La recuperación social de la pandemia pasará por las escuelas. A quererlo o no, los docentes cargan sobre sus hombros un cúmulo de esperanzas materializadas en el estado anímico y psicológico de sus comunidades. La escuela es un termómetro social, nos sentimos y reconocemos por como las observamos. Basta imaginar un fenómeno natural como un ciclón, por ejemplo, las autoridades se centran en reestablecer primero las escuelas, da una sensación de restitución del orden.
Cuando niño crecí en un departamento en el centro de Mazatlán, eran seis. Al irse la luz, mi madre me encargaba desconectar la televisión, el hornito y el refrigerador, al volver la energía podían estropearse. Solía asomarme por la ventana que abría la vista hacia las demás casas de la cuadra, desde ahí regresaba “la esperanza”. Al encenderse un foco, mamá me decía que esperara, que observara un poco más; así, poco a poco, el vecindario que antes tenía un aspecto de “boca de lobo”, iba recuperándose gradualmente hasta quedar totalmente iluminado. Yo hacía mis labores, intentaba con el switch de luz y luego con los aparatos domésticos en casa. La paz había sido reestablecida.
El ejercicio de regreso a clases, sin importar cuando suceda, integra una noción pedagógica sobre la recuperación de la confianza; y, me atrevo a decir, no sólo de la comunidad educativa, sino de la comunidad sinaloense en su conjunto. Imaginar reactivadas nuestras escuelas, desde cada uno de los rincones y colonias en nuestras localidades, nos afecta a todos.
Los Centros Comunitarios de Aprendizaje (CCA’s) no representan un regreso a clases ni una reapertura, todavía no. Aunque sin duda, encarna la vivencia más cercana que hayamos experimentado de manera presencial en las escuelas en los últimos 14 meses. A partir del lunes pasado, 632 escuelas decidieron habilitar sus escuelas como un CCA, con presencia en todo el estado, en comunidades rurales y urbanas, en niveles educativos desde preescolar hasta Universidad, en modalidad pública y privada. En medio de condiciones diversas priva un solo elemento: no quedarnos sin opciones de cara a la pandemia para cerrar este ciclo escolar.
Si algo ha caracterizado al sistema educativo sinaloense en medio de esta pandemia es el haber encontrado, una y otra vez, márgenes de maniobra donde aparentemente no existían. Comparto con Ustedes 10 cosas que debemos saber sobre esta “opción” adicional para algunas comunidades educativas, siempre con el objetivo de poner #PrimeroLosNiños.
Primero, los CCA’s se habilitaron a partir del 26 de abril. Luego del periodo vacacional de Semana Santa y Pascua, era importante observar el comportamiento de la pandemia, por lo que se dio un margen de 15 días para iniciar. El número de escuelas que hayan decidido iniciar, en este caso 632, variará hacia adelante; puede aumentar o reducirse de acuerdo con la funcionalidad que tenga para cada comunidad educativa.
Segundo, no es un regreso a clases presenciales. El verbo “habilitar” escuelas es fundamental para entender los CCA’s. Las escuelas siguen cerradas por la pandemia, y eso no esta a discusión; de hecho, existe un decreto presidencial para ello. Sin embargo, en Sinaloa se trabajó en un marco jurídico respaldado en un Acuerdo Secretarial, publicado en el Periódico Oficial del Estado de Sinaloa con fecha 31 de marzo. El acuerdo faculta la habilitación de las escuelas como un espacio para la tutoría, no para el regreso.
Tercero, es una medida voluntaria. Nadie puede obligar a un docente, a un director, a una mamá o alumno a asistir a un CCA. Cerrar el ciclo escolar actual nada tiene que ver con el pasado, ahora son 14 meses sin escuelas en su formato presencial, antes eran tres. Si una escuela ve condiciones que le favorecen y el director está de acuerdo, lo mismo que los docentes, conversan con los padres de familia y toman la decisión “desde abajo”. Quien decida mantenerse a distancia, así lo hará; lo importante es cerrar el ciclo escolar con los aprendizajes mínimos necesarios para seguir adelante y las trayectorias educativas no se vean interrumpidas en un futuro.
Cuarto, el objetivo es combatir el abandono escolar. Si no hacemos nada, esta problemática tendrá repercusiones sociales de otra magnitud. El abandono escolar es producto de dos realidades: rezago educativo y condiciones socioemocionales. Que un niño o niña quiera ir a correr a su escuela y la comunidad educativa adopte una decisión positiva al respecto, es razón suficiente para seleccionar a esa niña para que asista; la escuela no es sólo para calificar. Queremos, ante todo, niñas y niños felices, plenos. Cada escuela decide quién asiste.
Quinto, es fundamental mantener los grupos reducidos. Los grupos deben salvaguardar la sana distancia en todo momento. La idea de manejar grupos de 9 niñas y niños por docente pretende dar margen de control a los docentes que asisten a la escuela, como garantías a las familias que optan por esta opción.
Sexto, funcionan con semáforo amarillo. Sólo con semáforo amarillo en el estado, los CCA’s pueden estar habilitados. Si el día de mañana, Sinaloa adoptara el color naranja o el rojo, esta opción deja de ser “opción”. Ahora bien, aquellos municipios que están en rojo o azul pueden ACTIVAR el CCA porque el semáforo en el estado es amarillo, así lo indica el Acuerdo Secretarial; más aun, si algunos miembros de la comunidad educativa este “aparente conflicto” los detiene, la contraposición entre el semáforo en el municipio y el estado, son libres de decidir si optan o no por esta opción. No hay conflicto.
Séptimo, la asistencia debe ser intercalada. Nuestra lógica de actuación sigue siendo el marco de la pandemia por lo que debemos seguir cuidándonos. Que el niño o niña que asistió la semana 1 no asista la 2, sino hasta la tercera semana es sólo una medida adicional de seguridad para la comunidad educativa. Si algún caso fuera detectado, le permite a toda la comunidad tener un respiro porque la cadena de contagio se rompió en la escuela, y permite observar manifestaciones en otros desde sus casas.
Octavo, todas las medidas fueron avaladas por el Consejo Estatal de Salud. Si bien es cierto el Acuerdo Secretarial viene firmado por el Secretario de Salud, el Dr. Efrén Encinas y el Secretario de Educación en el estado, el primer paso de esta discusión se da en el marco más amplio de un Consejo de expertos, quienes tienen más de un año funcionando para combatir la Covid-19.
Noveno, la jornada debe limitarse a dos horas del día. Esta ha sido una de las medidas más controvertidas por no sentirlo funcional a sus necesidades, y ameritaría una reflexión particular en este espacio. La medida está dentro de la lógica gradualista que hemos adoptado y hoy en día, nos ha funcionado de distinta manera a todos. Espero que la evidencia y los aprendizajes que este ejercicio nos reditúe nos permita hablar hacia delante de “ajustes” al tiempo de asistencia presencial en las aulas.
Finalmente, seguimos en pandemia, por lo que es fundamental conocer los protocolos “en caso de”. Todas las escuelas recibieron una guía para los docentes y una para padres de familia, reconociendo que lo más importante es acompañar en la toma de decisiones ágiles para mantener segura a la comunidad.
Primero fueron los filtros escolares, luego los aprendizajes clave, seguimos con la forma de evaluar, luego dimos la libertad y confianza a los docentes para no conformarnos con “Aprende en Casa” televisión, ahora son los CCA. Toca cerrar el ciclo escolar, no podemos quedarnos sin opciones. Una niña o niño más que decida quedarse en su escuela, representa salvar a una generación entera. #MeQuedoEnMiEscuela
Que así sea.