La desalinización en
el Golfo de California

    Hay que decirlo muy claro, la desalinización no es una opción sustentable; no mientras que sus desechos afecten al medio marino y a la biodiversidad, sustento de vida para generaciones presentes y futuras; no mientras afecte comunidades que desarrollan actividades socioeconómicas y de conservación; no mientras que afecte actividades económicas pesqueras que afecta la economía de la región y pone en riesgo la seguridad alimentaria del País.

    Ingeniera bioquímica con maestrías en Ingeniería Ambiental y en Economía Ambiental; experta internacional en Sustentabilidad

    @KarinaLIvich

    SinEmbargo.MX

    -

    El Golfo de California es conocido internacionalmente como el acuario del mundo. Es el único mar que pertenece a un sólo país y es 100 por ciento mexicano. En el Golfo de California existen más de 5 mil 900 especies diferentes, de las cuales 383 son endémicas. En 2005 fue declarado Patrimonio Mundial Natural por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (UNESCO). Por su riqueza natural y biodiversidad, este mar alberga el 40 por ciento de las áreas naturales protegidas del País, algunas de ellas consideradas como Reservas de Biósfera, siendo estos espacios del planeta reconocidos por su valor ecológico, biológico y cultural, donde sus pobladores desarrollan actividades socioeconómicas y de conservación.

    Este paraíso natural aporta más del 70 por ciento de producción pesquera y acuícola de México, y los estados que lo rodean, Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora, albergan a la población de pescadores de México más numerosa y productiva del País. En 2021, Sonora se ubicó como la entidad líder en producción de sardina; Sinaloa encabezó la captura de atún; Baja California quedó como el segundo mejor productor de sardina y cuarto de atún; Baja California Sur fue el tercer estado productor de sardina y Nayarit destacó como tercer mejor productor de camarón.

    Cuando se planean acciones en el Golfo de California que atenten el equilibrio del ecosistema marino, además de afectar su biodiversidad, se atenta directamente con el desarrollo económico de la región, con la industria pesquera y acuícola, con la seguridad social de las comunidades pesqueras, con la justicia social y con la seguridad alimentaria. Por décadas, las comunidades pesqueras y organizaciones han realizado acciones importantes para revertir el daño al ecosistema marino que actividades pesqueras y acuícolas inadecuadas y la sobreexplotación pesquera ha generado en el Golfo de California. Tanto comunidades como industria han vivido los efectos de la afectación al ecosistema marino.

    Todo esto se pone en riesgo al considerar establecer a lo largo del Golfo de California procesos industriales que causan un daño sustancial al medio marino. La desalinización toma agua del mar, la trata para quitarle la sal y generar agua potable. Hay dos problemas principales con este proceso. Por una parte, al tomar el agua del mar, no solamente toma agua, dependiendo del tipo de toma, también toman especies marinas, incluidas organismos grandes como peces, mamíferos, pájaros e invertebrados, y organismos más pequeños, como huevos de peces, plancton y larvas. El segundo gran problema es la salmuera, subproducto de este proceso, que además de contener una alta concentración de sal, contiene una alta concentración de químicos tóxicos, lo cual al ser desechado en el ecosistema marino impacta negativamente en la flora y la fauna afectando el plancton y larvas de especies marinas. Al golpear en los primeros eslabones de la cadena productiva marina se detona un efecto dominó que genera una afectación mayor a la vida marina en general, misma que sustenta algunas de las principales actividades de la región como la pesca y el turismo ecológico. Lo ambiental siempre impacta en lo social.

    Estas afectaciones ya se han evidenciado en varios lugares, tales como reducciones de poblaciones de peces, mortalidad de plancton y corales en el Mar Rojo, desaparición de manglares y angiospermas marinas en la laguna de Ras Hanjurah (Emiratos Árabes), y una contaminación importante de los fangos por cobre y níquel en Key West (Florida) donde se detectó la desaparición de las comunidades originales de organismos marinos. Ante la evidente afectación, se ha hecho sentir la oposición a estos sistemas en varias comunidades del mundo. Una de ellas de manera exitosa, donde se detuvo la construcción de una planta desaladora de 1.4 billones de dólares, proyecto de desalinización Poseidón (Poseidon Water), en Huntington Beach, Los Ángeles. Los argumentos para rechazar el proyecto de la planta Poseidón incluyeron cuestiones económicas, sociales, y ambientales, todas ellas sólidamente argumentadas Adicionalmente, se presentaron opciones más viables con una mejor relación costo-eficiencia para atender la demanda de agua proyectada para las siguientes décadas.

    En estos tiempos de avances tecnológicos, donde gracias al mejor entendimiento del origen de la degradación ambiental, se avanza en procesos y tecnologías circulares que buscan eliminar los desechos y la contaminación. Llama la atención que se considere un proceso lineal como lo es la desalinizadora, no circular, como opción una solución “sustentable”. Hay que decirlo muy claro, la desalinización no es una opción sustentable; no mientras que sus desechos afecten al medio marino y a la biodiversidad, sustento de vida para generaciones presentes y futuras; no mientras afecte comunidades que desarrollan actividades socioeconómicas y de conservación; no mientras que afecte actividades económicas pesqueras que afecta la economía de la región y pone en riesgo la seguridad alimentaria del país.

    Estas tecnologías se han convertido en males aparentemente necesarios para solucionar un problema generado por la ineficiencia en el uso del agua, la sobreexplotación de nuestros acuíferos y la destrucción de ecosistemas que generan la producción y facilitan el almacenamiento de agua. Pero antes de voltear a ver la desalinización en Sonora o en el Golfo de California como una respuesta mágica para suministro de agua, debemos atender las pérdidas de agua en las ciudades, más del 50 por ciento del agua que se suministra a nuestras ciudades y se pierde, y le ineficiencia del uso en la agricultura. Esto nos aseguraría el suministro de agua que requiere las ciudades, y nos daría el tiempo suficiente para llevar a cabo acciones que mejoren las fuentes de agua en la cuenca, tales como disminuir la ineficiencia del uso de agua en la agricultura, implementar prácticas de agricultura regenerativa, la rehabilitación ecosistema de cuencas para fortalecer la recarga de acuíferos, mejorar la captación de agua, utilización de agua de lluvia, tratamiento de aguas negras para uso industrial y agrícola, entre otras. Autoridades y sociedad debemos actuar hoy más que nunca ante estas soluciones viables que, además de ahorrar o aportar agua, ofrecen beneficios sociales y ambientales adicionales de gran valor.