Lo popular y lo clásico

ÉTHOS
08/06/2023 04:03
    Estos “puristas” pretenden que la música clásica sea encerrada en un nicho, para evitar su contaminación o profanación con elementos extraños tomados de la vena del pueblo.

    Algunas personas establecen una clara distinción entre música clásica y popular; e, incluso, hasta con la música folklórica. Estos “puristas” pretenden que la música clásica sea encerrada en un nicho, para evitar su contaminación o profanación con elementos extraños tomados de la vena del pueblo.

    No obstante, razonar de esta forma es desconocer la cultura, tradición y costumbres del pueblo. En efecto, ¿quién de nosotros podría objetar que el famoso “Huapango”, de José Pablo Moncayo, sea interpretado por una orquesta sinfónica? Es claro que no, y, sin embargo, ahí encontramos la huella de varios sones veracruzanos, como El Siquisiri, El Balajú y El Gavilancito. Esta apropiación de la tradición musical, lejos de constituir un demérito, es asumir la grandeza del nacionalismo melódico y rítmico de cada pueblo.

    El profesor de la Escuela Superior de Música de Cataluña, Rubén López Cano, expresó: “El músico clásico no puede estar cerrado en su tradición, creyendo que hay una autenticidad de pureza; estamos contaminados, somos hijos de la cumbia, del jazz, aunque no lo queramos. Eso no está mal. Eso simplemente nos hace ser individuos expuestos a una diversidad musical, a una ecología mixta de músicas para gozarlas y disfrutarlas”.

    En el concierto que ofrece hoy la OSSLA, a las 19:30 horas en el Teatro Pablo de Villavicencio, con entrada libre, esta diversidad musical es muy evidente. Ya hemos hablado de que en la Segunda Sinfonía de Tchaikovsky se reconocen varias melodías tradicionales ucranianas, pero lo mismo acontece con las otras dos piezas que incluye el programa: La Margariteña, del venezolano Inocencio Carreño, cuyo tema principal es la canción Margarita es una lágrima. La otra pieza es de Aaron Copland, La primavera en Los Apalaches, con identidad musical de Estados Unidos.

    ¿Disfruto lo popular y lo clásico?