La salida de Ruth Díaz: dudas y otra hipótesis. ¿Alteró orden de Rocha contra el espionaje?

OBSERVATORIO
    Y el mismo día en que causó baja Díaz Gurría el Gobernador había sido muy explícito por la mañana en señalar a quien todavía era titular de Bienestar. “Una Secretaria que ella cree que es la dueña del área y luego desprecia al resto y menos todavía que los nombré yo”, especificó cuando en redes sociales ya se había ventilado la inconformidad de María Inés Pérez Corral, Subsecretaria de Desarrollo Sustentable, contra quien es ese momento todavía presidía la Sebides.

    Aunque de Rubén Rocha Moya hay que esperar movimientos continuos en el Gabinete porque a sus colaboradores les ha dado una oportunidad pero no la garantía de un sexenio de ineptitudes, llamó bastante la atención que la semana pasada cerrara con la destitución de Ruth Díaz Gurría, quien hasta ese día despachó como Secretaria de Bienestar y Desarrollo Sustentable. Al no convencer del todo la justificación de que el cese se debió a que trataba mal a subalternos designados por el Gobernador, es válido sostener la pregunta de qué detonó la salida de la mujer más empoderada del equipo del Mandatario estatal.

    Es verdad que la funcionaria, habituada a las grandes ligas de la función pública donde llegó a ser Secretaria Técnica de la Presidencia de la República, se encontró en Sinaloa con el contexto de controles que le exigían adaptarse al estilo de gobernar de Rocha y la decisión de integrar a la Cuarta Transformación local a quienes lucharon para hacerla posible. Ella nació y creció en el poder al desempeñarse su padre, Víctor Díaz de la Vega, como Secretario de Salud en el gobierno de Francisco Labastida y los Gurría Lacroix y Gurría Treviño han ocupado cargos de primer nivel en lo financiero y gubernamental.

    Tampoco se le puede endilgar que sea una mujer improvisada y sin capacidades pues, al contrario, era la Secretaria académica y curricularmente más preparada del Gabinete estatal, con maestría en Diseño Sustentable y Desarrollo Medioambiental por la Universidad de Hong Kong y estudios de dirección de empresas inmobiliarias en la Universidad Politécnica de Madrid. Y emigró a Sinaloa desde el círculo más cercano al Presidente López Obrador.

    El ”pecado” podría estar en que llegó al gobierno de Rocha con demasiadas desconfianzas hacia quienes la rodearon en la Sebides, que sí era gente designada por el Gobernador pero consideró no de entera fiabilidad para ella. Es el viejo síndrome de los defeños que al llegar a otros estados vienen ariscos, recelosos, creyendo que el esquema de complots e intrigas tan habitual en el Gobierno Federal opera igual en los estados del País. Así llegó aquella legión de “conquistadores” que en 1986 Labastida trajo a Sinaloa con Esteban Moctezuma, Marcos Bucio e Ignacio Lara a la cabeza, que a la postre se adaptaron y respetaron el estilo del “chilorio power”.

    En este punto debiéramos incrustar aquel episodio cuando en la semanera del 4 de abril Rocha Moya denunció que en una revisión se encontró equipo de espionaje (cámaras, micrófonos y cables) en algunas áreas del edificio sede del Ejecutivo Estatal. Se refería muy concretamente a la dependencia a cargo de Díaz Gurría donde, al llegar a sus labores el lunes, las Subsecretarias y Directores detectaron huellas de calzado encima de los escritorios. Se procedió a realizar la revisión e interrogar a guardias que custodian las oficinas de Palacio de Gobierno y todo apuntó a que se trataba de autoespionaje realizado entre algunos o por uno de los colaboradores del Gobernador. ¿Había escalado tan alto el delirio de persecuciones e intrigas de la entonces Secretaria de Bienestar como para que ella ordenara la instalación del equipo de fisgoneo?

    Pudo ser y existen varios elementos que respaldan tal conjetura: días antes había sido desmantelado el aparato estatal de espionaje que durante varios sexenios funcionó en el Gobierno de Sinaloa; los rastros hallados en oficinas de la Sebides delataron que no fue labor de expertos en Inteligencia sino de personal técnico externo que sin malicia instala esos dispositivos y, aparte, las autoridades estatales no interpusieron las denuncias correspondientes y el tema quedó olvidado en las semanas siguientes.

    En aquel momento Rocha Moya dijo que la instalación de los equipos espías se acababa de realizar y que tuvo que haberse hecho con la complicidad interna. “Puede ser todo, hay gente que agarra manías, esta es una de ellas, que pueden hacerlo porque son prácticas que han venido realizando. Esta es una falta de vocación democrática”, apuntó. En realidad, el gobierno estatal nunca ventiló la hipótesis de que Díaz pudo haber acudido a tecnología de imagen y escucha al sentirse acosada.

    Y el mismo día en que causó baja Díaz Gurría el Gobernador había sido muy explícito por la mañana en señalar a quien todavía era titular de Bienestar. “Una Secretaria que ella cree que es la dueña del área y luego desprecia al resto y menos todavía que los nombré yo”, especificó cuando en redes sociales ya se había ventilado la inconformidad de María Inés Pérez Corral, Subsecretaria de Desarrollo Sustentable, contra quien es ese momento todavía presidía la Sebides.

    Es de sentido común deducir que el Gobernador no iba a prescindir de una colaboradora tan capaz sólo por el hecho de discrepancia de criterios y caracteres con otros integrantes del Gabinete. Si así fuera ya hubiera “limpiado” a la mitad de la administración estatal en funciones. Cuando consideró a Ruth Díaz como “ni mandada hacer” para concretar la 4T en Sinaloa la trajo para un proyecto de largo aliento. Lo que nunca toleraría Rocha es que una mujer de todas sus confianzas haya acudido al autoespionaje en la coyuntura donde él desarticulaba la red de fisgoneo, dando la confortante señal de desbaratar la incultura de la intriga y la tenebrosidad palaciegas.

    Reverso

    Pudo ser de esos virajes,

    Que en la cima de la política,

    Utilizan los espionajes,

    Como medicina ansiolítica.

    Echar luz a lo opaco

    Junto a Marlén León Fontes, de Iniciativa Sinaloa; Jorge Figueroa Cancino, de la Contraloría Social de Mazatlán; Gustavo Rojo Navarro, de Observatorio Ciudadano Mazatlán y con la periodista Sheila Arias como moderadora, mañana martes participamos en un panel de análisis de los riesgos de las adjudicaciones directas en obras y servicios contratados por el gobierno, con enfoque en el caso de las luminarias compradas sin licitar por el Ayuntamiento mazatleco. Allí estaremos a las 10 de la mañana a través de la página en Facebook de Observatorio Ciudadano de Mazatlán.