Las tres visitas de Ken Salazar a Sinaloa
El Embajador que enfrenta los estigmas

OBSERVATORIO
    Lo que Ken Salazar dijo y lo que hizo en alrededor de 24 horas que estuvo en Culiacán va más allá del elogio diplomático. Es la indicación a sus coterráneos para que retomen sus viajes a Sinaloa y fortalezcan la confianza en el potencial de negocios que ofrece el estado

    Con tres reuniones en menos de seis meses, dos en Mazatlán y la de esta semana en Culiacán, algo bueno deben traer para Sinaloa los ya frecuentes encuentros que han sostenido el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, y el Gobernador Rubén Rocha Moya, porque ningún otro representante de la Cancillería del vecino país del norte había puesto los pies, y principalmente la atención, tantas veces en el suelo de los once ríos. Todo indica que la relación bilateral, sobre todo la que tiene que ver con el emporio agroalimentario estatal, dará frutos en poco tiempo más allá de la cortesía diplomática.

    La llegada del Embajador a la ceremonia en la cual el Gobernador inauguró la Expo Agro Sinaloa 2024 jaló el interés de expositores y visitantes al tratarse de la mirada que una potencia económica mundial le echa a la actividad productiva que trata de sobrevivir en medio de varias crisis, siendo la sequía y los bajos precios para las cosechas las que ponen en entredicho la redituabilidad y viabilidad del campo en el futuro inmediato. Algo trae entre manos Salazar para este sector porque las frases que pronunció fueron espontáneas. “Sabemos que la alimentación que sale de aquí levanta a México y levanta a los Estados Unidos”, es lo menos que dijo.

    El representante de Estados Unidos está lejos de ser un peregrino equis cuyas visitas a las diferentes regiones mexicanas pasen desapercibidas o resulten infructuosas. Su sola presencia en destinos como Mazatlán, las del 7 de septiembre de 2023 y del reciente 6 de diciembre, son señales de confianza para los turistas estadunidenses que desde hace décadas borraron a la Perla del Pacífico de sus itinerarios de recreación. O bien, la estancia de dos días en Culiacán, donde pernoctó en paz, significa un gesto inmejorable para atemperar los estigmas que evitan que más capitales del Tío Sam se animen a venir a Sinaloa.

    Lo que dijo y lo que hizo en alrededor de 24 horas que estuvo en Culiacán va más allá del elogio diplomático. Es la indicación a sus coterráneos para que retomen sus viajes a Sinaloa y fortalezcan la confianza en el potencial de negocios que ofrece el estado. “Me decían algunos que no debería pasar la noche en Culiacán, pero pasé la noche en Culiacán y les quiero decir que me siento muy seguro”, manifestó sin dejar lugar a dudas sobre el impacto y la pertinencia de tal expresión. Esta locución vale más y tiene mayor efectividad que las campañas de promoción turística que con millones de dólares se realizan en Estados Unidos.

    Y sí. Chauvinismos out of style aparte, Sinaloa necesita a Ken Salazar como permanente facilitador de mejores relaciones comerciales con Estados Unidos, principalmente en productos agrícolas y del mar cuyas exportaciones enfrentan con frecuencia restricciones sanitarias como son los casos de acusaciones de dumping en atún, camarón y tomate de las que derivan fuertes sanciones arancelarias. En lo que corresponde al crustáceo sinaloense ya hay logros tangibles al conseguir la certificación para exportarlo a mercados estadounidenses.

    También en lo referente a la atracción de inversión extranjera a Sinaloa hay frutos maduros que denotan lo estratégico de la interlocución de Ken Salazar, el dignatario de trato afable, sombrero de ranchero y afanoso observador de la situación en que viven los diversos sectores mexicanos. Hace algunas semanas causó sorpresa y agrado el hecho de que anunciara, en el marco de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas, la inversión de 2 mil 200 millones de dólares para instalar en el Municipio de Ahome una planta del proyecto Pacífico Mexinol, con emisiones de carbono ultra bajas.

    Estaría por escribirse la mejor colaboración binacional en lo que concierne a Sinaloa si durante el sexenio de Rubén Rocha Moya, que concluye el 31 de octubre de 2027, se concretan tres cosas: la eliminación del warning para que los turistas de aquel país retornen a Mazatlán, la instalación de la fábrica de Pacífico-Mexinol en Topolobampo y la mayor apertura en el Tratado de Libre Comercio a la producción agrícola no sólo para legumbres y frutas sino para los granos alimentarios bajo un esquema que recapitalice la labor de la labranza de la tierra.

    De tanto venir a Sinaloa, Ken Salazar acabará siendo seducido por las maravillas naturales, el esfuerzo productivo lícito que desde el amanecer hasta muy entrada la tarde realiza la gente del campo, y la hospitalidad de un conglomerado humano que en los hechos no es como lo pintan apologistas que resaltan lo negativo y desvanecen lo positivo. Esta tercera vez que vino, platicó con la fuerza legítima que sostiene en alto la economía y quiso escuchar a sectores en vulnerabilidad ofreciéndoles mecanismos de protección.

    Nomás con los camarones y callos de hacha, aguachile, cerveza Pacífico y música de tambora le sobra a Sinaloa para sumar al Embajador al fortalecimiento de esta tierra que de por sí es grande, y aspira a serlo más. Hasta que el mundo hable de nosotros como el prodigio que emana del esfuerzo de un pueblo de bien.

    Reverso

    Cuidado, Embajador Ken Salazar,

    Con el vaivén de olas en Mazatlán,

    Y el canto de ríos de Culiacán,

    Cuyos hechizos lo pueden atrapar.

    El surco jamás se rinde

    Inició ayer la edición 2024 de la Expo Agro Sinaloa como un monumento a la capacidad de resistencia de las mujeres y hombres del campo cuya tenacidad es más fuerte, siempre lo ha sido, que cualquier adversidad. Con los bajos precios de las cosechas y sistemas de comercialización inciertos, así como la sequía que abate la superficie de siembra y políticas públicas cada vez más distantes de la vocación del granero de México, los guerreros del surco reiteran la perseverancia que debe servir por lo mínimo para sensibilizar al Secretario de Agricultura, Víctor Manuel Villalobos, y vaya a Palacio Nacional a contarle al Presidente Andrés Manuel López Obrador esta historia de nuestra persistencia agrícola.