La UAS también tuvo su jueves negro
Informe, ausencias, herido y denuncia
Es intolerable que el campus se haya manchado de sangre en el marco de un acto planeado para la rendición de cuentas, por más que la tensión acumulada en el conflicto entre la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Congreso y el Gobierno del Estado anunciaba la proximidad de la violencia, añadida a la percepción de malos manejos de recursos públicos en la institución de educación superior, mixtura de incivilidad y corrupción que de ninguna manera debe tatuársele a la histórica y entrañable casa de estudios.
Después del segundo informe del Rector la urgencia que se situó en la agenda interinstitucional es la clarificación de responsabilidades con apego a la ley. La agresión al elemento de seguridad de la Universidad coloca el diferendo en otra dimensión y reclama la prioridad de las sanciones, ya, en éste y otros delitos integrados a carpetas de investigación. Traducir todos el barrunto de atrocidad como el llamado desesperado a que la Fiscalía General del Estado actúe sin más demoras.
Los sucesos de ayer, en contraposición a lo que debió ser un evento que garantizara el respeto irrestricto a las libertades de manifestación y de expresión, alcanzando inclusive la intolerancia a un periodista del semanario Ríodoce, contrastan con la disposición al diálogo que refrendó el Rector Jesús Madueña, pero con el Gobernador Rubén Rocha Moya y no con el Congreso del Estado. Qué triste que el monólogo de la fuerza distorsione las condiciones para que se den tales acercamientos.
Pero era de preverse que la mesa del diálogo donde buscaban acuerdos el Gobernador Rocha y el Rector Madueña diera el vuelco hacia al punto cero de la negociación al reposicionarse el Mandatario estatal en la transformación de la institución educativa tope en lo que tope, y pertrechándose la autoridad universitaria detrás de la autonomía y la movilización de la comunidad uaseña, a como sea.
Tal escenario de frontalidad comenzó a configurarse con la postura hostil que retomó el dirigente del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, al adjudicarse la autoría de la candidatura y el triunfo electoral que llevó a Rocha Moya al cargo que ahora ocupa, luego la postura del Rector Madueña de interlocución con el Gobernador y no con la 64 Legislatura local, actitud que ayer refrendó en el informe y, para colmo de males, la reaparición del ex Rector Juan Eulogio Guerra respaldando la pertinencia del golpe de timón que la UAS necesita y que es lo mismo que plantean los poderes Legislativo y Ejecutivo.
Las señales previas al segundo informe que Madueña Molina rindió ayer se encargaron de echar abajo la expectativa de la negociación que cobró aliento al anunciarse que la Universidad presentaría la correspondiente iniciativa de reforma a su Ley Orgánica, restableciendo el mecanismo de elección de Rector con el voto de los universitarios e introduciendo derechos como la equidad de género en el organigrama de conducción de la UAS y obligaciones concernientes a la rendición de cuentas. Pero como las noticias positivas son escasas y duran poco se esfumaron con la misma velocidad que apareció el disparate.
Y acto seguido, el golpe seco a la probabilidad del acuerdo lo constituyó la novena denuncia penal contra el Rector Madueña y otros funcionarios de la UAS incluyendo a Guerra Liera, para que sólo faltara el rastro de sangre que dejó la riña que opacó al informe con el ataque al vigilante que por fortuna no pasó a mayores consecuencias. De vuelta a la pedagogía del salvajismo, cómo tarda la acción legal y social para rescatar a la Universidad de este pandemonio.
A no ser que la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica adscrita a la Fiscalía General del Estado lleve la estrategia penal al margen de la maniobra política, a nadie se le blande la denuncia penal número nueve, siete formuladas de la UIPE y dos por particulares, en el contexto de aproximación a consensos. Tampoco las instituciones debieran involucrarse en la trifulca así como hicieron al no acudir al informe de Madueña representantes del Gobierno del Estado y del Congreso, pese a que se había considerado que la Secretaria de Educación, Graciela Domínguez Nava, acudiera en lugar de Rocha Moya. Para qué, además, el exceso de la bancada del Partido Sinaloense que se ausentó de la sesión parlamentaria y acudió en bola a respaldar al Rector, recalcando la injerencia del PAS en la vida universitaria.
Con tantos elementos de contexto que desbordaron ayer, resulta difícil aventurar desenlaces inmediatos. Sueltos o concatenados, los hechos únicamente plantean el apremio de rescatar a la UAS ahora sí en peligro de balcanización. Lo fundamental es que la Universidad salga airosa, como siempre ha sabido hacerlo, a cumplir la encomienda esencial de formar a las mujeres y hombres que le darán a Sinaloa el gran futuro que merece.
Veremos en las siguientes horas si se cumple el refrán positivista que dice que después de la tempestad viene la calma. Si todos los males han de venir en jueves, como le sucedió ayer a la UAS, pues que los demás días de la semana permitan reparar los daños causados al juntarse el informe de labores demeritado por la violencia, las ausencias con sus significados políticos y las denuncias penales agregadas.
Bórrense los testimonios,
De esta apabullante realidad,
Donde todos los demonios,
Andan sueltos en la Universidad.
Pese al panorama adverso que tenía adentro del Auditorio de la Autonomía Universitaria, con ausencias notables y procedimientos jurídicos en ciernes, y el ambiente afuera de choque brutal dirimido con arma blanca, el Rector Jesús Madueña le reconoció al Gobernador Rubén Rocha el apoyo otorgado a la casa de estudios y se declaró abierto al diálogo sólo si éste se da en dos sentidos “que sea de ida y vuelta, no solo de aquí para allá, no que lo quieran poner a uno de rodillas para firmar lo que ellos quieran”.