Alito” y aliados persevere en adelantarle las exequias.
Resaltan las resistencias valientes de Nubia Ramos, Faustino Hernández, Maribel Chollet, Francisco López, Marcos Osuna y Manuel Osuna, entre tantos más, tendientes a propiciar que la dirigencia nacional atienda el punto toral de la reunión del sábado en Culiacán, llamando a Moreno Cárdenas a emitir la convocatoria para la renovación de la dirigencia del PRI en Sinaloa bajo el procedimiento de consulta abierta a la militancia.
Sin embargo, la tenacidad de ellos resulta insuficiente porque antes de que ocurra la transición de mandos priistas en Sinaloa tienen que lograr la hazaña de disipar la sombra dantesca que amenaza con oscurecerlo todo, inclusive aquello que desde tiempo atrás es lóbrego. Si la injerencia del líder nacional significara factores de buena fe y confianza, entonces fuese bienvenida la colaboración en juntar los añicos dispersos por tantas catástrofes. Pero, al contrario, en el guía residen las calamidades.
Que saque las manos de Sinaloa, que la convocatoria no traiga candados tramposos, no a la imposición, que Mario Zamora se una a la defensa de un PRI reedificado desde lo local, son algunas de las demandas expuestas por la reserva de sobrevivientes del priismo sinaloense, diezmado en las elecciones constitucionales de 2018 y 2021 y rematado por los coletazos de deshonras, componendas, rupturas y avideces que continuamente le asesta Alejandro Moreno al partido.
No se necesita el don de vidente para anticipar el desenlace en caso de continuar esto como diálogo entre los sacrificados y el tablajero. ¿Predominará la obstinación del CEN para abducir los restos del PRI de Sinaloa y que sin independencia en lo estatal acabe desapercibido en el contexto nacional donde el tricolor se devora a sí mismo? No pasará demasiado tiempo para que lo sepamos pues ya viene la subasta de indecencias en la que Morena comprará las vísceras a precio de cortes finos y allí sí el destazador priista obtendrá ganancias mientras descuartiza a su partido.
Si al menos oyera Moreno Cárdenas los gritos que brotaron del auditorio Benito Juárez, voces quizá de las ánimas que anidan en el otrora abandonado inmueble o pueden ser, por qué no, lamentos de los revividos que no estaban muertos sino andaban en desbandadas.
“Alito” quiere agandallar,
Al PRI con morbo obsceno,
Y el solo poder disfrutar,
De las mulas de Moreno.
Mientras el Presidente López Obrador no pudo hilar un reconocimiento a la sana pluralidad que el domingo se ratificó en México y calificó a ésta como “striptease político del conservadurismo”, en Rubén Rocha Moya, Gobernador de Sinaloa, prevaleció el demócrata al expresar sobre la movilización de “El INE no se toca” que “me da gusto que se haya celebrado una marcha de la Oposición y que se haya hecho en condiciones de tranquilidad. Se ejerza un derecho a la manifestación en un País donde hay democracia... El tema de la reforma electoral hay que revisarlo, hay que verlo; yo ya di mi opinión al respecto. Por lo pronto, saludo a los marchistas que se hayan manifestado, que hayan expresado sus opiniones y puntos de vista y que hayan podido hacerlo con la tranquilidad de este mundo democrático”.
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