Más PRI a imagen y semejanza de ‘Alito’
Botín para pocos, decepción de muchos
Con la narrativa nacional enfocada en lo que dice o hace la delincuencia organizada, el albazo legislativo que se prevé de parte del Movimiento Regeneración Nacional y aliados para concretar la reforma del Poder Judicial, así como una Oposición que primero pierde elecciones y luego le cobra la afrenta a los ciudadanos, resultó fácil que Alejandro Moreno Cárdenas lograra prolongar por cuatro años su patético maximato en la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional, únicamente para darle el tiro de gracia a las malheridas siglas tricolor.
Festín de lobos, la asamblea del Consejo Político Nacional coronó a “Alito” con aureola de púas que en el reino de la simulación no es otra cosa que la asunción de hipocresías y cinismos a falsos feudos de dominio. Sobre las cenizas del PRI el único señorío posible de emerger es el de apetitos marginales que cacharían desechos también secundarios, aunque sí mitigan los apetitos por algo, lo que sea, que sacie las frustraciones.
Juntos allí, entre ellos Paola Gárate, que preside el PRI en Sinaloa, escenificaron la “elección” que acabó siendo lección para todos. La soledad adquiere el matiz de la conspiración para que los proscritos del otrora banquete del poder recojan y consideren apetitosos los residuos que el sufragio les arrojó. Es que la existencia nueva del PRI, si es que puede llamársele vida, la gastará en glorificar a su reeditado mesías nacional.
¿Por qué caer de nuevo en la trampa discursiva de aquel que repite que el PRI está en su peor momento y ofrece recuperar la fuerza del partido? ¿Darle por enésima vez el beneficio de la duda al que junta a un grupo de adeptos y los usa para prolongarse en el timón tricolor mientras borra en forma autoritaria a los disidentes? ¿Concederle estatuto de legitimidad al que se impone atropellando la norma interna del instituto político?
Con la reelección contra viento y marea de Moreno Cárdenas en la dirigencia del Revolucionario Institucional queda claro que no serán las siglas políticas las que aporten salidas de emergencia a una sociedad acorralada entre las malas experiencias con viejos regímenes y las esperanzas a ciegas puestas en la izquierda gobernante en México. En la emboscada de un PRI que recicla sus abominaciones, y demás partidocracia inmovilizada y atónita frente a nuevos agravios, la falta de buenos liderazgos se cierne como sentencia expedita contra mexicanos en completo desamparo.
Paradójicamente, el establishment priista saca a relucir los mismos esperpentos cuando la acción cívica voltea a los lados queriendo localizar a guías que inspiren respeto y confianza. Los busca y no los encuentra. No los hay. En tal orfandad de cabecillas fiables el pueblo alcanza a divisar a lo lejos al “Alito” que forcejea con sus indumentarias de pillo y luego fracasa en ceñirse la corona que le ofrecen sus correligionarios de igual talante.
Parece tratarse de un ajuste de cuenta de los tricolores contra electores que le negaron el sufragio. Los partidos se asumen como voraces conquistadores de votos y de allí no pasan; una vez finiquitada la votación constitucional actúan poco en la labor permanente de convencer a la sociedad civil para que asuma el pacto social tendiente a librar a México de los males que traban la convivencia armónica. Una elección perdida no es suficiente ni pretexto para abdicar en la batalla por ganar adeptos con base al ensamble de intereses.
La imposición que le prolonga a Moreno Cárdenas el control del PRI, que no está sustentada en la Ley ni en el decoro, es otra sombra fantasmal que oscurece el presente y futuro de los priistas de a pie, los que sudan la camiseta y traen bien puesta la cachucha. Sólo unos cuantos tienen acceso al botín, al apoderarse de los escasos cargos de elección popular logrados. Son los mismos que aclaman al jefe de la parvada a sabiendas que les dejará algo de la carroña para el placer de los incondicionales.
Y así las miserias de “Alito” se esparcen hacia los estados gracias a los dirigentes priistas locales que al resultar beneficiarios de la rebatinga tratan de presentar como recomposición aquello que bien saben son vísceras nauseabundas. Es que no hay contrastes con la competencia: todas las transas y montajes llevan al PRI, el epicentro de cuantas orgías del poder haya, sin que alguien advierta que se trata de una salida peligrosa que tiene atajos hacia el ayer ominoso. El renacimiento priista nadie lo cree; todos sospechan de él.
Siendo así, nadie espere que el partido de la otra dictadura perfecta trace la senda a seguir para que los mexicanos ingresen a estadios de esperanzas refundadas, instituciones que merecen volver a creer en ellas, y posibilidades de desarrollo común donde a la gente le enseñen a pescar en vez de darle el pescado ya limpio y cocinado. Ninguno finque la expectativa de la transfiguración en un Moreno Cárdenas que se empeña en tener cautivo a un cadáver político.
Sobre la solitaria campiña,
En torno a un PRI moribundo,
Perseveran aves de rapiña,
Por un bocado nauseabundo.
El Movimiento Regeneración Nacional cerró filas en México y Sinaloa para respaldar al Gobernador Rubén Rocha Moya en la coyuntura donde ya demostró con sobradas pruebas que ni lo invitaron ni acudió a la reunión que Ismael Zambada sostendría supuestamente en Culiacán con el Mandatario estatal y con Héctor Melesio Cuén Ojeda, el dirigente del PAS que, según confirmó “El Mayo”, éste sí acudió al encuentro. Todos los gobernadores y gobernadoras de Morena arroparon unánimemente a su colega “cuya probidad y vocación de servicio están más que acreditadas”, refrendándole la confianza en que se apega al triduo moral de la Cuarta Transformación de “no mentir, no robar, no traicionar”.
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