La elección de Alejandro Armenta a la Presidencia del Senado confirma, por si fuera necesario, que la doctrina, si la podemos llamar de tal manera, que impera en Morena es el más radical pragmatismo.
El Senador poblano, a quien múltiples fuentes enlistan en el grupo de Ricardo Monreal, fue electo como Presidente del Senado ganándole la votación, en una tercera oportunidad, ¡al mismo Monreal, su jefe político en la Cámara de Senadores!
¿Cómo estuvo ese galimatías?
Armenta previamente le había ganado una elección interna a Higinio Martínez, quien era la carta de AMLO y de 28 senadores fieles al Presidente. Lo relevante de este embrollo es que Armenta, afín a Monreal, obtuviera 36 votos; es decir, con esa votación interna en el Senado el zacatecano demostraba gozar de más apoyos que el tabasqueño en esa cámara, muestra de un significativo capital político dentro de Morena.
En la siguiente etapa, Armenta se quedó por debajo de los sufragios necesarios pues solo obtuvo 52 en la primera emisión y 60 en una segunda ronda. Finalmente, en una tercera el senador poblano obtuvo 65 votos, suficientes para convertirse en el Presidente del Senado a partir del 1 de septiembre.
¿Cómo logró Armenta conseguir los votos que le faltaban? Gracias a los acuerdos que negoció Ricardo Monreal con Dante Delgado, el jefe de Movimiento Ciudadano, y no por el respaldo de otros morenistas, porque si estos lo hubiesen apoyado, junto a los del Verde y el PT, Armenta hubiese sumado 69 sufragios, más que suficientes para haber ganado desde la primera ronda. Pero lo más sorprendente, para jalar otra madeja a este embrollo, es que la oposición aliancista no invalidó sus votos como en las primeras dos rondas, sino que se los depositó a Ricardo Monreal cuando este cabildeaba en favor de Armenta.
Tal maniobra intentaba que Monreal diese la indicación de que los senadores afines a él se sumaran a los del PRI-PAN-PRD y así atraer definitivamente al zacatecano a la alianza opositora y provocar un cisma en Morena. Pero el hábil ex Gobernador de Zacatecas, quien rompió en 1999 con el PRI para ganar las elecciones en su estado abanderando al PRD -es decir, no es un político que se subordine a cualquiera- no cayó en el garlito porque sabe que los escenarios son muy favorables para Morena en 2024 y le conviene más seguir en este partido porque, sin duda, la elección de Armenta en el Senado y la negociación que hizo Monreal con Dante Delgado lo fortalece ante López Obrador y al interior de Morena. Si llegase a romper con la 4T lo va a hacer en condiciones de mayor fuerza. El zacatecano ya demostró que cuenta con el apoyo de Dante Delgado y que sabe hacer política en serio. No tiene el carisma de López Obrador, pero en talento político no se queda atrás.
De hecho, esa jugada de Monreal le permite mantener sus aspiraciones para que sea considerado como un cuarto aspirante a la candidatura presidencial por Morena o, por lo menos, obtener posiciones importantes en 2024.
En estas circunstancias, la aparente debilidad de Armenta por el hecho de no haber recibido el apoyo de 28 senadores morenistas y que no ha buscado ninguna reunión con López Obrador- a la cual lo invita Higinio Martínez para iniciar un acercamiento con el Presidente- en realidad es la fuerza de él y Monreal para negociar en condiciones más favorables a su grupo porque para Palacio Nacional es imprescindible el manejo favorable del Senado.
Armenta, como buen ex priista, sabe maniobrar en las alturas. Hasta 2017 fue miembro destacado del tricolor en Puebla, y en 2012 fue coordinador de la campaña de Peña Nieto en ese mismo estado. El paso a Morena muestra su evidente pragmatismo pero que tiene una raíz abiertamente derechista. El 12 de julio de 2012, escribió un tuit: “¡Felicidades a EPN! Vencimos al socialismo populista de izquierda. Fue un honor luchar a tu lado como coordinador de campaña del PRI en Puebla. Estoy convencido de que serás un gran Presidente y a tu lado reconstruiremos el futuro”.
No es extraño que un priista anti lopezobradorista ahora sea parte de Morena, porque este partido recibe a todos, pero sí habla de qué tipo de política ha hecho y puede hacer en el Senado.
Por lo pronto, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López deben estar muy preocupados por el triunfo de Monreal en el Senado y porque Ebrard ha establecido una alianza implícita con el zacatecano. Quizá no le alcance a Monreal el gozar de una gran presencia en el Senado para ganar la candidatura de su partido en 2024, pero sí para negociar de tú a tú con López Obrador y su candidata o candidato posiciones importantes de poder, entre ellas la candidatura a Gobernador para Armenta en Puebla.
Parecía que a López Obrador no se le iban a complicar las cosas para el destape y que el camino parecía cada vez más despejado para la doctora Sheinbaum. Ahora, no es que Monreal la vaya a desplazar, pero ya sea Claudia, Marcelo o Adán Augusto y por supuesto López Obrador, tendrán que negociar, y no cualquier cosa, con Ricardo Monreal.
Lástima, duele, en verdad, que asesinen a Rosario Lilián Rodríguez Barraza, una madre que solo buscaba desesperada y amorosamente a su hijo. ¿Por qué matar también a las mujeres heroicas?