A principios de esta semana el diario Reforma publicó su más reciente encuesta sobre las elecciones del 2 de junio. En ella encuentra que sus mil encuestados a domicilio en el territorio nacional le dan una ventaja de 24 puntos a Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez. Y en otra encuesta, publicada en la misma entrega, sobre las características personales para gobernar de cada una de las dos candidatas, las respuestas que encontró Reforma fueron abrumadoramente favorables para la morenista.
No es la primera encuesta que levanta Reforma donde la doctora Sheinbaum aparece arriba. En las realizadas a lo largo de un año por este diario ninguna, si no me equivoco alrededor de 10, le daba más de 20 puntos de ventaja a la Jefa de Gobierno de la capital nacional, pero en ninguna salió debajo de Xóchitl, como de hecho no ha sido en ninguna encuesta que se haya hecho en los últimos 12 meses. A los seguidores del triunvirato PRI-PAN-PRD no les gustaban los resultados, pero no se indignaban. Sin embargo, después de la más reciente están enfurecidos, ¿por qué?
Muy probablemente por dos razones:
1) En la primera encuesta de Reforma en la etapa de campañas, a tres semanas de haberse iniciado. Los promotores de Xóchitl decían, de hecho, siguen sosteniendo que todo lo anterior a las campañas reflejaba muy poco o nada de la intención de voto de los ciudadanos, y que sólo a partir de aquéllas se vería verdaderamente la tendencia real del voto. Bueno, pues ya estamos presenciando las campañas, acercándonos al primer tercio de ellas y la ventaja, según este mismo diario, se ha incrementado, así como también ha aumentado la aceptación del gobierno de López Obrador.
Esto último, por cierto, es muy sorprendente porque después del aluvión de reportajes, columnas periodísticas y comentarios en radio y televisión sobre las acusaciones a AMLO de complicidad con los narcos, la violencia criminal en el País que no cesa, la carencia de medicamentos en los hospitales públicos, el incumplimiento de compromisos con gran parte de los productores agrícolas, la crisis en el sector pesquero, la sequía ( la cual llegará a un punto extremadamente crítico para el mes de las elecciones), en fin, los mil y un problemas que no puede resolver la 4T, no parecen hacerle mella a López Obrador.
Es cierto que los programas sociales sostienen a prueba de fuego a la 4T, pero, además, y esto parece casi bizarro, las mayorías que sostienen la popularidad del tabasqueño y de Morena, interpretan de manera muy singular las montañas de críticas, unas bien fundadas y otras sin sustento, que crecientemente le hacen al Peje. Por lo que arrojan las encuestas más recientes, a mayor crítica, mayor aceptación al fundador y líder de Morena. Es increíble, pero a escasos meses de entregar la banda presidencial se está acercando a los máximos niveles de aceptación, según Reforma y varias encuestas más, que tuvo en los inicios de su sexenio.
2) Reforma ha sido el medio periodístico que más sistemáticamente, con abundante información, análisis y ferocidad, ha criticado a López Obrador, la 4T y Claudia Sheinbaum. Nadie podría dudar del antilopezobradorismo de Reforma. Este diario abandonó sin rubor la tesis del periodismo imparcial y objetivo, y adoptó la de la militancia periodística, es decir, la que toma partido son tapujo alguno (como La Jornada, en el lado opuesto), lo cual, por cierto, le ayudó a recuperar lectores entre los millones que rechazan y odian a López Obrador y Morena. Este diario es, con mucho, el favorito de las clases medias y altas del Valle de México, e incluso, de otras partes del País. En sus páginas escriben varios de los más inteligentes intelectuales liberales y neoliberales del territorio nacional, aunque también hay varios fanáticos de ultraderecha.
Por lo anterior, los seguidores de Xóchitl y del triángulo de la Fuerza y el Corazón ven como una traición o, por lo menos como una vil mentira, la encuesta de Reforma. Para ellos, los números arrojados son falsos o son resultado de una encuesta que, dicen, no es representativa. O, en el peor de los casos, tal y como digo al iniciar este párrafo, la califican como una traición canalla.
Se preguntan: “¿Cómo es posible que un periódico como Reforma, que ha señalado de mil maneras el mal gobierno de López Obrador, puede publicar una encuesta donde, él, su partido y su candidata salen por las nubes, y Xóchitl y nuestra fórmula partidaria por los suelos?”
Para los que ahora odian a Reforma, o por lo menos lo repudian en este momento, un diario con su talante jamás debería dar a conocer una encuesta como la que ha provocado un negro torbellino en las filas de la derecha mexicana. Los mismos dueños de este diario, la familia Junco, deben estar odiando la encuesta; pero, lo que es muy cierto, es que este diario, sus directivos y sus dueños, jamás han torcido una medición electoral. Ni en el presente sexenio, ni en anteriores. Han sido plenamente profesionales.
Lo anterior revela que el fanatismo de derecha no puede aceptar nada que les desestabilice sus creencias dogmáticas. Ya no le creen ni al diario vanguardia de la crítica a López Obrador y la 4T.
Lo cierto es que la encuesta de Reforma, como la de Reporte Índigo, del que tampoco nadie puede creer que simpatice con Morena, que se publicó el 21 de marzo, como veintitantas más que se revelaron en febrero, confirman que la derecha mexicana, por lo menos en esta elección, no tiene imaginación ni buena candidata. Como dijo la académica Blanca Heredia: Xóchitl está bien para divertir una fiesta pero no para gobernar a México.
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