Rafael Morgan Ríos
Un problema que ha crecido en gravedad, extensión y cantidad de personas afectadas, es el de las migraciones en este Siglo 21, pues los conflictos internos en diferentes países, o bien las guerras, los problemas económicos, de salud o simplemente el traslado de personas buscando una mejor oportunidad de vida, han provocado la migración de millones de personas que llegan a países que ellos creen que están en mejor posición económica y social, pero están siendo rechazados o expulsados, pues se convierten en una carga en estos tiempos de escasez de empleos para los ciudadanos propios, pero además, han provocado el resurgimiento de sistemas y líderes nacionalistas y conservadores, que han tomado como bandera política el rechazo a los migrantes:
1. En la Unión Europea, Italia tiene ya un gobierno extremista que rechaza a los migrantes procedentes de Libia, rescatados por barcos italianos y ahora no encuentran punto de destino; en Alemania los partidos neofascistas ganan electorado con su oposición a las políticas aprobadas para recibir migrantes de Medio Oriente y de África, lo mismo está pasando en Francia, Grecia y España.
2. En Estados Unidos, Donald Trump ha establecido políticas muy duras contra los inmigrantes, sean musulmanes a quienes acusa de terroristas, sean latinos, a quienes acusa de delincuentes o simplemente a todo aquel que “viene a quitar empleos a los norteamericanos”.
3. En América del Sur está el terrible caso de Venezuela, en la que se ha obligado a 2.3 millones de venezolanos a huir a Colombia, Perú, Ecuador y Brasil, ocasionando un grave problema socio-económico y hasta casos de xenofobia en Brasil; en Colombia no encuentran salida para más de un millón de refugiados venezolanos, e igualmente Perú con más de 400 mil.
Mientras tanto, ni la ONU, ni la OEA han encontrado alguna solución. Hace unos días se celebró la llamada Cumbre de Quito en la que Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Ecuador, México, Uruguay, Panamá y Paraguay, firmaron un acuerdo para recibir a migrantes que acudan a esos países y otorgarles refugio y asistencia humanitaria.
4. En México, el problema es todavía más complejo pues se tiene emigración, inmigración, “repatriados”, los desplazados, la migración del área rural a las ciudades y los trabajadores temporales:
Durante muchos años México ha exportado millones de mexicanos a Estados Unidos en búsqueda de mejores condiciones de vida, mismos que eran “aceptados” por la sociedad norteamericana por conveniencia económica, pues han sido mano de obra barata para trabajos pesados y difíciles. Estos migrantes mexicanos se han estado integrando a la cultura estadounidense con ciudadanía, con visa o bien irregularmente, pues obtienen ingresos muy superiores a los que se obtendrían en México por el mismo trabajo.
Para México ha sido una válvula de escape ya que su economía no ha generado suficientes fuentes de trabajo, además, esos ciudadanos en el extranjero han estado enviando remesas en dólares que mucho ayudan a la economía familiar y nacional.
Pero ahora están llegando miles de migrantes de Centro América que pasan por México para llegar a Estados Unidos, ocasionando un doble problema: es decir el tránsito irregular por el país y el de su ilegal presencia en Estados Unidos; además, se “han colado” algunos elementos indeseables que han ocasionado problemas de delincuencia y narcotráfico en el país del norte, lo que ha exacerbado la postura xenofóbica del Presidente Trump, quien ha amenazado con un muro de 3 mil kilómetros en la frontera con México y con expulsar a todo migrante irregular que encuentre.
Además, ahora México tiene que recibir a los “repatriados”, es decir a los expulsados por Trump, conseguir trabajo para ellos y reintegrarlos a la sociedad.
A mayor abundamiento, el gobierno y la sociedad deben solucionar el problema de los desplazados por la inseguridad, junto con la migración natural que se da de pobladores de las zonas rurales a las ciudades y poblados donde haya trabajo y servicios públicos, así como los trabajadores eventuales que cada año se mueven con todo y familias de un lugar a otro siguiendo la ruta del trabajo.
El problema general es tan complejo que se requieren soluciones regionales, como la Cumbre de Quito en América del Sur; algo similar entre América del Norte y Centro América y la de la propia Unión Europea y los países del Medio Oriente y África. El dolor humano de padres de familia, niños y jóvenes sin hogar requiere soluciones humanitarias y cristianas de aceptación del prójimo.