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"ÉTHOS"

"Lenguaje de amor y esperanza"

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    Cuando se experimenta un agudo y acerbo dolor, la mente y el corazón se niegan a expresar el lenguaje de amor y esperanza. La frustración y desesperación eclipsan el sol del optimismo y de la alegría. Después de experimentar en carne propia el aguijón de la maldad y el arpón de la crueldad, es difícil esculpir en el rostro la sonrisa de un nuevo amanecer.
     
    George Steiner -teniendo presente el drama de Auschwitz- denominó a esta desazón “gramática de lo inhumano”, porque consideró que ya no es posible proseguir el camino de la vida como si no hubiera pasado nada.
     
    Hay una pregunta que horada insistentemente la mente de Steiner sin encontrar una respuesta plausible. “¿Cómo se puede tocar a Schubert por la noche, leer a Rilke por la mañana y torturar al mediodía?”
    El corazón del ser humano es añoso arcón en el que se guardan luces y sombras, apacibles lagos y turbulentos rápidos, sublimes bosques e inmensos desiertos, eximia generosidad y refinada crueldad.
     
    “No hay distinción más fundamental entre los hombres psicológica y moralmente, que la que existe entre los que aman la muerte y los que aman la vida, entre los necrófilos y los biófilos”, dijo Erich Fromm.
    “El necrófilo puro es un loco, el biófilo puro es un santo. La mayor parte de la gente es una mezcla particular de orientaciones necrófilas y biófilas, y lo importante es cuál de ellas predomina”.
     
    Esta ambivalente mezcla explica la angustiante barbarie cotidiana en que vivimos, y ante la cual se necesita privilegiar el lenguaje de amor y esperanza. No debemos permitir que tengan la última palabra el lenguaje del odio, de la violencia, del rencor y, mucho menos, de la indiferencia y del olvido.
     
    ¿Privilegio el lenguaje de amor y esperanza?