La diabetogenia mexicana

    Las tienditas han sufrido una trágica evolución desde aquellos establecimientos que ofrecían alimentos a granel, por peso, hasta lo que vemos ahora donde predomina la comida chatarra, de marcas, productos de unas cuantas empresas globales. En el pasado, en tiempos de los abuelos, en las tiendas de abarrotes o misceláneas predominaban las conservas, los enlatados, los granos, los cereales, las frutas y verduras y comenzaban a introducirse algunos productos como bebidas azucaradas y panes industrializados de grandes empresas, pero predominaban lo que podemos llamar alimentos verdaderos, mínimamente procesados. Actualmente, las tienditas han sido invadidas por productos que ya no son alimentos ni pretenden serlo...

    El sufijo “genia” se refiere a origen o formación, es decir, la diabetogenía mexicana se refiere al origen de la diabetes en nuestro País. Y, en verdad, México es experto en producir diabetes y muertes por diabetes, como pocos en el mundo. Para 2020, la tasa de mortalidad por diabetes fue de 11.95 por cada 10 mil habitantes.

    En 2020, en medio de la pandemia, 150 mil personas murieron por diabetes y 45 mil más murieron por Covid- 19 teniendo diabetes. Es decir, si no hubieran tenido diabetes, seguramente no hubieran muerto por Covid-19 esas 45 mil personas. Podemos decir que ese año murieron alrededor de 200 mil personas por diabetes, una cifra similar a las muertes por Covid-19 reportadas oficialmente ese año.

    Y si hay una causa principal de la diabetes esta está en la dieta, en la obesidad. De hecho, la obesidad tiene una alta responsabilidad en las 4 de las 5 principales causas de muerte en México. El 80 por ciento de las personas que mueren por diabetes tuvieron obesidad y de los 113 mil mexicanos que mueren cada año por enfermedades del corazón, la mitad sufrieron obesidad. Y seguimos, de las 73 mil muertes por tumores malignos, el 41 por ciento tenía obesidad y de las 34 mil muertes por hígado graso, 36 por ciento tenía sobrepeso u obesidad.

    El cambio en la dieta se debe al abandono de los alimentos naturales y mínimamente procesados, a sustitución por el consumo de productos ultraprocesados, al alto consumo de bebidas azucaradas, es decir, comida chatarra y refrescos. Y por comida chatarra no solamente hay que entender las frituras, los dulces, los refrescos, hay que considerar los yogures llenos de azúcar, los malamente llamados cereales que vienen en cajas, los embutidos, el pan blanco y pastelillos, etc., etc. Y en refrescos hay que incluir los néctares, los jugos, las llamadas bebidas de fruta, etc., etc.

    Y si queremos conocer parte muy importante del origen de la diabetes en México, hay que entender que está pasando en nuestro ambiente alimentario. De acuerdo con diversos estudios realizados a lo largo de los últimos 10 años, en las escuelas los niños consumen en una jornada alrededor de 500 calorías cada día, suficiente para subir entre 3 y 5 kilos de peso al año. Esta alta ingesta de calorías la adquieren con el consumo de un promedio de tres productos. Esta condición contribuye a que se estime que uno de cada dos niños mexicanos nacidos a partir del año 2000 va a desarrollar diabetes a lo largo de su vida.

    El otro elemento que conforma este ambiente diabetogénico son los productos comestibles y bebidas que se encuentran de forma preferente a nuestra disposición, lo que se encuentra más asequible. Y esto es lo que encontramos en nuestras tienditas en el barrio que vivimos. En los cerca de millón de tienditas que existen en nuestro País lo que predomina son productos no saludables, ya sea comestibles y bebibles. Las tienditas han sufrido una trágica evolución desde aquellos establecimientos que ofrecían alimentos a granel, por peso, hasta lo que vemos ahora donde predomina la comida chatarra, de marcas, productos de unas cuantas empresas globales. En el pasado, en tiempos de los abuelos, en las tiendas de abarrotes o misceláneas predominaban las conservas, los enlatados, los granos, los cereales, las frutas y verduras y comenzaban a introducirse algunos productos como bebidas azucaradas y panes industrializados de grandes empresas, pero predominaban lo que podemos llamar alimentos verdaderos, mínimamente procesados.

