La noción de largo plazo está vinculada a la idea de un período de tiempo relativamente extenso. Puede tratarse de algo que se desarrolla, se concreta o finaliza mucho tiempo después de su creación o surgimiento. La realización del largo plazo depende del cumplimiento sostenido durante años de las metas a corto y mediano plazo.
Algunas habilidades que ayudan a lograr las metas de largo plazo pueden ser: la flexibilidad cognitiva, para pensar diferente cuando la vida no transcurre como esperamos; el resolver problemas, para reducir los conflictos y el estrés; la resiliencia para adaptarse a situaciones de incertidumbre; el autocontrol, para resolver lo que surge a corto plazo y poner el foco bien fijo, para poder decir que sí a la meta que se anhela y decir no a otras opciones.
La Organización Mundial de la Salud, por el año de 1993, determinó ciertas habilidades por desarrollar como facilitadoras para el logro de las metas de vida: autoconocimiento, empatía, comunicación asertiva, relaciones interpersonales, toma de decisiones, pensamiento creativo, pensamiento crítico, manejo de emociones y sentimientos, manejo de problemas y conflictos.
En materia de finanzas, el término largo plazo, puede significar el pago de cómodas mensualidades que se determina proporcionado a un ingreso fijo y que por tanto facilita la obtención y uso de un bien aunque lo debas y lo pagues en mucho tiempo. Aquí lo malo es que el costo del plazo puede representar la tumba para el ahorro que también debe hacerse y que por el solo hecho del tiempo el bien de consumo al final se extingue. Entonces habremos pagado por su uso.
En las empresas, normalmente los frutos se obtienen con el largo plazo, el emprendedor de alma, no invierte para cerrar en seis meses, lo hace para luchar, para no rendirse, para resistir, para recomenzar, para permanecer a pesar de las dificultades. Contrario a la extinción de los bienes de consumo duradero que se extinguen con el plazo, la esencia de la empresa, se consolida con el plazo, con el tiempo.
Pero sin duda donde es muy admirable la vivencia del largo plazo, es cuando hablamos de relaciones amorosas, de pareja o de amistad. Donde se funde o comparte un proyecto de vida por años y por el hecho de sobrevivir, su vida cotidiana es presidida por sólidos sentimientos de amor, gratitud, generosidad y amplia disposición como resultado de lo que construyeron a diario. Los especialistas hablan de tres ingredientes fundamentales a promover en las relaciones duraderas: mantener la comunicación y el diálogo, preocuparse por desarrollar y manifestar cualidades, así como un buen manejo para la resolución de los conflictos. Pero sin duda, esas parejas que logran permanecer juntos por años son ejemplo para que muchos otros no se rindan. No deja de ser admirable, observar en parejas duraderas, que a pesar de la disminución de habilidades físicas y de que el tiempo ha mermado su salud, aún hablan con ilusión de como se conocieron y como se conquistaron.
Son solo acepciones explicadas mediante estos ejemplos simples que invitan a desarrollar términos y circunstancias. El término largo plazo, puede jugar a nuestro favor o a nuestra contra. Somos de un modo cuando hemos trabajado en una empresa por largo plazo. Somos de un modo cuando traemos deudas que cargamos a largo plazo. Somos de un modo cuando cargamos penas no resueltas a largo plazo. Somos de un modo cuando permanecemos realizando tareas que nos cuestan. Y definitivamente nos convertimos en la mejor expresión de nosotros mismos, cuando amamos a largo plazo empezando por nosotros mismos.