La menopausia ha sido vista como una enfermedad o un tabú en nuestras sociedades y no como lo que realmente es: una etapa natural en la vida de todas las mujeres. El impacto de esta perspectiva va más allá del ámbito personal o médico, afectando a las mujeres en distintos ámbitos de su vida, incluido el laboral, el económico y hasta en el espacio político. Si analizamos la menopausia desde una perspectiva de género y derechos humanos quedará más claro esto, así como las consecuencias de seguirla estigmatizando o ignorando.
y desigualdad de género
La menopausia ha sido históricamente tratada desde una perspectiva patriarcal, con un enfoque que subestima sus implicaciones. Este enfoque refleja la discriminación estructural que enfrentan las mujeres mayores de 45 o 50 años y quienes la viven aún antes. Son tratadas como si su valor disminuyera al llegar a esta etapa de vida. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi 1.000 millones de mujeres la estarán transitando para 2025, lo que representa una parte significativa de la población mundial. Las mujeres perimenopáusicas necesitan tener acceso a servicios sanitarios de calidad y a comunidades y sistemas que les puedan dar respaldo. Esto, sin embargo, no es una realidad para la mayoría de ellas y la desigualdad se acrecenta aún más en países en desarrollo.
la menopausia, una cuestión
de justicia, igualdad, inclusión
y ambiente laboral
El concepto de lugares de trabajo menopause-friendly está ganando atención en países como Reino Unido, donde las empresas comienzan a reconocer el impacto de la menopausia en sus empleadas y en el desempeño global de las empresas y los entornos laborales. Un estudio de Mayo Clinic reveló que “Los síntomas de la menopausia plantean desafíos en el lugar de trabajo que pueden manifestarse como niveles más altos de productividad laboral perdida (presentismo), días de trabajo perdidos (ausentismo) y un mayor número de visitas médicas ambulatorias”. En 2020 se calculó que esto tuvo un costo anual en Estados Unidos de US$ 1.800 millones por días perdidos y de casi US$ 25.000 millones en costos médicos. El reporte del Parlamento Británico “Menopausia en el lugar de trabajo” señaló que cada año se pierden 14 millones de días laborales y 1.8 billones de libras en productividad.
Las políticas de inclusión laboral, como la flexibilidad de horarios y la creación de entornos donde se pueda hablar abiertamente sobre la menopausia y se generen condiciones para considerarla en lugar de excluir a quienes la viven, son esenciales para evitar la salida prematura de mujeres de puestos clave en el mercado laboral. El tema apenas empieza a hacerse visible en las mesas sobre inclusión, bienestar laboral, discriminación y espacios seguros, lo que pone en desventaja a muchas mujeres en edad productiva.
Algunas empresas están comenzando a instrumentar políticas específicas para retener a mujeres mayores y mejorar la retención a través de medidas de apoyo psicológico, médico y de flexibilidad laboral. Sin embargo, estas iniciativas son todavía la excepción y no la norma.
Las disparidades globales
La menopausia se vive de manera muy diferente en diversas partes del mundo y esto tiene un componente político y cultural estructural. En Japón, por ejemplo, las mujeres reciben tratamientos tradicionales como el uso de hierbas naturales, mientras que en Europa y América del Norte se recurre a terapias de reemplazo hormonal. En muchos países de América Latina, África y Asia, la menopausia sigue siendo un tema tabú, lo que limita el acceso a la atención médica y al apoyo psicológico necesario.
Desde una perspectiva geopolítica, las mujeres en edad menopáusica son un grupo demográfico que no está siendo debidamente considerado en las políticas públicas de salud, a pesar del envejecimiento global de la población. Países como Suecia y Dinamarca han implementado políticas progresistas en el cuidado de la salud de las mujeres mayores, pero otras regiones del mundo aún no han dado pasos significativos en este tema. No sólo eso, su realidad, necesidades y desafíos permanecen invisibilizados.
El impacto de la menopausia no es sólo personal, también es político. Muchas mujeres en roles de liderazgo experimentan discriminación por la percepción, los estereotipos sobre la edad y las creencias limitantes que decretan que no pueden rendir igual debido a los síntomas menopáusicos y la edad. La gerontofobia sumada a la ignorancia y los prejuicios respecto a la menopausia tienen un impacto directo en la subrepresentación de las mujeres mayores en la política, en los altos cargos empresariales y en diversos espacios de toma de decisiones.
A nivel internacional, se calcula que un poco más del 10 por ciento de la fuerza laboral mayor de 50 años es de mujeres. Este dato es preocupante, considerando que la experiencia y la sabiduría acumuladas por estas mujeres podrían ser un recurso invaluable para la toma de decisiones políticas a nivel global.
A pesar de los desafíos, cada vez más mujeres están llevando el liderazgo del movimiento para normalizar la menopausia y reclamar su espacio en la sociedad. Este activismo, vinculado a la Silver Revolution o Revolución plateada, ha dado lugar a comunidades y movimientos que buscan cambiar la narrativa y desafiar los estigmas que rodean a esta etapa y que están relacionados con la edad, el edadismo y la gerontofobia.
Reivindicar el envejecimiento femenino e impulsar una nueva narrativa en torno a él es un acto político. Las mujeres que viven la menopausia tienen un papel crucial en la transformación social y económica y su experiencia, desafíos y realidad deberían ser reconocidos y visibilizados. La inclusión y la diversidad no deben enfocarse exclusivamente en el género, la diversidad de edad y de realidades en torno a ella forman parte de la misma.
a la agenda global?
La menopausia no ha sido considerada como una prioridad en la agenda global, pero esto está cambiando. Con el envejecimiento de la población mundial y reconociendo que las mujeres viven más que los hombres, la menopausia será una realidad para más mujeres que nunca antes en la historia. Es necesario que organismos internacionales como la ONU y la OMS, países, organizaciones e instituciones, así como los espacios de educación, incluyan este tema en sus agendas de formación, igualdad, derechos humanos y salud pública. Es vital garantizar que el 50 % de la población del mundo tenga acceso a los recursos, información y políticas que necesitan para vivir esta etapa con dignidad y sin discriminación. Es necesario también educar a las generaciones jóvenes en un nuevo entendimiento y comprensión respecto a ella.
La mitad de la población del planeta vivirá esta etapa. Ignorar sus consecuencias y efectos no es una solución. Es una cuestión de inclusión, igualdad, salud, derechos humanos, justicia social y laboral, así como geopolítica que debe ser atendida con urgencia. Ignorar la menopausia no sólo perpetúa el estigma, sino que también tiene consecuencias económicas, políticas, culturales y sociales profundas.
Es hora de naturalizar los procesos de vida de las mujeres y dejar de estigmatizarlas por estar vivas y vivir sus ciclos como corresponde.
@LaClau
-
Internacionalista y politóloga, fundadora de Mujeres Construyendo
www.mujeresconstruyendo.com / @LaClau
Animal Politico / @Pajaropolitico