Los humanos envejecemos dos veces

    El envejecimiento biológico no ocurre de manera lineal. Investigaciones basadas en relojes epigenéticos, han demostrado que existen momentos en la vida en los que se observan ‘saltos’ en la edad biológica.

    El envejecimiento es un proceso biológico inevitable y complejo, caracterizado por una disminución progresiva de la funcionalidad celular y sistémica. Aunque el envejecimiento es un fenómeno continuo, estudios recientes han identificado dos edades específicas en las que el cuerpo humano experimenta un envejecimiento acelerado: alrededor de los 30 y los 60 años.

    El proceso de envejecimiento involucra múltiples niveles biológicos, desde el daño molecular y celular hasta la disfunción de tejidos y órganos. Las teorías del envejecimiento incluyen la teoría del daño acumulativo, la teoría del envejecimiento programado y la teoría de los radicales libres.

    A nivel celular, el envejecimiento se asocia con el acortamiento de los telómeros (regiones de ADN que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que protegen la información genética), la senescencia celular y la alteración de la homeostasis proteica. Además, las células senescentes, que dejan de dividirse pero no mueren, secretan moléculas proinflamatorias que contribuyen al deterioro del microambiente tisular (de los tejidos).

    El envejecimiento biológico no ocurre de manera lineal. Investigaciones basadas en relojes epigenéticos, han demostrado que existen momentos en la vida en los que se observan “saltos” en la edad biológica. A los 30 años, el cuerpo humano comienza a mostrar signos de envejecimiento acelerado, marcados por cambios hormonales, una disminución de la capacidad regenerativa y el inicio de la pérdida de masa ósea y muscular. La disfunción mitocondrial y el estrés oxidativo aumentan en esta etapa, lo que sugiere un cambio significativo en el metabolismo celular.

    El segundo pico de envejecimiento acelerado ocurre alrededor de los 60 años. En esta etapa, el fenómeno de la inmunosenescencia se hace más evidente. La capacidad del sistema inmunológico para responder a infecciones y eliminar células dañadas disminuye, mientras que la inflamación crónica de bajo grado (inflammaging) se intensifica. Este estado inflamatorio persistente no solo está relacionado con enfermedades crónicas, como la aterosclerosis y la neurodegeneración, sino que también acelera el proceso de envejecimiento en múltiples tejidos.

    El envejecimiento también está influido por factores externos y de estilo de vida. El tabaquismo, el sedentarismo, una dieta rica en alimentos ultraprocesados y el estrés crónico son factores que aceleran la edad biológica. Además, la exposición a toxinas ambientales y la falta de sueño de calidad pueden amplificar el envejecimiento celular, particularmente en las edades críticas. Estudios longitudinales han demostrado que individuos con hábitos de vida saludables muestran un envejecimiento biológico más lento y una mayor longevidad.

    Mitigar el envejecimiento acelerado es posible mediante intervenciones basadas en la dieta, el ejercicio físico y el uso de fármacos o suplementos innovadores. La restricción calórica y el ayuno intermitente pueden reducir el estrés oxidativo y mejorar la función mitocondrial.

    El reconocimiento de los 30 y 60 años como puntos críticos en el envejecimiento humano permite desarrollar intervenciones personalizadas para prolongar la vida saludable. Futuros estudios deben centrarse en identificar biomarcadores específicos que permitan predecir estos cambios y evaluar el impacto de las intervenciones tempranas en la longevidad y la calidad de vida.