Conforme se acerca el inicio de las campañas, que tendrán su referéndum en las urnas el 6 de junio próximo, algunos partidos aceleran su confrontación con sus contendientes, pretendiendo llamar la atención de los electores, así de huérfanos de apoyo popular se encuentran, sobre todo los partidos tradicionales. Estas actitudes se profundizarán conforme avancen las campañas, es natural dados los intereses que se ponen en juego, los ciudadanos van a decidir libremente por la fórmula que mejor les convenga, asunto nada complicado por cierto, por lo conocido de las trayectorias de cada partido y su comportamiento en el Gobierno.

    Hoy, los partidos, sobre todo los tradicionales, son impresentables, por los reiterados agravios infringidos a los ciudadanos durante el largo tiempo que permanecieron en sus gobiernos corruptos, demostraron con creces que no les importaba la agenda ciudadana y dieron razones de sobra en cómo no se debe gobernar, además, con actitudes prepotentes y contrarias a los intereses populares, enviaron cada vez más núcleos sociales a la pobreza extrema, mancillando la vida pública.

    Durante los 30 años que duró su amasiato gubernamental, los partidos tradicionales gobernaron para las élites privilegiadas, dando en cada una de sus acciones muestras de corrupción galopante y de un abusivo uso patrimonialista de los recursos públicos. Había, todavía hasta Enrique Peña Nieto, “un gobierno rico y un pueblo cada vez más pobre”.

    El pueblo no les perdona a esos partidos que en el pasado hayan favorecido a una minoría rapaz y contraria a los intereses de la mayoría de este país. A la vez, demostró ese mismo pueblo una gran fortaleza al luchar por la tierra y las aguas, lo que hizo que se preservaran variadas riquezas, resistiendo a la depredación que impulsaban los privatizadores de todo. Si el País aún cuenta con enormes riquezas, naturales y humanas, se debe a su pueblo generoso, que ha sabido deshacerse de los políticos logreros y vendepatrias. Pese a la despiadada explotación de que ha sido objeto este país, por parte de filibusteros de toda laya, que han mancillado su suelo, es admirable cómo todavía podemos presumir la fortaleza de esta gran nación que amamos los mexicanos bien nacidos.

    No nos vamos a cansar de repetir cómo han sido saqueadas las riquezas naturales y aún perduran sus yacimientos mineros, petroleros, forestales y sus incomparables litorales, que integran sus enormes mares de dos océanos que cubren nuestras costas; sin parangón en su geografía, ni en sus hermosos pueblos, este país ha entrado, desde 2018, a una época histórica de democracia y regeneración nacional. Pese a la plaga de malos gobernantes que ha padecido, el pueblo tiene agallas para reconstruirse y avanzar mirando un futuro promisorio.

    Hay pocos países en el mundo que cuentan con las riquezas naturales de esta Nación, eso da a sus ciudadanos certidumbre para prever un futuro lleno de buenas nuevas, contando con un gobierno que combate la corrupción a fondo, como viene ocurriendo en la actualidad. En eso trabaja el Presidente con denuedo y una entereza que impresiona.

    La Oposición conservadora, con sofismas y denuestos sin fundamento, descalifica toda la obra social del gobierno de la cuarta transformación, pero no mella la firme conciencia del pueblo, que manifiesta mucha claridad en su apoyo al Presidente Andrés Manuel López Obrador. Como nunca antes los ciudadanos son conscientes del valor que representan los programas sociales que ha puesto en marcha este gobierno, y de su lucha sin concesiones contra la corrupción que se había enseñoreado en la vida pública del País, ahí está el meollo del enorme apoyo que tiene el Presidente y, con él, todo el movimiento de regeneración nacional que lo acompaña.