"La tontería de excluir a 'El Químico'. Mario Delgado y el caos en Morena"
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Ahora sí, cuando Luis Guillermo Benítez Torres se pone al frente de la insurrección de la militancia por el turbio proceso de designación del candidato a la Gubernatura de Sinaloa, el dirigente del Movimiento Regeneración Nacional, Mario Delgado Carrillo, utiliza toda la fuerza de sus órganos sancionadores para inmovilizar políticamente al Alcalde de Mazatlán. Con excesivo rigor, innecesario por cierto, otra guerra política inicia y la unidad interna y credibilidad de Morena podrían ser las primeras en caer en ese renovado frente de batalla.
Nadie sabe si Mario Delgado actúa de motu proprio contra quien sí es, dígase o piénsese lo que sea de “El Químico”, uno de los fundadores de la lucha moderna de la izquierda por llegar a la Presidencia de México. Cuando pocos se atrevían a movilizarse para tumbar los regímenes priistas y panistas, Benítez Torres decidió acompañar a AMLO y correr todos los riesgos inminentes. Ello abre pauta a la interrogante de si el principal inquilino de Palacio Nacional avala el desplazamiento de uno de sus cercanos, dando señales de ingratitud.
Algo muy oscuro hay detrás del inconveniente procedimiento disciplinario que retoma el fallo que el Tribunal Electoral del Estado de Sinaloa emitió desde el 3 de diciembre, para someter a Benítez a los designios tan opacos de la dirección morenista nacional. Huele a vendetta y eso es lo más cercano al tufo de la represión que acabaría por victimizar a “El Químico” y subirle los bonos entre sus seguidores y aquellos que se solidaricen con su circunstancia de mártir.
Ayer por la tarde la respuesta política y jurídica del Alcalde de Mazatlán apeló a la presunción de inocencia frente a la nueva estocada que le asesta Morena. Se acogió al plazo de cinco días hábiles para apelar “la embestida jurídica para privarme del derecho de ser candidato al Gobierno de Sinaloa, lo cual no es algo extraordinario porque la vida interna de los partidos políticos funciona de esa manera: quienes ven alejadas sus posibilidades de representar al partido renuncian al recurso político y acuden a las vías jurisdiccionales y, con razón o sin ella, pretenden frenar a quien tiene la mejor posición y aceptación de los ciudadanos”.
Y sí. El líder nacional de Morena vaciló cuando pudo hacer lo mismo sin que la medida cautelar de suspenderle los derechos partidistas a “El Químico” adquiera el sesgo de la venganza política, pero hoy provoca demasiada inquietud en las filas del partido y la duda de si está operando para la victoria o el revés electoral de Rubén Rocha Moya. Son muchos traspiés en la coyuntura actual como para endilgárselos a la casualidad.
Es verdad que Benítez Torres tiene una sentencia firme por violencia política en razón de género, pero pasó más de un mes para que la Comisión de Honestidad y Justicia la hiciera efectiva. En este espacio se señaló una y otra vez que la convocatoria de Morena le impedía al Edil mazatleco participar en busca de la Gubernatura, pero se le dejó llegar tan lejos que ahora pone a temblar la postulación ya decidida y el desenlace que ésta tenga en las urnas electorales.
Qué difícil es entender lo que Mario Delgado está haciendo con la estrategia para sumar a Sinaloa a la mancha nacional de la transformación que preside Andrés Manuel López Obrador. Primero el titubeo en “destapar” al candidato, luego la farsa de la segunda encuesta que incluiría entre las opciones a Gerardo Vargas Landeros, siguiendo la definición que anunció para enero y la aceleró para el 30 de diciembre. Más recientemente el brete de la alianza con el Partido Sinaloense y ahora la embestida del aparato partidista contra “El Químico”.
Están pendientes también los deslindes de los grupos políticos locales de Morena para conocer quiénes apoyan el resolutivo contra Benítez Torres y los que se formaran al lado de su camarada afectado. El mismo precandidato a Gobernador, Rubén Rocha Moya, debe demostrar que nada tiene que ver en esto antes de que cobre forma un flanco opositor a él cuando viene lo cardinal del proceso electoral y necesitará de aliados en vez de resentidos. Es muy posible que el de Batequitas, Badiraguato, sea víctima colateral de los manotazos de Mario Delgado.
Aún falta por calcular el impacto que el desorden de Mario Delgado tendrá en la campaña de Rocha y las posibilidades de restaurar los daños del líder que parece chivo en cristalería. A no ser que López Obrador tenga que actuar como adhesivo para restaurar al partido hecho añicos, la percepción y estado anímico de los morenistas sinaloenses andan por los suelos.
Y si AMLO no ordena que le limpien el cochinero en Sinaloa, o se decide a hacerlo él, desde los fragmentos de Morena cobrará fuerza la creencia popular que dice que aquí vamos a una elección de Gobernador pacientemente arreglada, sólo que a la inversa de lo que se rumora. ¿Una negociación para que el partido del Presidente pierda las votaciones y las gane el PRI de Quirino Ordaz Coppel?
Reverso
“El Químico”, estaba previsto,
Es ave de la tempestad;
Aunque nadie le había visto,
Las alas a su Majestad.
Hablándole a sordos
Una voz que Mario Delgado y Andrés Manuel López Obrador tendrían que escuchar es la del Alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, que advierte sobre el daño que se le hace a la imagen y unidad del partido, en la antesala de la elección decisiva para Sinaloa. Hasta parece que la posición más sensata es la de aquel que hasta hace poco muchos creían irreflexiva. No obstante, cada cual en su campo político minado, los llamados a corregir se convierten en el esfuerzo inútil de querer hablarle a las piedras.