Wikipedia: Esta “ciencia de los relojes” ha evolucionado mucho. La cronometría contemporánea está hoy en manos de los físicos atómicos. Fueron ellos quienes, en la década de los 80, desarrollaron técnicas para enfriar y manipular átomos neutros mediante láser que permitieron a los relojes atómicos obtener una precisión que ahora es del orden de e-15 segundos, lo que representa una deriva de un segundo en 10 millones años.
Ser capaz de determinar el tiempo con gran precisión resulta útil para muchas aplicaciones. La cronometría contemporánea hace que las operaciones de sincronización sean más fiables en el ámbito de las telecomunicaciones, como en el caso de la multiplexación horaria. Una escalera de tiempo ultra estable hace posibles operaciones de triangulación espacialmente precisas. Encuentra su utilidad en aplicaciones de transferencia de tiempo, en telemetría láser, interferometría o en sistemas de posicionamiento por satélite. El sistema Galileo, por ejemplo, utiliza relojes de átomos fríos.
Actualmente, las medidas extensas del tiempo proporcionan a los científicos el poder de intentar verificar conceptos como la teoría de la relatividad.
El tiempo es producido por una red de relojes atómicos comparados entre sí mediante una medida de transferencia de tiempo que debe respetar un protocolo que incluye ponderaciones y exclusiones.
El tiempo universal coordinado, abreviado por UTC, define la hora legal del mundo. Se ajusta al Tiempo Atómico Internacional (TAI) mediante una conexión por etapas para tener en cuenta la ligera desaceleración de la rotación de la Tierra sobre sí misma.
Los astrofísicos descubrieron los púlsares de milisegundos en 1982. Son estrellas que giran varios cientos de veces por segundo y emiten ondas de radio. Algunos han planteado la idea de poder utilizar estas ondas para la cronometría, pero el estudio de estos púlsares demostró que no eran estables, ni a corto ni a largo plazo.
Actualmente, los resultados experimentales más prometedores se obtienen mediante relojes de iones y relojes de matriz óptica que ofrecen tasas de precisión que se aproximan 10e−18 segundos.
Mientras que un reloj atómico clásico utiliza las transiciones electrónicas de los átomos, varios equipos de investigación están trabajando en las transiciones nucleares de los núcleos de torio 229m para crear un reloj utilizando trampas de iones.