Esta trilogía de adjetivos se la endilgaron al reyezuelo “El Químico” Benítez el pasado lunes dos comentaristas y el editorial del diario Noroeste. Si juntáramos los que le hemos colgado a lo largo de su lamentable gobierno, la lista sería muy extensa. Y bien merecidos los tiene.
El transformador de Mazatlán en el “Dubái mexicano”, es decir, con baches, fugas de aguas negras y agua potable por todo el puerto, ahora se ufana de que es la “única” ciudad en el mundo que va a realizar un carnaval este año, sin darse cuenta que tal presunción solo exhibe un razonamiento retorcido. El Alcalde mazatleco presume a la única localidad que, por avaricia de él y empresarios, y por las necesidades políticas de Palacio Nacional, que a “El Químico” le caen como anillo al dedo en sus aspiraciones para seguir escalando puestos públicos, organiza un carnaval de dimensiones tumultuarias y muy costosas.
Mientras que, en otros países, incluyendo el Brasil del hitleriano Bolsonaro, donde se suspenden los carnavales para preservar la salud de sus habitantes, en Mazatlán, con “el sensible e inteligente” respaldo del Secretario de Turismo, Miguel Torruco, y el apoyo forzado del Gobernador Rubén Rocha, su Alcalde, en contra de toda evidencia científica, admirador de los nuevos ricos y enemigo de los pobres del municipio, se salió con la suya cabildeando exitosamente en la Ciudad de México.
Es probable que el Alcalde de marras intente ocultar los inevitables y abundantes contagios que brotarán con las concentraciones carnavalescas tumultuarias, pero la fuerza de los hechos lo impedirá. Esperemos que no haya una crisis de salud en el puerto y municipios cercanos, pero el aumento de enfermos y defunciones inevitablemente se le cargaremos a la cuenta de un Alcalde inhumano.
El argumento central del edil mazatleco y de los empresarios que lo apoyan es que la economía del municipio se vería seriamente afectada si no se emprende la fiesta, es falso.
Sin duda, que sin el Carnaval dejan de entrar varios millones pesos a la economía porteña, pero sostener que se colapsaría es una mentira. Mazatlán ha sido el destino turístico de playa con el promedio de ocupación más alto en México en gran parte de la pandemia, la industria de la construcción experimenta un auge inusitado, y el turismo de fin de semana regresó inmediatamente después de la cuarentena de 2020. Y el que menos puede afirmar que la economía local vive una etapa difícil es el Secretario de Desarrollo Económico, Ricardo Velarde, cuyo restaurante ni siquiera durante la cuarentena dejó de recibir clientes, y explota de comensales todos los días. Por si fuera poco, este funcionario y restaurantero construyó ilegalmente un nuevo restaurante sobre la playa. ¿Cuál crisis? ¿Cuál legalidad?
¿Cuál crisis? ¿Cuánto le van a pagar a Alejandro Fernández y a Gloria Trevi? A Balvin le pagaron más de 20 millones pesos en el Carnaval pasado, ¿ahora, por la “crisis”, va a ser menos?
Aparte de la gravedad sanitaria que seguramente provocará la decisión de llevar a cabo el Carnaval, Benítez Torres se siente eufórico porque lo ve como un triunfo político sobre el Gobernador Rocha Moya y el Secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén.
Sobre Rocha porque la selección del candidato a Senador pasa, por lo menos, por la opinión del Gobernador, y sobre Cuén porque es uno de los aspirantes a la candidatura de Morena; pero ahora seguramente piensa que todo lo puede conseguir en la CDMX sin tomar en cuenta la opinión o la fuerza del Tercer Piso.
No obstante lo anterior, si los contagios y hospitalizaciones se disparan en Mazatlán, Melesio Cuén podrá decir que él no tiene ninguna responsabilidad porque lo advirtió. La culpa recaería en primer lugar sobre Benítez Torres, pero también se la extenderían a Rubén Rocha Moya por no haber sometido al Alcalde patasalada, lo cual era imposible por la decisión centralista de que los grandes eventos no se detengan en México.
En los días posteriores veremos una batalla mediática para ver quién saca provecho político de las consecuencias de la fiesta porteña.
Por lo pronto, “El Químico” le agrega pimienta a los mitotes del Carnaval cuando anuncia que va a invitar al Presidente López Obrador para que corone a la reina o presencie el desfile, lo cual no parece sino una más de sus ocurrencias propagandísticas; pero si a López Obrador se le ocurriera en una noche de desvarío hacerlo, los críticos hallarían un motivo más para desmadejar al Presidente, máxime que el planeta se encuentra al borde una crisis mundial debido a la invasión rusa a Ucrania. Dirían: “la comunidad internacional se enfrenta al momento más grave desde la crisis de los misiles de 1961 entre Estados Unidos, Cuba y la Unión Soviética, y AMLO frívolamente coronando a la Reina del Carnaval de Mazatlán”.
Ante un panorama nacional e internacional tan convulsionado, podríamos decir que el asunto mazatleco no es más que un asunto irrelevante, pero, lo cierto, es que lo que está en juego es la salud de miles de sinaloenses y, también, gran parte del futuro político del estado.
¡Quién dijera que el Carnaval de Mazatlán podría significar tanto!