Amigo lector de Noroeste, usted cómo se considera en su dominio de las emociones. Por ejemplo, un gobernante tiene que ser positivo y saber transmitir esa positividad a sus gobernados, aunque esté llevando la debacle al País, o un entrenador transmitirle positividad al equipo, un padre hacerle ver a sus hijos que todo está o va a estar bien, pero usted a usted mismo qué se transmite.
La capacidad de quien lleva el mando o el control de los seres vivos (sea animales o el hombre), siempre se debe caracterizar por una mente vencedora, tener toda la herramienta necesaria y ser ejemplo de lo que se quiere transmitir. En la actualidad se está viviendo una época, donde será un parteaguas, y es probable que se dejará una mentalidad, que puede ser de aprendizaje positivo, aunque siempre habrá quien tome esta experiencia como algo natural que pasó y causó muchos muertos, alteraciones en la salud y devastación humana sin preocuparse por el porqué, por el dónde, causa, etc., y esto último no deja nada bueno a las futuras generaciones.
Los factores básicos de la denominada mentalidad de vencedor o, mejor aún, los elementos capaces de caracterizar al sobresaliente o al campeón nos hacen morar hacia un deportista con una intensa necesidad de éxito afianzado por actitudes específicas, un físico adecuado y la constancia en el trabajo.
Cuando un individuo demuestra una mentalidad de vencedor una de sus características es su personalidad sólida, la cualidad de las habilidades se ve influida por la presencia simultánea de convicciones particulares sobre sí mismo y el mundo caracterizadas por el esfuerzo, el control y el desafío. La personalidad "valiente" espera poder influir sobre lo que ocurre, y utiliza su curiosidad, está convencida de que su crecimiento personal se consigue mediante un continuo aprendizaje de la experiencia y es capaz, siempre que tenga que afrontar problemas y cambios, de enfrentarse a las dificultades, transformándolas en experiencias positivas y menos estresantes.
El vencedor es un individuo (en su mayoría), egocéntrico que goza con la aprobación, pero que no teme la hostilidad, y que es capaz de valorar los éxitos, pero también de aprender de las experiencias negativas. Además, se estima a sí mismo, espera ganar o rendir bien, tiene constancia en el aprendizaje y entrenamientos y se centra en el nivel ejecutivo del rendimiento. Busca el éxito y no trata únicamente de evitar los fracasos. Es consciente de sus capacidades y de sus limitaciones. Es lo suficientemente flexible en competición y es capaz de adaptar su táctica a los imprevistos que surgen. Está centrado en un fin, se plantea metas reales, tiene buena capacidad de concentración y es selectivo con los estímulos relevantes. Tiene buena disponibilidad para la colaboración, tanto con el encargado sea éste un patrón o entrenador, etc., como con los eventuales compañeros de trabajo o del equipo.
El vencedor no vive la competición como una prueba, sino como un acontecimiento excitante y divertido, no se desanima ante situaciones adversas que considera aspectos de la realidad, analiza el porqué de la victoria o el fracaso siempre a corregir para un mejor desempeño.
Bien, también desde esta columna le invitamos a que se cuide y haga caso de las indicaciones del sector Salud, usted vale mucho, tenga mente vencedora, sólo es cuestión de hacer caso a los profesionales de experiencia.