La nueva arena de 2024: algoritmos, conformidad y pensamiento crítico

    Lo que ocurre en la web no escapa a las prohibiciones establecidas en la legislación electoral, incluso existe jurisprudencia al respecto. Es verdad que tampoco existe un set de normas específicas y ese es un gran pendiente del Legislativo.

    La sociedad actual no puede concebirse sin Internet y sin las redes sociodigitales. No son un elemento temporal, son un complemento del estilo de vida contemporáneo que tiene influencia en prácticamente todos los campos de la actividad humana. La política y en particular las campañas electorales de 2024, no son la excepción.

    Dependiendo del origen de los contenidos, pueden ser una extraordinaria fuente de información y, desde luego, permiten una forma de participación política fundamental para cualquier sociedad democrática: la libertad de allegarse de información y de producir opiniones con libertad para expresarse.

    Sin embargo, también existen algunos riesgos de sesgos en las creencias de las personas ocasionados por la influencia de las redes sociales por dos elementos importantes: por un lado, la ingeniería de los algoritmos, y por el otro, el poder de la conformidad.

    Los algoritmos en las redes sociales

    En el mundo de las redes sociales, los algoritmos actúan como unos chefs que preparan el menú de lo que vamos a ver en línea, seleccionando cuidadosamente los ingredientes basados en nuestros gustos pasados y presentes. Imaginemos que cada “me gusta”, comentario o publicación compartida que hacemos es como decirle a este chef nuestras preferencias culinarias y, con esa información, él decide qué platos (o contenidos) nos servirá, buscando siempre sorprendernos con algo siempre de nuestro agrado y a la medida.

    Estas reglas matemáticas y procedimientos son los encargados de darle orden al universo de datos que circulan en las plataformas, asegurando que lo que terminemos viendo sea tanto de nuestro agrado como relevante. Pensemos en ellos como unos curadores digitales que filtran y organizan las publicaciones, fotos y videos, priorizando aquellos que tienen más probabilidades de captar nuestro interés, basándose en las interacciones anteriores. Además, existen algoritmos tan sofisticados que no solo toman en cuenta nuestras interacciones sino que, además, son capaces de hacer recomendaciones de contenido basadas en los gustos de personas similares a nosotros en edad, sexo, costumbres de consumo, etc.

    Esta customización es una especie de danza entre lo que mostramos que nos gusta y lo que el algoritmo cree que nos gustará, con el fin de mantener la atención y hacer que la experiencia en línea sea lo más placentera posible. Es un sistema inteligente y dinámico que evoluciona, siempre atento a tus cambios de gustos y preferencias.

    El poder de la conformidad en las creencias y acciones

    Imaginemos ahora un pequeño grupo de personas que se pierden en un bosque, de pronto se encuentran un numeroso grupo que parecen divertirse y también parecen conocer el camino de regreso a las confortables cabañas. El pequeño grupo no lo piensa dos veces y se une a la mayoría. Caminan durante un rato entre risas y charlas pasan junto a un letrero que indica una bifurcación. A la derecha, se encuentran los osos y por lo tanto el peligro; a la izquierda se encuentran las cabañas.

    Los integrantes del grupo numeroso parecen estar seguros de que tomar el lado derecho es lo mejor, aún frente a la advertencia, el grupo pequeño siguió al grupo numeroso por el sendero equivocado. ¿Por qué pasó eso? El Profesor Cass R. Sunstein de la Universidad de Harvard sostiene que la conformidad es una respuesta casi automática para amoldarnos a los demás o a sus expectativas. Cuando llevamos esta experiencia a las redes sociales, cuidar la reputación o evadir el conflicto puede crear cascadas de comportamiento basadas en creencias ajenas o en desinformación.

    Tanto los algoritmos como la conformidad presentan un desafío a la autonomía de las personas en el marco de la participación política, puesto que pueden crear cascadas sociales que son movimientos a gran escala en los que mucha gente termina creyendo algo o haciendo algo debido a las creencias o a las acciones de unos cuantos que se expresaron inicialmente. Pero de eso a que nos encontremos en la jungla por ausencia de reglas hay una brecha significativa.

    ¿De verdad no está regulado lo que ocurre en materia electoral en las redes sociales?

    Por supuesto que está regulado. La materia electoral es dinámica y existen diversidad de supuestos, por eso es compleja. Pero algo importante que debemos considerar es que no solo hay leyes y reglamentos, también existen principios.

    En ese sentido se debe entender la existencia de un bloque de constitucionalidad que contempla el derecho a la información, la libertad de expresión y la equidad de la contienda electoral. El artículo 6º constitucional contempla, en su párrafo segundo, el derecho de toda persona al libre acceso a información plural y oportuna, así como a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por cualquier medio de expresión. Lo que incluye necesariamente el internet y las diferentes formas de comunicación que conlleva.

    El derecho a la información tiene tres dimensiones: el derecho a allegarse información, el derecho a informar y el derecho a recibir información. Esto de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

    De igual forma, el Procedimiento Especial Sancionador (PES) está regulado en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE). Este procedimiento se establece para atender y resolver las denuncias sobre conductas que puedan constituir infracciones a las disposiciones electorales, especialmente durante los procesos electorales. Se encarga de instruir el procedimiento cuando se denuncie la comisión de conductas que violen lo establecido en la Base III del artículo 41 o en el octavo párrafo del artículo 134 de la Constitución, contravengan las normas sobre propaganda política o electoral, o constituyan actos anticipados de precampaña o campaña.

    En conclusión, desde mi óptica, lo que ocurre en la web no escapa a las prohibiciones establecidas en la legislación electoral, incluso existe jurisprudencia al respecto. Es verdad que tampoco existe un set de normas específicas y ese es un gran pendiente del Legislativo.

    Solo que la respuesta a los desafíos no está solamente en la regulación específica sino en el desarrollo e implementación de una política pública de educación cívica, pues la mejor defensa contra la manipulación en cualquiera de sus formas ha sido, es y será el pensamiento crítico de la ciudadanía.

    -

    Especialista en materia político-electoral, comunicación política e innovación

    @RobertHeycherMx
    Animal Politico / @Pájaropolitico

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!