Más priistas al Gabinete de Rubén Rocha. Cuotas a partidos o gobierno de coalición

OBSERVATORIO
    Los morenistas, auténticos o de ocasión, imaginaron la tintura cereza cubriéndolo todo durante la alternancia que Rocha Moya inauguró en el Gobierno del Estado. Ni en sus más aterradoras pesadillas concibieron a figuras priistas importantes al lado del actual Gobernador tomando decisiones trascendentales. Y por ponerles el sello del PRI a los invitados al Gabinete pasan a último término la discusión de si los beneficiados tienen buenas capacidades o excelentes padrinazgos políticos. Con tal actitud que es mitad celo y mitad razón los desplazados buscan chamba, no justificaciones.

    La incorporación de la priista Mayra Gisela Peñuelas Acuña al equipo del Gobernador Rubén Rocha Moya volvió a destantear a los que se dicen de cuño 100 por ciento morenista, que creían que el Gabinete se pintaría totalmente de guinda una vez que la llamada Cuarta Transformación tomara el control del Poder Ejecutivo en Sinaloa. Los guiños del Mandatario estatal a diferentes segmentos del priismo dispersos en la orfandad política contrastan con voces que desde el apartheid ideológico postulan la lealtad a la izquierda como llave de acceso a la actual administración pública.

    Los morenistas, auténticos o de ocasión, imaginaron la tintura cereza cubriéndolo todo durante la alternancia que Rocha Moya inauguró en el Gobierno del Estado. Ni en sus más aterradoras pesadillas concibieron a figuras priistas importantes al lado del actual Gobernador tomando decisiones trascendentales. Y por ponerles el sello del PRI a los invitados al Gabinete pasan a último término la discusión de si los beneficiados tienen buenas capacidades o excelentes padrinazgos políticos. Con tal actitud que es mitad celo y mitad razón los desplazados buscan chamba, no justificaciones.

    Es que con la designación de Mayra Peñuelas como Subsecretaria de Transparencia y Rendición de Cuentas se dificulta tener la lupa capaz de definir si ella tiene méritos curriculares en el desempeño de la función Pública o llegó como canonjía otorgada al segmento priista que lidera Jesús Aguilar Padilla, quien en la campaña electoral de Rocha Moya se inclinó más a favor de éste que del candidato del PRI a Gobernador, Mario Zamora Gastélum.

    Sin embargo, si el análisis desmenuza la conformación completa del staff de colaboradores de Rocha Moya hasta podría hallar rasgos de un gobierno de coalición. Hay funcionarios de la mayoría de las corrientes políticas, con merecimientos o sin ellos, y la integración de Peñuelas Acuña confirma una ruta, más bien dicho un estilo, del cual el Gobernador difícilmente se despegará. Además, ella ya era parte de la nómina oficial pues desempeñaba el cargo de Coordinadora estatal de educación media superior a distancia en el Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa.

    Hay otros casos que figurativamente tuvieron el efecto de echarle sal en la herida a morenistas desplazados del servicio público, aunque al Gobernador le sirvieron para otorgarle la percepción de pluralidad a su Gabinete. Los más recientes son los de Roberto Cruz Castro, el ex panista que despacha como Director del Desarrollo Urbano Tres Ríos; Alejandro Higuera Osuna, de larga trayectoria en el PAN y ahora en la Secretaría Particular y María del Rosario Torres Noriega, que milita en el Partido Sinaloense y se desempeña como Secretaria de Turismo.

    También están los nombramientos de Francisco Antonio Castañeda Verduzco, que de comodín político del PRI pasó a ser el milusos gubernativo en el gobierno de Rocha; Margarita Villaescusa Rojo nominada para presidir el Registro Civil; Cruz Noé Heredia Ayón, con su paso breve en la paraestatal Tres Ríos; Juan Ernesto Millán Pietsch, priista que llegó a la dirección del Consejo Para el Desarrollo Económico de Sinaloa y Rosa Elena Millán Bueno, que igual que Mayra Peñuelas, trae tatuado al PRI en su hoja de vida y despacha como Subsecretaria de las Mujeres. Estos dos últimos, por si quisieran desteñirse el tono tricolor tuvieron su más reciente actuación en el templete de Fuerza por México.,

    Lo que se sabe es que a ninguno lo condicionó Rubén Rocha a que dejara el PRI como requisito para integrarlos al gobierno morenista. Al contrario, el Revolucionario Institucional indujo la posibilidad de someterlos a procedimientos de destitución en la Comisión de Honor y Justicia por aceptarles cargos a otros partidos, pero tal vez la cúpula tricolor recapacitó y desistió de expulsar a los pocos militantes y cuadros que le quedan. Debió entender que ningún famélico tira las tortillas por más quemadas que se las den.

    Seguramente habrá más figuras emanadas de partidos distintos a Morena que aparecerán de un momento a otro en el “Rocha’s team”, remarcando las frustraciones de aquellos que ya se veían arriba del carro sinaloense de la 4T. Las sumas de unos son las restas de otros y quien siga creyendo que el uso del poder con criterio patrimonialista es la fórmula para sacar de la jugada a los adversarios es porque se quedó atorado en la era cavernaria de la praxis política.

    La mezcla de partidos que prueba Rubén Rocha Moya resultará mala o buena según sean los resultados que rinda. En todo caso el debate tendría que centrarse en determinar si en realidad los morenistas, priistas, panistas, perredistas, pasistas y emecistas son diferentes al asumir la función pública. ¿Un gobierno debe ser ideológicamente puro o eso lo caracteriza como totalitario? ¿Es la pluralidad doctrinaria la que echa a perder a los regímenes o es el sistema en sí el caduco y anquilosado?

    Reverso

    Por más envidia que los corroa,

    Esto no es cosa de amores,

    ¿Acaso no ven que Sinaloa,

    Hoy es una fiesta de colores?

    La última balsa

    Con el PRI yéndose a pique y el capitán Alejandro Moreno Cárdenas avisándoles a los militantes náufragos que él es el único que se pondrá a salvo, y le vale lo que le digan, qué de raro tiene que los priistas sinaloenses decreten el “sálvese quien pueda” y le griten al Gobernador Rubén Rocha que les lance salvavidas, así sean los inflables que usan los niños en las albercas. A base de pura saliva, “Alito” hunde al partido y se apropia de las pocas balsas disponibles, mientras sus representados ya no saben a estas alturas si dejarse arrastrar por la marea o continuar nadando de muertito a ver si llegan a Palacio de Gobierno.