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"OPINIÓN"

"La gran mentira"

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    frheroles@prodigy.net.mx


    A los muchos buenos mexicanos de origen libanés

     

    Es una cuestión de justicia con nuestra historia, con nuestro pasado, con las instituciones y sus creadores, justicia con nosotros mismos. No todo estaba podrido. Esa es una gran mentira. Tuvimos rumbo, lo hemos perdido.

    Había y hoy hay mucha corrupción. Pero visto en retrospectiva desde este nefasto 2020, la bruma se disipa y el estruendo de falsedades subleva. Durante casi cuatro décadas, entre priístas, panistas y perredistas, México mostró al mundo que tenía una ruta por un consenso profundo. Las instituciones democráticas se vieron fortalecidas, recordemos la evolución del IFE ahora INE y las múltiples reformas electorales que nos permitieron salir del sistema autoritario. Fue mérito de la oposición, también de demócratas dentro del aparato. La defensa de los derechos humanos avanzó irrefutablemente gracias a personas como Rodolfo Stavenhagen, Jorge Carpizo, Mariclaire Acosta, Sergio Aguayo y muchos otros. La CNDH nació con Salinas, el innombrable.

    El sistema de salud creció y se fortaleció. Como país dimos batallas muy importantes, desde Guillermo Soberón contra el VIH, hasta el Seguro Popular con Julio Frenk. Nombres destacados en esa área sobran, Kumate, Narro, De la Fuente, Chertorivski, Mercedes Juan y otros. Los programas de vacunación eran una prioridad y orgullo nacional. La Conamed surgió por la preocupación de Zedillo de que siguiéramos la ruta estadounidense de los seguros privados que encarecían brutalmente los servicios de salud. La Cofepris nació en 2001 como potente vigía. Fox también dio vida al Seguro Popular y llevó atención a alrededor de 20 millones de mexicanos. Las carencias sociales, sanidad, agua, electricidad, atención médica, disminuyeron sensiblemente durante esos casi 40 años. Las clases medias implosionaron y explotaron. Crecimos. Nos convertimos en potencia turística. Dejamos atrás la obsesión del estado propietario y poniendo las necesidades sociales al centro. Desde De la Madrid hasta Peña Nieto, Calderón incluido. México abrió su economía con múltiples tratados comerciales, se industrializó, superamos la dependencia del petróleo y nos transformamos en un gran exportador de manufacturas, de los principales del mundo. Que rápido se dice.

    Salinas y Aspe impulsaron la autonomía del Banco Central. Zedillo creó las Afores, insuficientes, pero fue un gran paso. También impuso la flotación y cambió la historia de la paridad. México ratificó su vocación modernizadora creando contrapesos al poder central, al Presidente. Entre críticas Zedillo dio vida a una nueva era de la SCJN. La pluralidad política, la presencia de los órganos reguladores, la apertura informativa y una crítica real y severa, se convirtieron en vida cotidiana. Fox institucionalizó el acceso a la información. Los dineros públicos tienen que estar a la vista. El PRIAN, por más que hoy sea utilizado como lema de democión del pasado, marcó un rumbo, por ejemplo en lo que se refiere a la conciencia sobre nuestro entorno. La Conabio nació en 1992 con Salinas. Las funciones de la Secretaría del Medio Ambiente fueron ensanchándose. Las Áreas Naturales Protegidas recibieron gran impulso de Zedillo con Julia Carabias en la Secretaría. Calderón reforestó en serio. México se comprometió ante el mundo con una agenda ecológica.

    La matrícula educativa creció en todos los niveles, también los presupuestos a las universidades estatales. La ciencia y la tecnología formaban parte de la agenda nacional, y aunque su presupuesto nunca fue lo suficiente, nadie ponía en duda su importancia. El respeto a la voz de México en los foros internacionales se consolidó con grandes cancilleres, Tello y Sepúlveda por citar a dos. Fox, a través de Jorge Castañeda Gutman, impulsó los derechos humanos con el inevitable reajuste.

    No todo estaba podrido ni éramos un país de porquería. Goebbels elaboró la teoría de la gran mentira que permite un gran engaño. Salgamos de él.