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"Opinión"

"La política como problema y oportunidad"

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    'La historia se repite, hay algo que es una constante, los resultados de las encuestas en Morena no siempre satisfacen a todos los participantes y hay quienes, hasta sostienen, que cuando la persuasión no allana el camino al preferido la encuesta es utilizada para justificar una decisión política'

    jehernandezn@hotmail.com

    A Felipe Guerrero, mi solidaridad.

    Rubén Rocha Moya ya es el precandidato de Morena al gobierno del estado de Sinaloa y se alista para separarse del cargo de Senador y registrarse en tiempo y forma ante las autoridades electorales.

    Esa precandidatura, técnicamente, es producto de los resultados de la segunda encuesta que la Comisión de Elecciones del CEN de Morena realizó para determinar quién de los cinco aspirantes seleccionados sería el que abanderara en Sinaloa el programa político de la 4T.
    El anuncio, luego de un proceso innecesariamente largo, que terminó enturbiando el ambiente y generando falsas expectativas, provocó dos tipos de reacciones entre los seleccionados: Una, de aceptación, de la Senadora Imelda Castro y el Alcalde de Culiacán Jesús Estrada y otra, de rechazo, de Luis Guillermo Benítez, Alcalde de Mazatlán y Gerardo Vargas, líder de la organización civil El Trébol.

    Los primeros se disciplinaron y aceptaron sin más la decisión del órgano partidista, mientras los segundos, salieron al paso afirmando que ellos ganaron la encuesta y conminaban a que Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, mostrara la evidencia que favoreció a Rocha Moya y amenazan si no se atienden sus reclamos con ir a las instancias jurisdiccionales.
    Sin embargo, no cuadran las cuentas: No puede haber tres ganadores, si no sólo uno, y si con esas cuentas Benítez y Vargas, van al tribunal, lo único que van a provocar es que se le deseche por ser notoriamente improcedente.

    La historia se repite, hay algo que es una constante, los resultados de las encuestas en Morena no siempre satisfacen a todos los participantes y hay quienes, hasta sostienen, que cuando la persuasión no allana el camino al preferido la encuesta es utilizada para justificar una decisión política.

    Basta recordar lo que sucedió con la encuesta que resolvió la candidatura de Morena para la Ciudad de México, donde Ricardo Monreal perdió ante Claudia Sheinbaum, pero no quedó satisfecho, sintió que fue una imposición, lo mismo sucedió con las encuestas del más reciente diferendo interno, entre Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo por la dirigencia nacional del partido que vendría a confirmar la debilidad de este instrumento de consulta abierta y, una cosa más, ninguno de los reclamos procedió y menos cambió el sentido de la decisión.

    Ahora bien, sorprende que el Alcalde de Mazatlán coincida con el líder de El Trébol, luego de que afirmó “democráticamente” que él apoyaría a quien resultara ganador de la encuesta “menos a Vargas Landeros” y, más allá, de que sus emociones y quejas, las formalice ante la instancia competente, es obvio su malestar porque sentía que la candidatura la tenía en la bolsa por la “amistad” que lo une a López Obrador y por ende, en su imaginario vio siempre en la instancia partidaria solo una correa de transmisión de la voluntad de AMLO. Y, de acuerdo con su lógica, no sería difícil concluir que no fue Mario Delgado quien le traicionó, sino su propio imaginario, su delirio.

    Viene ahora, la siguiente etapa de la contienda por la gubernatura y en especial contra el candidato o candidata de la coalición electoral ¡Va por México!, en un momento especialmente difícil por la polarización política, las dificultades económicas producto de la caída del empleo, una baja de la recaudación fiscal, más los estragos que está dejando la pandemia en muchas familias.

    En Sinaloa llegaremos al 6 de junio, como lo ha dicho el gobierno y especialistas, con una contracción de los ingresos federales y los correspondientes del estado, además de la deuda histórica que tiene el gobierno del estado y los municipios que obligará a un presupuesto austero y a recortes, en el gasto operativo del gobierno, como ya se manifestó en lo electoral, no tanto, en lo que se refiere a los partidos que recibirán más de 190 millones de pesos -una buena parte de ellos será para Morena- sino lo que reclama el Instituto Electoral que es una grosería al solicitar más de 400 millones para la operación electoral.

    Esta situación adversa obligaría, razonablemente, a un gran acuerdo político alrededor de los poderes del Estado con el fin de pactar un presupuesto anticrisis y con un trato preferencial, en materia de inversión, empleo y salud.

    Una estrategia de este tipo acercaría la política a la sociedad y sentaría las bases para la recuperación económica en el estado, luego de que cientos, quizá miles de empresas, han cerrado sus puertas con el correspondiente despido de sus trabajadores, como lo señalan los informes trimestrales de la Codesin, y más cuando muchos de ellos están ingresando a la informalidad ese ejército que engrosa siempre en tiempos de crisis.

    Así, atrás quedarían las tolvaneras políticas que deja la elección en Morena y que amenazan judicializar un proceso, que nunca debió alargarse en beneficio de la formación morada, pero esa es la política democrática que permite procesar institucionalmente los conflictos.

    Dos reflexiones finales sobre Gerardo Vargas y Luis Guillermo Benítez: Gerardo Vargas, tuiteó inmediatamente después de conocerse la decisión a favor de Rubén Rocha: “Apareceré en la boleta electoral”, lo que indica que tiene un plan B y este, podría ser a través del partido Redes Sociales Progresistas, que ayudó a construir y que hoy tiene registro por una decisión polémica del TEPJF, pues como dijo el consejero Ciro Murayama, al saber la decisión del tribunal: “tiene más problemas que el partido de Felipe Calderón”.

    El caso del Alcalde de Mazatlán, que alega sin nada haber ganado la encuesta, se mueve en arenas movedizas pues, por un lado, se reivindica fundador morenista de hueso colorado y por otro, se pronuncia contra de la decisión de los órganos de su partido, y a diferencia de Vargas, no cuenta con plan B, y muy probablemente sabiendo que su queja no tiene futuro, buscará por esta vía negociar de manera de tener una salida airosa con otra candidatura.

    Pero, quizá ni eso pueda lograr, luego de que sus desplantes emocionales han bajado sus bonos. Véase, simplemente, su reciente consulta pública para saber si debería haber o no Carnaval 2021, y sólo logró atraer a 1 mil 500 mazatlecos, de una población aproximada de medio millón de habitantes y de esos, solo fueron 150 a favor de la iniciativa del alcalde. Nada. Peor, todavía, con los escándalos de corrupción en que se ha visto metida su administración.
    El último de esta semana señalado por el periodista Felipe Guerrero, sin contar las decenas de denuncias que ha documentado la Síndica Procuradora, por lo que sería recomendable empezar por no hacer olas y aguardar sus reconocimientos que forran el muro de atrás de donde lanzó las amenazas contra la dirección nacional de su partido, no vaya a ser que se transforme en boomerang.