Especialistas en economía y finanzas piensan que ésta pudiera ser la década de México, porque el país se contempla muy atractivo para la inversión extranjera directa que aprovecharía la cercanía con Estados Unidos, la economía número uno del mundo y porque México es ya el primer socio comercial de EU con un comercio total de casi 200 mil millones de dólares, con la perspectiva de que en menos de cinco años pudiera ascender a 300 mil millones de dólares. Lo anterior se lograría ante el constante crecimiento de las empresas de nuevas tecnologías, Internet, inteligencia artificial, metaverso y del desarrollo de los avances en energías limpias. Pero sobre éste alegre panorama se ciernen varios nubarrones que pueden dar al traste con la supuesta “década de México”:
En primer lugar, se tienen serios problemas en la generación y transmisión de energía, pues el actual gobierno insiste en que sea la Comisión Federal de Electricidad, la que controle la generación de energía. La CFE tiene, teóricamente, una capacidad de casi 90 mil megawatts, pero con plantas que tienen casi 40 años y que producen menos de 50 mil megawattts. Para 2030 se requerirían 30 mil megawatts adicionales de energía limpia, que tendrían un costo de 40 mil millones de dólares.
Además, a través de la Comisión Reguladora de Energía se está limitando la creación de nuevas empresas de energía limpia y se bloquean o se presiona a las empresas que ya están operando a vender a la CFE, como se hizo con la empresa española Iberdrola, que se trasladó a Brasil donde fue recibida con los brazos abiertos. En resumen, si no hay más energía y más y mejores redes de distribución, que costarían 20 mil millones de Dlls., las nuevas empresas no podrían instalarse.
Algo similar sucede con Pemex que controla la producción, explotación, refinación y comercialización del petróleo. Pemex no pudo aprovechar el posiblemente último boom petrolero, con precios internacionales que superaron los cien dólares el barril y alrededor de 90 dólares la mezcla mexicana; no se logró la meta en la producción de crudo y ahora el precio de la mezcla mexicana apenas ronda los 60 dólares el barril. Pero el problema es mayor en las refinerías que escasamente operan al 50 por ciento de su capacidad; además de que “más del 30 por ciento de su producción es de combustóleo, que la CFE consume con “la emisión de gases altamente contaminantes” (Reforma del 29 de mayo); las refinerías actuales no reciben un adecuado mantenimiento y la nueva de “Dos Bocas”, aunque ya fue inaugurada, todavía no produce ni un barril de gasolina. A lo anterior agréguense las fugas por el “huachicol” y los terribles problemas financieros de Pemex, cuya deuda asciende a 107 mil millones de dólares, con crecientes costos en intereses por las altas tasas que se están pagando.
Otro problema es el de la falta de cumplimiento de los acuerdos climáticos, que no sólo no se podrían cumplir sino que se agravan por el consumo de carbón y de combustóleo en las plantas de la CFE, y también por la política de no conceder más autorizaciones para la generación de energías limpias por empresas privadas. Pero éste gobierno “ha descubierto” ya la forma de alcanzar las metas de “los Acuerdos de París”, que es “considerar como energía limpia la que se genera con la quema de gas natural”, con la cual el País llegaría al 35 por ciento de energía limpia para el 2025; según la Comisión Reguladora de Energía se alcanzó ya el 31.2 por ciento. Pero como dicen en mi pueblo, “esto es lo que dice el borracho, falta lo que diga el cantinero” pues el gas es también un producto fósil, menos contaminante que las gasolinas, pero no se considera energía limpia. Según el experto Víctor Ramírez “están metiendo energía limpia pirata, obviamente esto es un fraude y el mundo lo sabrá (Reforma del 30 de mayo).
Los problemas que tuvo Tesla para sus inversiones en Nuevo León, la venta forzada de los bienes de Iberdrola, la confusión general que se ocasionó con la probable venta de Banamex, en la que el Presidente “metió mano” para imponer comprador o para pretender que lo comprara el gobierno, expropió los bienes del Ferrocarril del Sureste y con amenazas de retirarle otras concesiones hizo que el Grupo México retirara su oferta de Banamex y que Citigroup prefiriera vender la Institución a través de la Bolsa de Valores.
Este asunto de las expropiaciones o intromisión del gobierno en el manejo de las empresas privadas, ha estado mandando mensajes muy negativos a los inversionistas, con o sin “nearshoring”.