    Actualmente, las tienditas han sido invadidas por productos que ya no son alimentos ni pretenden serlo, así como otros que se presentan como alimentos pero que en realidad no son tales y, de hecho, no son saludables. El extremo del ambiente diabetogénico lo representan las tiendas Oxxo. Basta entrar a un Oxxo para ver lo que hay en los pasillos, en los refrigeradores, tras las cajas, para entender la situación de salud que vivimos. La situación no es muy diferente en la mayoría de las tienditas. Las consecuencias de estos ambientes alimentarios, que algunos expertos describen como ambientes tóxicos, pueden observarse en las estimaciones realizadas por la OCDE que proyecta que en los próximos 30 años los mexicanos perderemos más de cuatro años de esperanza de vida por la obesidad. Nada en la historia de nuestro País, a menos que las guerras de Independencia y Revolución, ha generado una caída en la esperanza de vida y menos de esa cantidad de años.

    Si el ambiente que nos rodea nos lleva a la obesidad y la diabetes, este ambiente es todavía más diabetogénico para las familias que tienen y atienden las tienditas.

    Entre abril y mayo de este año, Dinamia, Investigación Social Estratégica, por encargo de El Poder del Consumidor, realizó una encuesta con propietarios y personas que atienden estas tienditas de barrio en la Ciudad de México, Puebla y Veracruz, así como grupos focales en la Ciudad de México. El estudio muestra la mayor vulnerabilidad en que se encuentran las personas que atienden estas tienditas y sus familias, rodeados de este tipo de productos a los cuales tienen mayor acceso. El reporte expone como consumen una mayor cantidad de estos productos, entre comidas, “para satisfacer antojos, calmar el estrés o la ansiedad”. Entre los productos que más consumen están las bebidas azucaradas. “Diario me tomo una Coca-Cola de litro y medio para subirme la pila”, declara uno de los tenderos.

    El autoconsumo de los productos disponibles en la tienda es una práctica muy común, tanto por quienes la atienden, como por el resto de la familia. La mayor parte de estas personas reconocen que el tener una tienda ha implicado un cambio en su salud, “identifican un antes y un después”.

    El estudio en los tenderos confirma, lo que es evidente y que los intereses económicos de las corporaciones de alimentos ultraprocesados y bebidas endulzadas han querido negar, el ambiente determina la mayor parte de las elecciones, los ambientes alimentarios promueven la enfermedad o la salud. Las corporaciones y sus aliados en los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, así como en los medios de comunicación, repiten el mantra de que la obesidad y sus consecuencias son responsabilidad de los individuos, de malas decisiones personales, a pesar de que la evidencia científica demuestra todo lo contrario, a pesar de que los propios organismos de Naciones Unidas y las organizaciones internacionales de expertos en obesidad diabetes, cáncer -como la Federación Mundial de Obesidad y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer- urgen el establecimiento de medidas regulatorias para bajar el consumo de estos productos que se encuentran junto con el tabaco y el alcohol, entre las principales causas de enfermedad y muerte.

    Los datos que aporta este estudio sobre los tenderos muestra que el autoreporte de diagnóstico de diabetes por los tenderos está muy por encima del promedio nacional de diabetes por edad reportado por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. La siguiente gráfica muestra una mucho mayor incidencia de diabetes entre las personas que atienden las tienditas y la media nacional. Lo anterior demuestra como los ambientes obesogénicos y diabetogénicos producen estas enfermedades.

    Este reporte será entregado a Profeco y Cofepris como complemento a la denuncia presentada por publicidad engañosa de Coca-Cola a través de su campaña “El Amor Multiplica” en la que, en varios de sus mensajes, publicita que apoya a las tienditas y sus familias, cuando en realidad impacta en su salud y en la de los barrios en los que estas tienditas operan. Será materia de otro artículo mostrar la evidencia científica de cómo estas enfermedades aumentan en las zonas en que la disposición de los productos no saludables predomina.