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    Son siameses o, si se quiere, ramas del mismo tronco: Los que organizaron la marcha del domingo 13 en el Paseo de la Reforma, que reunió a los que cometieron los más grotescos fraudes electorales en la historia moderna de México, y los que se reunieron en la cumbre en Santa Fe, políticos atrincherados en la religión, defienden y combaten exactamente lo mismo.

    Ambas ramas del mismo tronco conservador identifican como el enemigo común al pensamiento progresista, que busca instaurar un Estado de bienestar ante el neoliberalismo, y al Presidente Andrés Manuel López Obrador, definido por unos y otros como “populista” y “comunista”, casi el demonio.

    Los líderes de ambas facciones del conservadurismo son también iguales: Claudio X. González y Eduardo Verástegui no se reconocen como políticos, sino como activistas, pero los dos son hijos del privilegio y defensores de las élites que siguen ostentando el poder económico y mediático que se siente amenazado.

    Y tan son iguales que a los dos los unió Enrique Peña Nieto, emblema de la corrupción: Al primero le concedió la privatizadora reforma educativa y miles de contratos para la empresa familiar, Kimberly Clark de México, y al segundo lo paseó en el ostentoso avión presidencial, bebiendo vino, y hasta lo llevó ante el Papa Francisco para ser bendecido.

    Verástegui, más conocido por sus escándalos con Ricky Martin que como cantante y actor, es sobrino de César “El Truko” Verástegui Ostos, el derrotado candidato a Gobernador de Tamaulipas postulado por el fugitivo Francisco Javier García Cabeza de Vaca y la coalición PRI, PAN y PRD que creó, en su propio domicilio, el oligarca Claudio X. González Guajardo.

    Y es que los de la marcha de Claudio X González y los asistentes a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), reunidos en el hotel Westin de Santa Fe por Verástegui, no tienen proyectos distintos y contrapuestos, porque defienden exactamente lo mismo -el modelo neoliberal y los principios de la civilización occidental-, sólo que con diferencias en la forma.

    La “verdadera derecha”, la reunida en Santa Fe, se asume como tal y despliega sus consignas sin sonrojo ante la “derechista cobarde”, la que marchó en Reforma, que es además hipócrita, porque busca parecer progresista y buena ondita, una simulación que ya a nadie sorprende.

    Hay quienes estuvieron en la marcha de Claudio X. y también en la cumbre de Verástegui: Por ejemplo, la organización ultraderechista El Yunque, que se aferra al secreto y que opera en países de América y Europa a través de membretes como Misión Rescate México, Hazte Oir, Citicen Go y, claro, el partido Vox.

    Obviamente no se trata solamente de México, sino de todo el hemisferio y de Europa: Unos y otros han alentado y/o justificado estrategias de desestabilización y hasta golpes militares, como en Bolivia y Brasil, además de la privatización, depredación y despojo de los recursos naturales de los países, utilizando campañas mediáticas de desinformación.

    En la forma, los partidos políticos de Claudio X. critican, por ejemplo, a Donald Trump y al partido Vox de España, socios de Verástegui, pero respaldan respectivamente a Joe Biden y al Partido Popular, que defienden exactamente lo mismo. Son, para efectos de ilustración, la Coca Cola y la Pensi Cola.

    Tampoco hay diferencias en el mundillo “intelectual” y mediático: Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, José Woldenberg y Claudio X. González defienden y combaten exactamente lo mismo que Mario Vargas Llosa y Vox en México, España, Estados Unidos y América Latina.

    Ambas facciones de derecha también son idénticas en denunciar que se persigue las ideas y la libertad de expresión, pero la de Claudio X. y la de Verástegui se reúnen, se manifiestan y hacen lo que desean en México sin que nadie, incluido el gobierno del “dictador”, las moleste.

    La coalición de Claudio X. aún no tiene candidato presidencial, mientras que Verástegui ya tiene al suyo, él mismo, pero no tiene partido político. En una de esas, siendo ramas del mismo tronco, se ponen de acuerdo y van juntos en el 2024.

    A Verástegui ya lo aclamaron sus seguidores que se reunieron en Santa Fe bien como candidato presidencial y bien puede ser el plan B del conservadurismo nacional si no funciona la coalición de Claudio X., en el 2024 o en el 2030.

    Tiene razón el politólogo Juan Carlos Monedero: El capitalismo en crisis siempre tiene como plan B el fascismo...