La prioridad número uno de AMLO

    @dayan_jacobo / Animal Politico / @Pajaropolitico
    Termina el sexenio y la prioridad número uno que se impuso AMLO no solo no se encuentra cumplida, sino que los saldos son criminales: es el sexenio con cifras récord de desapariciones, un intento gubernamental por disminuir las cifras con fines políticos, la impunidad es casi absoluta, no hay respuesta ante la crisis forense, se han politizado los cargos de los responsables y desmantelado los equipos técnicos de la Comisión Nacional de Búsqueda, no hay presupuesto suficiente. Pero lo que menos hay es voluntad política para abordar el fenómeno.

    Desde el inicio del sexenio, AMLO ha declarado en reiteradas ocasiones que su prioridad número uno es la búsqueda de personas desaparecidas. México es un país que, en datos oficiales, rebasa las 114 mil personas que permanecen desaparecidas. Como lo han dicho varias madres de desaparecidos ante las más de 4 mil fosas, el país es una fosa clandestina. La crisis forense rebasa los 52 mil cuerpos en espera de ser identificados.

    Ante este monumental reto, de las escasas acciones realizadas en este sexenio ante la presión de las familias de desaparecidos fue la creación de un Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH) en agosto de 2022. Este surge como segunda opción dada la inoperancia del Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense.

    A menos de un año y medio de su creación el CNIH se encuentra abandonado, sin personal y sin presupuesto. En su inauguración el exsubsecretario Alejandro Encinas prometió que se abatiría el rezago de identificación que es responsabilidad de la Fiscalía General de la República y de las fiscalías estatales, y con ello dar “un paso firme para garantizar el derecho humano a ser buscado e identificado”.

    Termina el sexenio y la prioridad número uno que se impuso AMLO no solo no se encuentra cumplida, sino que los saldos son criminales: es el sexenio con cifras récord de desapariciones, un intento gubernamental por disminuir las cifras con fines políticos, la impunidad es casi absoluta, no hay respuesta ante la crisis forense, se han politizado los cargos de los responsables y desmantelado los equipos técnicos de la Comisión Nacional de Búsqueda, no hay presupuesto suficiente. Pero lo que menos hay es voluntad política para abordar el fenómeno.

    Son los colectivos de familiares de personas desaparecidas quienes siguen en terreno, quienes han tenido que buscar dialogar con grupos criminales para continuar su trabajo. El presidente se ha negado una y otra vez a reunirse con ellas. El abandono del Estado es absoluto y se trata de la prioridad número uno del presidente.

    El horror se profundiza mientras que al presidente solo le interesa acumular poder y seguir desmantelando la democracia.

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