En Sinaloa, como en muchas regiones de México y el mundo, niñas y adolescentes enfrentan barreras para asistir a la escuela durante su menstruación. La falta de productos de higiene menstrual, baños adecuados y educación libre de prejuicios provocan ausencias y limitan su participación y aprendizaje.
Para atender esta realidad, Mexicanos Primero y la Fundación Femmex diseñamos “Menstruar en la Escuela: Manual de Acción para Docentes y Personal Directivo”. Esta herramienta, ofrece estrategias claras para garantizar una gestión menstrual digna, y su enfoque se basa en tres pilares: educación libre de estigmas, acceso a insumos y mejora de la infraestructura.
El manual también reconoce la diversidad de contextos escolares y se presenta como una guía flexible para adaptar las acciones según las necesidades locales. En un estado como Sinaloa, donde muchas escuelas aún carecen de servicios básicos, este material representa una oportunidad concreta para avanzar en la equidad educativa.
Una de las recomendaciones clave del manual es aprovechar los recursos disponibles del programa federal La Escuela es Nuestra para hacer mejoras urgentes en infraestructura. Este programa entrega los recursos a los Comités Escolares de Administración Participativa (CEAP) de cada escuela, lo que permite priorizar obras como la rehabilitación o construcción de baños, la instalación de agua potable y la creación de espacios seguros y privados. Acciones como estas son fundamentales para favorecer que las niñas y adolescentes gestionen su menstruación en condiciones dignas, sin tener que faltar a clases o vivirla con vergüenza o incomodidad.
Este material reconoce que la escuela, como espacio de formación y desarrollo integral, no puede mantenerse al margen de un proceso natural y cotidiano en la vida de las estudiantes.
Por un lado, los datos son contundentes: 43 por ciento de las estudiantes en el País prefieren no ir a la escuela durante su periodo; 20 por ciento se ha ausentado alguna vez por esta razón; y 30 por ciento ha tenido que improvisar con papel higiénico. No tenemos cifras locales oficiales, pero sabemos que la situación no es ajena a Sinaloa, especialmente en zonas rurales y comunidades que enfrentan altos niveles de marginación.
Por otro lado, es alentador ver que en distintas entidades del País han dado pasos firmes hacia una política pública de menstruación digna. Estados como Sonora, Zacatecas, Colima, Estado de México, Jalisco, Oaxaca, Puebla y Michoacán han impulsado reformas legales o políticas públicas que garantizan el acceso gratuito a productos menstruales, la adecuación de infraestructura y programas de educación menstrual en escuelas públicas.
Es momento de que cada escuela en Sinaloa se convierta en un lugar donde menstruar no implique vergüenza, miedo o ausencias. Que cada autoridad educativa comprenda que gestionar la menstruación con dignidad también es educar para la igualdad. Que cada docente abrace el rol transformador que tiene en el correcto funcionamiento de un plantel académico, donde todas aprendan en condiciones de respeto, cuidado y justicia.
Menstruar en la escuela debe ser posible. Y hacerlo sin miedo, sin faltar, sin esconderse... debe ser un derecho garantizado, también en Sinaloa.