El 1 de octubre, la ´Presidenta Claudia Sheinbaum va a heredar el sistema político que le deja el Presidente saliente López Obrador. Surge de la restauración del sistema político que creó el PRI a partir de 1920, al término de la Revolución Mexicana, y que se mantiene, con variante, hasta 2000 cuando el PRI pierde la presidencia de la República.
Es el sistema presidencialista autoritario que Enrique Krauze calificó como presidencia imperial, que se articula a partir de cuatro elementos: el Presidente como centro del sistema; la no existencia de la división de los poderes, están sometidos al presidente; el corporativismo, y el paternalismo clientelar.
A estos cuatro se añade el conjunto de atribuciones metaconstitucionales que ejerce el ´Presidente. Entre ellas, manejar al partido oficial como una dependencia más del gobierno.
Al viejo sistema del PRI, en el que se formó el Presidente y que ahora ha restaurado, le añade cuatro elementos: la relación con el crimen organizado; la ideología; desconocer y no dialogar con la oposición, y solo incorporar a incondicionales.
Relación con el crimen organizado. A partir de la estrategia de seguridad trazada por el Presidente de “abrazos y no balazos” y el “no uso de la fuerza pública porque genera más violencia”, se estableció una nueva relación con el crimen organizado. A éste se le deja hacer y avanzar en el control del territorio a cambio de apoyo electoral.
Ideología. En el sistema del PRI dominaba el pragmatismo y era abierto en términos ideológicos. En el nuevo sistema la ideología es solo una, la del pensamiento único, que dicta el presidente. Es una ideología dogmática cerrada donde no cabe otra forma de pensar.
Desconocer a la oposición. En el sistema del PRI, el Presidente y los secretarios dialogaban con la oposición, la tenían en cuenta y le daban un lugar. En la ideología dogmática del nuevo sistema político la oposición no existe. Se le ignora, pero además se le insulta y agrede de manera permanente. No se dialoga con ella.
Solo los incondicionales. En el sistema del PRI se incorporaba al gobierno a personas que tenían su propio pensamiento y no militaban en el partido. Y lo mismo pasaba con expertos que eran contratados por su capacidad incluso si tenían posiciones distintas a las del partido oficial.
En el nuevo sistema, donde la capacidad solo cuenta el 10 por ciento y la lealtad el 90 por ciento, solo tienen lugar los incondicionales. No hay espacio para decir lo que se piensa. Solo existe el pensamiento único. El silencio impuesto por el dogmatismo siempre se hace valer. Hay miedo.
Este es el nuevo sistema político que hereda la Presidenta de la República, que ha sido diseñado por su líder y mentor al que siempre ha manifestado absoluta fidelidad. Entre otras cosas por eso está donde ahora se encuentra. ¿Aplicará fielmente el sistema que hereda? ¿Lo hará un lado y creará otro? Ya lo veremos.