Juicio en cámara lenta a ‘El Químico’
Cuando la justicia imparte prórrogas
En sentido contrario a la impaciencia de los mazatlecos para que los delitos que se le imputan al ex Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres reciban el cerrojazo de la justicia, las instancias responsables de hacer valer la ley exhiben la lentitud que le brindan al inculpado, cómplices y sus defensores con prórrogas que para el olfato ciudadano traen el tufo de la impunidad. En este tipo de prebendas dadas a personajes con poder es donde cobra fuerza la presunción de que la norma jurídica se aplica según sea la jerarquía política, económica y social de los enjuiciados.
El seguimiento al manejo que las instituciones de procuración e impartición de justicia le han dado al caso de “El Químico” arroja el compendio de tratos atípicos que hacen malpensar sobre lo blandengue de sanción que derivará. Ande, vaya usted señor acusado y tómese todo el tiempo del mundo en revisar los expedientes. Y la postergación, en el más amplio sentido del término, agrada al indiciado y desespera a la sociedad.
Es que la “tortuga” judicial hizo otras de las suyas el miércoles 12 de abril al ampliar 15 días más el plazo inicial de mes y medio que el 1 de marzo se les otorgó a los abogados de Benítez que pidieron tiempo para revisar la carpeta de investigación y preparar la defensa. Al paso que van para cuando el equipo jurídico esté listo habrán prescrito los delitos o bien el defendido ya habrá cumplido en libertad la pena que le determinen.
Con dos procesos punitivos en curso, uno por el daño a las finanzas del Ayuntamiento estimado en 60 millones de pesos por la compra irregular de luminarias que benefició a la empresa Azteca Lighting, y otro por utilizar el erario municipal para comprar regalos que entregó el Día de las Madres de 2022, Benítez Torres escapa una y otra vez del banquillo de los acusados y junto a él la libran también los cuatro que fueron sus colaboradores. Burdamente, la ruta para eludir la vigencia de la norma jurídica se la traza el sistema judicial.
Esto pinta mal, con el mismo matiz oscuro que ensombreció la labor de la justicia cuando al principio del Gobierno estatal anterior, que presidió Quirino Ordaz Coppel (2017-2021), se destaparon tantas cloacas del mandato que encabezó Mario López Valdez (2011-2016) que las entidades competentes decidieron mejor ayudar a clausurar las sentinas desbordadas en lugar de sanearlas con la ley en ristre. Los corruptos, señalados por el pueblo, acabaron siendo los ganones quedándose con el dinero desfalcado y consumando la afrenta al marco legal riéndose de éste a carcajadas.
Hasta hoy el tiempo opera a favor de “El Químico” puesto que las manecillas del sistema sancionatorio van en sentido opuesto a la exigencia de castigo que plantea la sociedad. Entre más lapso corra y mayor apatía reine, es menor la posibilidad que ven los mazatlecos de sentirse resarcidos por la acción de la legalidad, cayendo la confianza general en el mismo laberinto del escepticismo en cuyo fondo yace la esperanza. Por más que nadie quiera perder la fe en las instituciones, la lentitud con que se mueve el marro de los jueces coadyuva a la expectativa de los desalentados.
En algunos casos los tribunales acceden displicentes a las moratorias de los juicios, pero en otros sí hacen valer raudos las cuatro reglas cardinales de la justicia: pronta, expedita, completa e imparcial. En el caso que nos ocupa, cada vez más el sentido común, el que nunca se equivoca, otea la maquinación mediante atenuantes jurídicas que son capaces de hacer que Benítez Torres salga en calidad de héroe de los estrados, en brazos de los mismos ciudadanos agraviados.
Es verdad que el expediente de 30 mil páginas, aparte de las que sean agregadas, no se puede leer en un día, pero también constituye coartada el hecho de que los defensores soliciten 2 meses para revisarlos. Saben que las horas y los días ganados contribuyen a disipar los hechos, la probanza y sobre todo la indignación de los pobladores ofendidos. Así es como se concatena el Eclesiastés de los impunes: hay un tiempo para pillar, y un tiempo para ralentizar el Estado de derecho.
Tanta tardanza exaspera a quien sea, inclusive al que abusa del principio de presunción de inocencia y adopta el rol de víctima quejándose del desgaste físico y emocional que el incipiente proceso penal le causa. Volvemos a las mismas de siempre porque el culpable podría terminar siendo el agraviado y las verdaderas víctimas y trasmutan a responsables de hacer que se sienta mal el transgresor.
Está en su derecho el ex Alcalde Benítez de experimentar “la angustia de no saber qué va a suceder”, aunque por encima de ese estado de ánimo personal permanece la obligación de que la justicia les haga saber a los mazatlecos qué fue lo que sucedió con el dinero de ellos, aportado vía impuestos. En igualdad de condiciones, “El Químico” obstinado en su alegato de la conciencia tranquila y la ciudadanía empeñada en las cuentas claras, veamos a quién la ley le da su merecido.
Lo que Benítez Torres procura,
Es que a esta justicia tardía,
Se le ablande la mano dura,
Y lo solape con alevosía.
Al menos el gobierno de Juan de Dios Gámez en Culiacán muestra creatividad para ampliar la oferta de esparcimiento en una ciudad cuya rutina se había vuelto monótona sin más opción que encerrarse en una plaza comercial o sentarse en las bancas de la plazuela Obregón a ver pasar los carros. Primero la Feria Internacional del Libro y ahora el Festival del Globo, del 29 al 30 de abril en la zona del vaso de la presa Sanalona conocida como Narnia, agregan alternativas que depende de los culiacanenses si las hacemos nuestras o las echamos a perder.