Larga vida a la transparencia en Sinaloa
Guiño a la CEAIP en presupuesto 2025
A lo mejor no significa nada, o probablemente representa mucho, el hecho de que el Congreso del Estado haya incluido en la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos del gobierno de Rubén Rocha Moya para 2025 los recursos que ejercerá la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública, el ente garante de la transparencia sobre el cual los poderes Legislativo y Ejecutivo guardan la decisión respecto a si desaparecerá o permanecerá en Sinaloa. En tanto llegan las determinaciones concluyentes de políticos, por cierto protagonistas de aquella lucha social que empujó la rendición de cuentas como el mejor antídoto contra la corrupción, hay que decir que a la CEAIP todavía se le mueve la colita.
El mismo Gobernador Rubén Rocha Moya; la Presidenta de la Junta de Coordinación Política de la 65 Legislatura local, María Teresa Guerra Ochoa; la Senadora Imelda Castro y diputadas federales como son los casos de Graciela Domínguez Nava, Olegaria Carrasco Macías y Yadira Santiago Marcos, marcaron sus huellas en el activismo a favor de derechos humanos tan fundamentales como el acceso a la información. Han de tener también plena conciencia en que descaminar esos pasos equivaldría a contradicción dolorosa.
Entonces, más vale no adelantar vísperas de lo que pasará en Sinaloa con la entidad autónoma que provee a la sociedad civil de lupas y microscopios con tal de que los recursos públicos sean manejados adecuadamente y cuya extinción, en caso de concretarse, significará una mácula en la historia de quienes ejecuten tal pérdida. No es tan fácil dar marcha atrás en la traslucidez de la cosa pública porque los únicos que saldrían ganando son los saqueadores de las arcas gubernamentales La sociedad lo reclamaría y los potenciales corruptos lo celebrarían.
Pero todavía no ocurre la embestida contra la institución que fue creada en 2008 por el entonces Gobernador Juan Millán y que ha ido evolucionando en la misión de poner a la vista de la ciudadanía la administración del dinero que ésta aporta vía impuestos y que por lo tanto debe ser destinado a mejorar el nivel de vida de los sinaloenses. Ojalá que no suceda como imposición de una moda nacional y que predomine en los actores locales decisores la responsabilidad de fortalecer lo que ha funcionado bien en la tierra de los once ríos.
Lo más prudente en este tema sería abrir una consulta con organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles, activistas sociales y cuanto ente ciudadano tenga que ver con la transparencia y acceso a la información. En otros estados del País ha iniciado dicho debate y predomina el sentido de pertenencia en la conversación pública al sentir que a la lucha cívica le quieren cercenar los ojos vigilantes. En sentido figurado, pretender que la Constitución sea tuerta invisibilizándole alcantarillas que se enmascaran como manantiales cristalinos.
Mientras sean peras o manzanas hay que evitar que decaiga la confianza puesta en manos de los gobernantes y representantes populares y en tal atisbo de esperanza importa hacer notar que en el presupuesto para el ejercicio fiscal 2025 que el martes le fue aprobado a Rocha Moya se establece la cantidad de 40.3 millones de pesos para el funcionamiento de la CEAIP que, aunque ataca el principio de irreductibilidad, abona a la eventualidad de que en Sinaloa la Comisión pueda salvarse del banco de neblina que se le aplicó al Instituto Nacional de Acceso a la Información enturbiando la fiscalización cívica de los erarios.
Claro que eso no garantiza nada porque si las diputadas y diputados no leyeron el Ensayo Sobre la Ceguera, de José Saramago, podrían dar palos de ciegos con los cuales golpeen la transparencia y aumenten los puntos ciegos que le impiden a la auditoría social revisar a instituciones que gastan el dinero público. Podría suceder que después de encender esa pequeña luz presupuestal que es un guiño a la permanencia de la CEAIP, procedan de todos modos a asestarle el marrazo que la extermine.
Es mejor ver las cosas con enfoque positivo, sosteniendo la esperanza como voto de fe depositado en quienes entrando el 2025 tendrán que decidir muerte o indulto. Nada trascendente sería dictaminar el ocaso de aparatos burocráticos que sirven para maldita la cosa, pero la CEAIP ni es de esas, ni le pertenece al Gobierno ni al Congreso. Es patrimonio de los sinaloenses que hace años, hartos de la corrupción, decidieron ponerle diques.
Vale la pena, pues, aplazar las exequias que algunos ya le preparan a la CEAIP. Siempre hay que tenerles confianza a quienes poseen el sano juicio para dirimir entre lo que le beneficia y le perjudica a Sinaloa. El dilema de prescindir de lo valioso y atesorar lo fútil no cabe en estos días en los que como sociedad hemos sido arrinconados en el callejón sin salida donde los malévolos nos despojan hasta de la capacidad de discernir sobre lo esencial.
Que enero traiga la virtud,
De despertar con la novedad,
Donde goce de cabal salud,
La CEAIP que algunos matad.
A los sinaloenses nos debe causar orgullo el hecho de que las diputadas y diputados del Congreso del Estado dieran una lección de alta responsabilidad al analizar y aprobar de manera unánime la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos del Gobierno del Estado para el año próximo. Bien con las reasignaciones, la prioridad dada a sectores sociales vulnerables y actividades productivas en situación de fragilidad, y la señal de que las divergencias políticas desvanecen al tratarse del parlamentarismo que pone a Sinaloa en el centro de todo. El voto unísono que le da luz verde al presupuesto es también el voto de confianza otorgado al Gobernador Rubén Rocha en estos tiempos difíciles cuando más necesita del consenso social en torno suyo.