Mar Rojo: Riesgo de derrame y desastre ecológico

    Las plantas de desalinización en la costa de Yemen en Hodeidah, Salif y Aden podrían verse afectadas también, interrumpiendo el suministro de agua potable para aproximadamente 10 millones de personas. El suministro de agua potable de toda la región del Mar Rojo podría contaminarse con petróleo en solo tres semanas después de ocasionado un derrame.

    Para el representante especial de Naciones Unidas en Yemen es una “bomba de tiempo”. Desde hace 7 años, un buque tanque con más de 1.1 millones de barriles de petróleo se encuentra abandonado frente a las costas de Yemen, país ubicado al suroeste de la península Arábica. De no obtenerse el monto necesario para extraer el crudo y alojarlo en un lugar seguro, el Mar Rojo podría atestiguar un derrame petrolero de gran envergadura.

    El FSO Safer es un contenedor flotante utilizado para almacenar petróleo crudo. Fue construido hace 45 años y alberga 4 veces más petróleo que el derramado por el Exxon Valdez en 1989, aún un referente de los riesgos y amenazas que supone la industria petrolera para los ecosistemas y las comunidades costeras.

    Greenpeace se involucró en el caso del FSO Safer en agosto de 2020, al enviar una carta al Secretario General de Naciones Unidas solicitando que ese organismo internacional tomara cartas en el asunto. No obstante el involucramiento a alto nivel de Naciones Unidas, se requiere que países como Alemania, Arabia Saudita, Estados Unidos, Francia, Holanda, Noruega, Reino Unido y Suecia colaboren en la financiación del plan de prevención de un derrame. El 20 de abril se realizó una reunión con estos países en donde se esperaba acordar el desembolso de 115 millones de dólares para evitar un desastre humanitario y ecológico. El FSO Safer no está asegurado y la única forma de prevenir un derrame es transferir el crudo a otro barco.

    El riesgo de derrame o de que ocurra una explosión en el FSO Safer puede darse por tres motivos: fuga lenta pero constante de crudo de las bodegas si estas se siguen corroyendo debido a las condiciones climáticas y de salinidad del entorno; por la acumulación de gases inflamables a bordo o que sea alcanzado por el armamento usado por las partes en conflicto en Yemen; o por hundimiento del barco.

    Impactos humanitarios y ambientales.

    De acuerdo con un informe de Greenpeace, los impactos de un derrame en el Mar Rojo serían de diferentes escalas y afectaría a millones de personas.

    Un derrame de petróleo exacerbaría la crisis humanitaria en Yemen, impidiendo el acceso a los principales puertos de ese país, Hodeidah y Salif. Por esos puertos entra el 68 por ciento de la ayuda internacional y podría afectar el suministro de ayuda alimentaria para hasta 8.4 millones de personas.

    Las plantas de desalinización en la costa de Yemen en Hodeidah, Salif y Aden podrían verse afectadas también, interrumpiendo el suministro de agua potable para aproximadamente 10 millones de personas. El suministro de agua potable de toda la región del Mar Rojo podría contaminarse con petróleo en solo tres semanas después de ocasionado un derrame.

    Antes de que comenzara la guerra en Yemen, la pesca era la segunda actividad económica y de exportación más grande de ese país. Si bien continúa siendo una importante fuente de ingresos y de seguridad alimentaria en un país al borde de la hambruna, en caso de un derrame lo más probable es que se cierren las pesquerías yemeníes, que sustentan a 1.7 millones de personas.

    El petróleo crudo contiene sustancias químicas tóxicas y cancerígenas que son perjudiciales para la salud humana. Millones de personas en Yemen y en los países vecinos podrían quedar expuestas a niveles muy altos de contaminación del aire debido a una posible explosión[1]. Por ejemplo, después de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon de la empresa BP, en 2010, los trabajadores que intentaban controlar el derrame en el Golfo de México a través de la quema controlada reportaron afectaciones respiratorias como: opresión en el pecho, dificultad para respirar, picazón o secreción nasal y de garganta hasta tres días después de la exposición a los vapores.

    Países vecinos a Yemen como Arabia Saudita, Djibouti y Eritrea también podrían verse afectados por la llegada de petróleo derramado a sus costas. Además de la interrupción del tráfico naviero desde y hacia el Canal de Suez, los centros turísticos del Mar Rojo y las economías locales resentirán los efectos de la marea negra[2].

    Un derrame en el Mar Rojo podría afectar a uno de los principales lugares con gran biodiversidad en el mundo, en el que habitan cientos de especies endémicas en ecosistemas sensibles como manglares, pastos marinos y arrecifes de coral[3].

    El ecosistema de arrecifes de coral del Mar Rojo es de gran importancia científica internacional porque ha demostrado una resistencia inusual al aumento de la temperatura del mar. En todo el mundo, los arrecifes de coral están en riesgo por el cambio climático y otros factores de presión humana, como el desarrollo urbano costero y la contaminación; se estima que entre el 70 y el 90 por ciento de los arrecifes de coral podrían degradarse para 2050.

    Hace 20 años, el MV Prestige encalló frente a las costas de Galicia, en España. Los efectos de la contaminación ocasionada por el derrame petrolero en los ecosistemas marinos y en la cadena alimenticia duró al menos 3 años. La delicada salud de nuestro planeta no puede soportar más situaciones como aquella. Ahora el foco está puesto en el Mar Rojo y hay esperanza, pero el tiempo se acaba. Si quieres ayudarnos a aumentar la presión para prevenir un desastre humanitario y ecológico, firma aquí.

    ​​​​[1] Huynh, B.Q. et al. Public health impacts of an imminent Red Sea oil spill. Nat. Sustain. (2021). DOI: 10.1038/s41893-021-00774-8

    [2] ​​​​​​​​Fine, M et al. Coral Reefs of the Red Sea – Challenges and potential solutions. Regional Studies in Marine Science 25, 100498 (2019). DOI: 10:1016/j,rsma.2018.100498

    [3] State of the Marine Environment. Regional Organization for the Conservation of the Environment of the Red Sea and Gulf of Aden (PERSGA), 2006.