La ciencia y su influencia en el progreso social son indiscutibles. Desde el inicio de la civilización, ha sido el motor del desarrollo humano, proporcionando soluciones a desafíos complejos y mejorando la calidad de vida globalmente. En México, el compromiso con el avance científico se refleja en un continuo esfuerzo por aplicar el conocimiento adquirido al bienestar de la sociedad. En este contexto, es vital que los académicos e investigadores exploremos cómo la investigación científica puede seguir mejorando las condiciones de vida comunitarias. Nuestro rol va más allá de la comprensión pura del entorno natural; es nuestra misión utilizar el conocimiento que generamos para el bienestar de la humanidad.
La ciencia en México no solo ha marcado hitos históricos, sino que sigue transformando nuestra realidad actual. Más allá de los avances emblemáticos como los de Mario Molina, Luis Ernesto Miramontes y Guillermo González Camarena, científicos mexicanos contemporáneos continúan impulsando innovaciones que mejoran nuestra calidad de vida. Ejemplos recientes incluyen desarrollos en energías renovables, avances médicos como tratamientos novedosos para enfermedades crónicas y tecnologías para la conservación del agua en la agricultura. Estos esfuerzos demuestran el dinamismo del conocimiento científico mexicano y su impacto directo en el bienestar social y el desarrollo sostenible del país.
Las políticas vigentes en ciencia, tecnología y humanidades ofrecen posibilidades de mejora. El progreso social es una responsabilidad compartida, aunque el gobierno tiene el liderazgo mediante la asignación de recursos, la comunidad científica y la sociedad deben impulsar políticas públicas que beneficien a todos.
En el reciente encuentro “Academia y Ciencia en la 4T”, reconocidos académicos como el doctor Carlos Karam Quinonez y el doctor Santiago Insunza Cázarez brindaron reflexiones sobre la interacción entre política y ciencia. Destacaron que las políticas actuales en México muestran un enfoque en el apoyo directo a la investigación y la educación científica. Por ejemplo, localmente con CONFIE lanzando convocatorias anuales para investigadores, estudiantes y el público general. A pesar de un presupuesto históricamente bajo para la ciencia, se ha registrado un aumento durante el gobierno actual, reflejando un compromiso creciente con el sector. Estas políticas están diseñadas para fomentar el avance científico y tecnológico y, en última instancia, mejorar el bienestar social a través de la innovación y el conocimiento.
Este encuentro es un reflejo de un esfuerzo a nivel nacional para establecer las bases de futuras políticas científicas. Es crucial resaltar en dicho esfuerzo nacional la participación de figuras como la doctora Jesús Ofelia Angulo Guerrero de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México y la Senadora Imelda Castro Castro, quienes desde sus respectivos ámbitos tienen la capacidad de impulsar con éxito estas iniciativas. Sin embargo, para que estas políticas tengan un impacto duradero, es imprescindible que se ofrezcan recomendaciones claras y se esbocen estrategias concretas por parte de la comunidad cientifica, el gobierno y la sociedad en su conjunto.
La comunidad científica debe ser un protagonista activo, no solo en el ámbito académico sino también en el espacio público. Los académicos debemos aprovechar plataformas como ‘Academia y Ciencia en la 4T’ para liderar el diálogo sobre cómo la ciencia puede abordar de manera efectiva los problemas sociales urgentes. Animemos a cada profesional y estudiante de disciplinas académicas a organizar y participar en talleres, simposios y eventos comunitarios que promuevan la aplicación práctica del conocimiento científico para resolver desafíos locales. Asimismo, instamos a la sociedad en general a fomentar una cultura científica activa, asistiendo a eventos, debatiendo políticas y respaldando la educación STEM. Padres y líderes sociales deben incentivar la curiosidad científica en los jóvenes, promoviendo su involucramiento en la ciencia. El progreso científico es un esfuerzo común.
Para avanzar hacia el fortalecimiento de la ciencia en México, recomendamos una mayor inversión en investigación y desarrollo, la implementación de políticas que incentiven la colaboración entre universidades y la industria, y el fomento de una cultura que valore y apoye la ciencia y la educación. Es esencial que los planes de estudio en todos los niveles educativos incluyan una sólida formación en ciencia y pensamiento crítico. Además, se deben crear plataformas para que los logros científicos mexicanos sean reconocidos y aplicados a nivel nacional e internacional, asegurando que el conocimiento generado beneficie a toda la sociedad.