La comunicación corporal es más rica y efectiva que la comunicación que realizamos por medio de las palabras; es decir, conversamos más con nuestros ademanes, posturas, movimientos y gestos que con las sílabas que pronunciamos. Algunos investigadores aventuran una cifra que parece increíble: más del 93 por ciento de nuestra comunicación se realiza a través de nuestro lenguaje corporal.
Aún más, muchas veces la afirmación que sostenemos con las palabras es negada por el mensaje corporal que estamos enviando; sobre todo, si nuestra mirada no es directa, atenta, diáfana, transparente y busca establecer contacto con el rostro del interlocutor.
Por eso, al recibir a representantes de la Delegación Permanente “Manos Unidas”, asociación de mujeres católicas españolas que se dedican a realizar campañas que conduzcan a la erradicación del hambre en el mundo (hambre de pan, de cultura y de Dios), el Papa Francisco reconoció la importante labor que realizan desde su fundación, en 1959.
El Pontífice reconoció que vivimos todavía en una cultura machista y catalogamos a la mujer como un ser humano de segunda categoría; sin embargo, subrayó: “nos olvidamos de que las que llevan adelante el mundo son las mujeres y -dicen algunos- son las que mandan”.
Volviendo al tema de la comunicación, enfatizó que debemos mirar a los ojos y tocar con la mano cuando compartimos con los demás, inclusive cuando damos limosna, porque en ocasiones lo hacemos de una manera distraída, sin mirar al rostro, sin comprometernos y arrojando la moneda: “Si vos no lo mirás a los ojos al mendigo, si vos no le tocás la mano, tu limosna no vale nada, porque no sale de tu corazón, sale sólo de tu bolsillo. Prediquen esto: mirar a los ojos y tocar la mano”.
¿Miro y toco con afecto y cariño?