La boca de un tiburón

    El trato digno hacia los migrantes no tiene que significar la desatención de las fronteras. Como alternativa a la contención restrictiva se posiciona el paradigma de la integración y el respeto a los derechos humanos, entre ellos el libre tránsito y la seguridad.

    México no ha podido desmarcarse del vergonzoso rol que Estados Unidos le ha conferido en el control de la migración humana que se dirige al norte del Continente, proveniente de países del Caribe, Centro y Sudamérica, huyendo de la miseria, la persecución política y la falta de oportunidades.

    En las últimas semanas, el Gobierno mexicano se ha dado a la tarea de interrumpir el trayecto de trenes de carga para interceptar a cientos de migrantes con la intención de deportarlos antes de que puedan alcanzar la frontera con Estados Unidos.

    Los operativos son realizados por policías estatales, militares y agentes de la Guardia Nacional, que portan armas como si se tratara de golpes estratégicos para combatir al crimen organizado.

    La contención migratoria es una medida restrictiva diseñada para México, por Estados Unidos, como condición para la integración comercial con América del Norte, pero que fue puesta en marcha hasta que recientemente el País se convirtió en un territorio de tránsito para la migración.

    Para algunos analistas esta es una situación en la que México no tiene un claro margen de maniobra, tanto por el poder de coacción del Gobierno norteamericano sobre nuestro País, como por las repercusiones económicas, políticas y hasta militares que tendría el dejar fluir la migración de manera libre, siendo que para Estados Unidos este es un tema sensible y hasta de seguridad nacional.

    Pero el trato digno hacia los migrantes no tiene que significar la desatención de las fronteras. Como alternativa a la contención restrictiva se posiciona el paradigma de la integración y el respeto a los derechos humanos, entre ellos el libre tránsito y la seguridad.

    Hogar: Poema de Warsan Shire, refugiada Somalí

    “Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón. Solo corres hacia la frontera, cuando ves que toda la ciudad también lo hace. Tus vecinos corriendo más deprisa que tú, con aliento de sangre en sus gargantas.

    “Solo abandonas tu hogar, cuando tu hogar no permite quedarte. Tienes que entender que nadie sube a sus hijos a una patera (balsa) a menos que el agua sea más segura que la tierra. Nadie abraza las palmas de sus manos bajo los trenes, bajo los vagones, nadie pasa días y noches enteras en el interior de un camión, alimentándose de hojas de periódicos, a menos que los kilómetros recorridos signifiquen algo más que un simple viaje.

    “Nadie se arrastra bajo las verjas, nadie quiere recibir los golpes ni dar lástima. Nadie escoge los campos de refugiados o el dolor de que revisen tu cuerpo desnudo. Nadie elige la prisión, pero la prisión es más segura que una ciudad en llamas.

    “Váyanse a casa, negros, refugiados, sucios migrantes, buscadores de asilo, quieren robarse lo que es nuestro, huelen raro, salvajes. Destrozaron su país y ahora quieren destrozar el nuestro. ¿Cómo puedes soportar las miradas, las palabras sucias?

    “Quiero irme a casa, pero mi casa es la boca de un tiburón, mi casa es un barril de pólvora, y nadie dejaría su casa a menos que su casa la persiga hasta la costa, a menos que tu casa te dijera que aprietes el paso, que dejes atrás tus ropas, que te arrastres por el desierto, que navegues por los océanos.

    “Naufraga, sálvate, pasa hambre, suplica, olvida el orgullo, tu vida es más importante.

    “Nadie se va de casa hasta que la casa es una voz sudorosa en el oído que dice: vete, corre de mí ahora, no sé en qué me he convertido, pero sé que cualquier lugar es más seguro que este”.

    Repudio a la violencia

    Hamás no es el estado palestino. Me parece brutal la satisfacción que causa a algunos el asesinato de civiles israelitas. La liberación del pueblo palestino debe conseguirse por medios pacíficos, el diálogo y la concertación. A pesar de ello, suscribo la idea de que la cobertura de lo que está ocurriendo debe incluir el contexto de décadas de ocupación militar, un sistema racista de apartheid y su brutal asedio a millones de palestinos en Gaza.

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    jorge.ibarram@uas.edu.mx