Mazatlán paga por la traición del Alcalde. El choque Morena-PAS, por el pacto roto
El estado de ingobernabilidad que hoy se le atribuye a Mazatlán, por la crisis política que está causando el Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres al romper el pacto con el Partido Sinaloense, da a entender que se trata de una fase convulsiva nueva donde anteriormente todo era estabilidad y avenencia. Y no es así, porque desde hace tres años y quince días “El Químico” acumula un largo inventario de deslealtades, inclusive de infidelidades a su doctrina dizque de izquierda y hasta consigo mismo.
La traición es el germen del conflicto mazatleco. Las maniobras de acudir el viernes a los morenistas que lo siguen, que lo que apoyan en realidad es el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, y después meter al Cabildo en otro compás de incertidumbre, delatan la desesperación de quien se siente acorralado y lo que necesita es tiempo para armar sus estrategias. Tan arrinconado por sus propios fantasmas como aquella vez que quiso evitar por todos los medios que Rubén Rocha fuera el candidato a Gobernador, y acabó suplicando la oportunidad de reelegirse que finalmente se la dio el PAS.
Pero ni a los mazatlecos, ni al Movimiento Regeneración Nacional y mucho menos al Presidente Andrés Manuel López Obrador les ha cumplido la palabra de hacer un gobierno para los más vulnerables plantado en la trilogía conductual de “no mentir, no robar y no traicionar”. Lo único novedoso es que la puñalada que antes les asestó a otros ahora se la da al PAS, el partido que lo rescató de la inviabilidad de la reelección y le prestó sus banderas y militancias llevándolo a repetir en la Presidencia Municipal.
Entonces qué de extraño tiene que “El Químico” acuda a las huestes del partido que lo denigró y lo anuló moralmente, para utilizarlas ahora como carne de cañón en la guerrita contra el PAS, que fue el que lo adoptó políticamente y lo regresó a Palacio Municipal. Va a seguir traicionando, de eso no cabe duda, porque el gen de la perfidia tiene mayor peso en él que las neuronas que lo llaman a hacerle honor a la palabra empeñada.
Hay quienes creen que Benítez Torres va solo en este otro episodio de la felonía y que sus únicos acompañantes sean la Diputada federal Merary Villegas y el ahora Secretario de Agricultura estatal, Jaime Montes Salas, no obstante que la pose desafiante que retoma resulta impensable sin el respaldo de altos actores locales de poder, entre éstos el Gobernador Rubén Rocha Moya y el secretario de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez. Por sí mismo, si acaso se tratara de una actitud personalísima, “El Químico” sabe bien que perderá esta batalla política.
Para entender el diferendo por el control de Mazatlán vale recordar que Morena inhabilitó a Benítez Torres para que buscara la reelección después de que el Tribunal Electoral del Estado de Sinaloa lo halló culpable de violencia política en razón de género, según el resolutivo que dictó el Teesin en diciembre de 2020. A punto de que “El Químico” quedara fuera del proceso electoral llegó el PAS y en marzo de 2021, al ras de los plazos legales, lo subió a la contienda y luego lo hizo ganar la votación del 6 de junio.
Y después de obtener por segunda vez el cargo de elección popular se le vino encima a Benítez otro episodio de amnesia convenenciera donde borró el acuerdo con el PAS y le niega posiciones claves al partido que lo salvó de la intrascendencia y la venganza morenista interna. Una de las cláusulas escrita o verbal, la del gobierno compartido, señalaba que la Secretaría del Ayuntamiento la ocuparía alguien designado por las siglas que fundó Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Para esas fechas “El Químico”, quien afirma estar hecho a imagen y semejanza de AMLO, ya había perpetrado una secuencia de ingratitudes al propio Presidente de México, a Morena, a los colaboradores que lo acompañaron en el primer y, por supuesto, a los mazatlecos. Desmanteló el círculo de confianza de su Gabinete, entregó bienes de propiedad pública para saldar el adeudo con la empresa Nafta, desfogó toda la intolerancia contra adversarios y críticos y les hizo la vida de cuadritos a empresarios no afines.
Con la estela de egoísmos que arrastra, para nada debe extrañar que Benítez hoy ponga a Mazatlán al borde de la ingobernabilidad, privilegiando el provecho personal por encima del beneficio colectivo. Y que llegue al colmo del cinismo al azuzar a su gente para que grite la consigna de expulsar al PAS del Ayuntamiento, siendo que hace pocas semanas se aferró a este partido como el náufrago se agarra a cualquier tronco así sea un trozo de espinoso cardón, que le signifique librar el naufragio.
Todo esto parece marcar la ruta hacia el Congreso del Estado, reeditando aquel juicio de procedencia que en 2002 se le abrió al entonces Alcalde petista Jorge Rodríguez Pasos y acabó por quitarle el cargo y sentenciarlo a 5 meses de prisión. ¿O el Presidente López Obrador volverá a meter las manos a la lumbre por Benítez Torres, para resultar quemado de nuevo?
Para “El Químico’ fue genial
ir con el PAS a la luna de miel,
hasta que creyó era normal,
regresar a su pasado infiel.
El movimiento “Por la Unidad Morenista en Mazatlán” realizó el sábado un último llamado a que los grupos en pugna atiendan el llamado del Gobernador Rubén Rocha y del pueblo de Mazatlán para que trabajen en la atención a los problemas urgentes que afectan a la ciudadanía, pero propone que en caso de continuar el conflicto intervenga el Congreso del Estado y de acuerdo a sus facultades proceda a mediar en busca de un acuerdo. Y como tercera vía considera que la 64 Legislatura proceda a la desaparición de poderes y convoque a nuevas elecciones municipales.