Para la elección en 1965, en que se iba a escoger al candidato al Presidente Municipal, había nuevas reglas desde el tricolor nacional.
No había quien no se quejara de esas chingaderas que traía en su agenda ese tal Carlos Alberto Madrazo, como dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, quesque ahora las internas del partido debían ser por democracia.
Con Antonio Toledo Corro más ocupado en no perder más allá de repartición de tierras en el sur de Sinaloa, y con un Leopoldo Sánchez Celis viendo todo casi de reojo, comenzó a cocinarse en Escuinapa otro de sus memorables historias.
Por órdenes de Madrazo, a Sinaloa llegó como delegado Cruz Colín, para hacerse cargo del proceso interno.
La chamba fue tal que se registraron siete candidatos, entre ellos uno propuesto por la Liga de Comunidades Agrarias, uno de los organismos con mayor músculo del PRI en aquellos años.
El proceso lo ganó Óscar Abelardo Simental Beaven, conocido como Pepe, aún y que no contaba ni con la simpatía de Toledo Corro ni de Sánchez Celis.
Su llegada se dio después del trienio que completó Mateo Camacho Ontiveros.
Camacho Ontiveros era conocido por muchos con alguien que le gustaba la bebida y la fiesta. Tuvo sus momentos que se los dejaron pasar por ser el Presidente Municipal.
Se sabe que era muy tomador, y era muy echón, era un Zapata, recuerda Martín, quien además es su sobrino.
Pocos días después de dejar la Presidencia Municipal, Camacho Ontiveros cayó en la cárcel, porque la policía lo sorprendió en estado de ebriedad.
Se sabe que quienes lo detuvieron eran judiciales, sin embargo los escuinapenses decidieron culpar a “Pepe” Simental Beaven por lo ocurrido y comenzaron a circular un rumor.
Lo peor para Pepe es que Mateo Camacho fue nombrado líder de la Liga de Comunidades Agrarias en febrero de 1966, apenas unos días después del incidente con la ley.
“Y lo van a tumbar, lo van a tumbar”, decían en el pueblo.
“No va a llegar al Grito de Independencia”, dijeron primero.
“No va a llegar a la Navidad”, se escuchó después.
Cuando llegó Mateo a la Liga, todos estaban convencidos: ahora sí, chingó a su madre Pepe Simental.
Para su presentación, Mateo ordenó un mitin en el puro centro de Escuinapa, con música de banda, con caballos, para hacerlo ver llegar a la ciudad en una entrada triunfal.
El evento fue en el entonces cine Regis, frente a la plazuela que después sería nombrada por Simental Beaven como Ramón Corona.
Dicen que para sabotear el evento, gente cercana a Simental Beaven apagó la luz.
Aun así, sin micrófono, se levantó Mateo Camacho y gritó: La lucha agraria, el reparto agrario, llegará hasta las últimas consecuencias, brinque quien brinque, salte quien salte.
Un claro desafío a Toledo Corro y respaldo a Sánchez Celis.
Todos se pararon a aplaudir y eso parecía el final para Pepe Simental, quien con la llegada del Año Nuevo, fue destituido por el Gobernador.
Entonces el PRI nombró como interino a su dirigente local, Arnoldo Topete Gómez, y quien era propuesta del Gobernador, pero los escuinapenses lo rechazaron.
Llegaron partidarios del propio Simental Beaven lanzando cuetes para llamar a los ciudadanos a la revuelta, que comenzaron a lanzar piedras al Palacio Municipal.
La gente inconformada duró varios días, llegaron de los ejidos para manifestarse y rechazar la imposición.
Las manifestaciones y turbas duraron entre siete y ocho días, hasta que nombraron a Emilio Grave Moreno como el nuevo Presidente Municipal.
“Lo que no querían era a Topete; le llovían piedras, pues no lo querían, la gente no lo quería”, recuerda Martín. “Hasta que lo sacaron... fijate, aquí no nos andamos con chingaderas”.