Cuauhtémoc Celaya Corella
No sé si recuerdes Inge, aquella frase que decían los candidatos opositores a los regímenes priistas en los mítines, al público que asistía y los escuchaba. La frase era: Tú agarra todo lo que te den los del PRI y luego vota contra ellos. La traigo a colación porque después del culiacanazo, de tristísimo recuerdo para todos, dicen los analistas que la popularidad del Presidente bajó a menos de 60, lo que indica una pérdida de casi 20 puntos de la cantidad que llegó a tener de aprobación.
Y lo comento Inge, porque alguien me decía que recuperará su puntaje de nuevo al repartir más dinero a las capas sociales que las ve como su apoyo social para efectos electorales. Y puede ser, le decía, sin ánimo de entrar en polémica a quien no sabe polemizar. Pues sí, el viejo método cardenista, repartir lo que no es de él.
Dicen los priistas que al gobierno de la 4T le hace falta autocrítica. Muy difícil de que eso se dé, toda vez que hay una proclividad a la creencia de que son quienes tienen la solución y capitalizan todo a su favor. Los sucesos tristes sufridos por la familia LeBarón lo capitalizó Presidencia para dar la impresión de estar interesado en solucionar ese caso. En mucho abonó el recibirles en Palacio Nacional.
Y si no nos gusta, ellos van derecho y no se quitan. Lo vemos en la aprobación del presupuesto, de cómo la Cámara de Diputados aprobó sin mover ningún renglón, y los senadores nombraron a la señora Piedra en la CNDH, en una votación dudosa y que fue visible a nivel nacional.
Y seguro que aplauden la caída del seguro popular, como aquellos que aplaudieron a López Portillo cuando “nacionalizó la banca, y continuarán de esa manera en los cinco años que restan. No hay liderazgos en contrario, pues quienes pudieran ser, se alinean porque el gobierno representa contratos, obras, en fin, dinero para sus empresas. Por eso se le seguirá facilitando al gobierno actuar como lo está haciendo.
Si cada mañana es un informe, ¿cuántos van en un año? Leí los editoriales ve algunos diarios nacionales, encontré opiniones a favor, opiniones en contra. Las a favor, escritas por quienes de la 4T saben escribir y se animan a verter sus criterios públicamente. Uno de ellos Monreal, quien siente cosquilleos desde ya, porque considera que el dedo del pastor lo puede señalar para 2024, y no desaprovecha oportunidad. El otro, un incondicional, Batres, ambos jefes absolutos en las dos cámaras que conforman el Congreso de la Unión.
Los que publicaron en contra, fueron más Inge, menos Brozo. Y se centraron en señalar la falta de atención a la seguridad, la salud, la economía, el crecimiento y otros temas que también han sido el discurso que va en sentido contrario a lo que se dice en los informes, todos, que dicen siempre lo mismo.
Y mientras eso sucedía, se siguen contando los muertos en cada enfrentamiento que ha sido desde hace mucho tiempo, la premisa en la vida política y social del país.
No acababa de alabar la Secretaria de Gobernación al estado de Coahuila, a donde llevó la representación presidencial por el primer informe del gobernador Riquelme, diciendo que mucho hay que aprender del avance y transformación de dicho estado del norte centro, cuando irrumpió en el municipio de Villa Unión, una célula criminal atacando el palacio municipal, creando caos y miedo en la población, y en la refriega 24 personas oficialmente reportan como fallecidas.
Otro enfrentamiento más que se suman, a todos los que van en el año. Y las autoridades, sin poder reaccionar ante estos hechos. Y lo peor, sin siquiera hacer sentir a la población seguridad con su presencia en las zonas de los conflictos. Ni antes, ni después de los hechos.
Un martes, tres mensajes en redes sociales, tres audios diciendo que por el rumbo de Tepuche deambulaba gente armada, fue suficiente para que surgiera el recuerdo del jueves negro. Una población que con aquel suceso quedó marcada y sus efectos seguirán en la medida que no se disipe, o que se vea una eficiente presencia de las fuerzas del orden, en orden, y se genere una nueva confianza.
Pero mientras no partan de quienes son gobierno, estrategias definidas para contribuir a la seguridad, la educación, la salud, el libre tránsito, la expresión genuina del ciudadano, no se coaccione a la prensa, de nada sirven los desfiles militares y la muestra de su armamento, los discursos con mentiras unas y verdades otras, y se polarice a la sociedad en dos bandos. Esto último genera la idea de que pueden enfrentarse irremediablemente, en una concentración informativa.
Algo declaran como cierto, que la realidad lo descubre como falso. Aun así, la 4T cumplió un año.
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