Una serie televisiva llevaba como nombre el título de esta columna; posteriormente, se convirtió en una exitosa serie de películas de acción protagonizada por el actor Tom Cruise, quien personifica al agente secreto Ethan Hunt.
En realidad, no deberían existir misiones imposibles, porque, como dijo Jesús en el Evangelio: “todo es posible para el que cree” (Mc 9,23). O, como subrayó Herman Hesse: “Para que pueda surgir lo posible, es preciso intentar lo imposible una y otra vez”.
No es que creamos en providencialismos ni abriguemos convicciones ilusorias, pero sí debemos eliminar las creencias limitantes que nos hacen creer que no podemos lograr una meta. Nunca debemos olvidar que las limitaciones son mentales; es decir, es la creencia la que nos impide crear y alcanzar nuestras aspiraciones y anhelos. Si el mundo entero se rigiera por el pensamiento de que siempre se ha hecho así, no existiría innovación ni progreso. Por eso, es absolutamente necesario deshacer las ataduras mentales.
Felix Klieser tenía todos los elementos necesarios para forjarse una mentalidad pesimista y derrotista. Nació sin brazos, pero nada le impidió soñar en grande ni enamorarse del instrumento musical conocido como trompa o corno francés desde que tenía cinco años. No aspiraba en su tierna edad a consagrarse como un gran intérprete, tan sólo quería tocar ese fabuloso metal que lo seducía.
Los dedos del pie izquierdo aprendieron a suplir a las inexistentes manos, y del corno sostenido en un pedestal arrancaron las más sublimes notas y sonidos. A los 13 años se matriculó en la Universidad de Música y teatro de Hannover. En 2014 obtuvo el premio ECHO Classic al considerársele el mejor artista joven. En 2016 recibió el premio Leonard Berstein del Festival de Música de Schleswig-Holstein.
¿Me declaro derrotado? ¿Lucho contra cualquier misión imposible?