Según datos de Noroeste recopilados en su Informe Diario, desde el 9 de septiembre a la fecha y hasta el día 16 de noviembre, en Sinaloa, el balance es de: 409 homicidios dolosos, 474 personas privadas de la libertad y mil 277 vehículos robados.
Según datos de Amnistía Internacional, el pasado 7 de octubre de 2024 se cumplió un año desde los horrendos ataques de Hamás y otros grupos armados palestinos en el sur de Israel, en los que murieron en torno a mil 200 personas y 250 fueron secuestradas. También se cumplió un año desde el comienzo de la devastadora ofensiva israelí, que hasta la fecha ha matado a más de 41 mil 500 personas y obligado a desplazarse a 1.9 millones en la Franja de Gaza ocupada. Se ha desplazado por la fuerza al 90 por ciento de la población y ha desencadenado una catástrofe humanitaria sin precedentes, poniendo a la población palestina de Gaza en peligro de genocidio, según ha declarado la Corte Internacional de Justicia.
De acuerdo con información de la BBC, el Kremlin acusó este lunes a la administración de Joe Biden de “echar leña al fuego y seguir avivando la tensión” al permitir que Ucrania use misiles estadounidenses de largo alcance para atacar territorio ruso. El portavoz del Gobierno ruso, Dmitry Peskov, afirmó que la medida representa un nuevo nivel de participación de Estados Unidos en la guerra de Rusia en Ucrania.
Moscú reiteró que consideraría un ataque con un misil estadounidense en su territorio como una agresión proveniente de Estados Unidos y no de Ucrania, en un comunicado publicado este lunes.
Mientras, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso advirtió sobre una “respuesta apropiada” si esos misiles son disparados hacia su territorio.
Así se ven las noticias, esa es la lectura de lo local, un reflejo de lo nacional, y la situación en el mundo. Es difícil estar informado y no sentirse desesperanzado.
La desesperanza consume el espíritu, se vuelve muy difícil mirar al frente y concluir “todo va a estar bien”.
Recordé que uno de los filósofos más influyentes del Siglo 19, el danés Soren Kierkegaard, ya se planteaba esta cuestión en su obra La Enfermedad Mortal, donde explora la desesperanza como una condición espiritual inherente a la existencia humana. Kierkegaard describe varios niveles de desesperación, desde la inconsciencia de estar desesperado hasta una desesperación consciente que puede conducir al reconocimiento de la necesidad de establecer una relación con lo absoluto.
Aunque lo que me interesa destacar aquí es lo que postula para salir de ahí. El filósofo lo vincula profundamente con la fe.
Para el autor, el primer paso es reconocer la desesperanza. El primer paso es tomar conciencia, cuáles son las preocupaciones reales, y cuáles pertenecen a ideas falsas.
El segundo es aceptar la dependencia de lo divino, él habla de una relación auténtica con Dios, este en sí mismo es un acto de fe (espiritual, no religioso, que no son lo mismo). Y por último, “convertirse en uno mismo”; para él, superar la desesperanza significa llegar a ser uno mismo, no como un individuo aislado, sino como alguien vive en comunión con lo eterno.
¿Qué tanto estamos dispuestos a aceptar que para la mayoría de nosotros lo que nos sucede es inevitable?
Las ideas de Kierkegaard, para mí, no son alentadoras, pero sí honestas. Creer que mañana todo va a estar bien es un salto de fe, un salto de fe en la humanidad, en el otro, y en uno mismo, y coincido en que es importante reconocerse uno mismo con el todo, yo agregaría, que si bien para nosotros las condiciones materiales que acontecen en el mundo son inevitables, nuestro trabajo en comunidad diario puede hacer una diferencia enorme.
Para mí el salto de fe debe estar acompañado de acciones colectivas que busquen construir ese sueño al que decidimos saltar.
Muchas gracias por leer hasta aquí.
Nos leemos pronto.
Es cuanto.
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@isaacarangureconacentoenlae