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La American Heart Association publicó un informe el jueves pasado en el cual clasifica las 10 mejores dietas, de acuerdo con sus pautas para una alimentación saludable para el corazón. Los investigadores descubrieron que algunas de las dietas más populares, como la cetogénica (Keto) y la paleolítica (Paleo), tienen una clasificación muy baja.
La dieta Keto es una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas que tiene como objetivo poner al cuerpo en un estado de cetosis, donde quema grasas en lugar de carbohidratos para obtener energía. En general, esta dieta implica consumir aproximadamente el 75 por ciento de las calorías de grasas, el 20 por ciento de proteínas y solo el 5 por ciento de carbohidratos. La idea detrás de la dieta Keto es que, al reducir drásticamente la ingesta de carbohidratos, el cuerpo comienza a quemar grasa almacenada para obtener energía en lugar de carbohidratos. Esto puede llevar a una rápida pérdida de peso y a mejorar la sensibilidad a la insulina. Los alimentos permitidos en la dieta Keto incluyen carnes, pescados, huevos, mantequilla, aceite de coco, aguacate, nueces y semillas, entre otros. Se deben evitar los alimentos ricos en carbohidratos, como el pan, el arroz, la pasta, las papas, las frutas y los dulces.
Por otro lado, la dieta Paleo, también conocida como la “dieta del hombre de las cavernas”, se basa en la idea de que los seres humanos deberían comer como nuestros antepasados de la era paleolítica. Esta dieta se centra en alimentos naturales y minimiza los alimentos procesados y refinados. Estos incluyen carne, pescado, huevos, frutas, verduras, nueces y semillas. La dieta se enfoca en alimentos no procesados y no refinados, por lo que los alimentos procesados, como los granos refinados, los productos lácteos, los azúcares refinados, los aceites refinados y los alimentos envasados, están excluidos. Los defensores de la dieta Paleo argumentan que los humanos evolucionaron comiendo alimentos sin procesar y, por lo tanto, esta dieta es más saludable porque se ajusta mejor a nuestra biología evolutiva.
Sin embargo, estudios recientes han encontrado que las dietas Keto y Paleo pueden ser potencialmente perjudiciales para la salud del corazón debido a las altas cantidades de grasas saturadas y colesterol que a menudo implican. A corto plazo, estas dietas ocasionan pérdida de peso y mejoras en los niveles sanguíneos de lípidos y azúcar. Sin embargo, a largo plazo, pueden aumentar los niveles de LDL (“colesterol malo”), uno de los principales factores de riesgo para enfermedades del corazón.
Las restricciones en el consumo de frutas, cereales integrales y legumbres pueden dar lugar a una reducción de la ingesta de fibra. Además, estas dietas son ricas en grasas sin limitar las grasas saturadas. El consumo de altos niveles de grasas saturadas y bajos niveles de fibra están relacionados con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
El informe también tuvo en cuenta otros factores como la flexibilidad de la dieta, la relevancia cultural, la preferencia personal y la asequibilidad. La dieta DASH (“Dietary Approaches to Stop Hypertension”, dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y productos lácteos bajos en grasa), la dieta mediterránea, la dieta “pesquetariana” (vegetarianos que comen pescados) y la dieta vegetariana se encuentran entre las dietas con mayor puntuación.
El conocimiento de los carbohidratos es clave. Necesitamos carbohidratos como combustible y energía para nuestro cerebro. En términos de grasas, reemplazar las grasas saturadas y sintéticas con ácidos grasos mono y poliinsaturados que se encuentran en las nueces, semillas y algunas frutas como la aceituna y el aguacate puede ser una opción saludable para el corazón.
Si bien las personas no tienen que eliminar completamente los carbohidratos y las grasas de su dieta, el mejor curso de acción es encontrar un patrón de alimentación que funcione específicamente para cada individuo.